Mucho ruido, pocas nueces
Tengo que confesarlo, la semana que acaba me asusté una mañana. Como acostumbro hacer, me lo impone el azúcar y la edad, salí a mi caminata después de desayunar, dispuesto a recorrer los ocho kilómetros diarios en algo menos de dos horas solo con una parada técnica (cuestión prostática) en el bar de costumbre. Como ...
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