Érase una vez
Érase una vez un niño que cogía un trapo rojo y simulaba dar capotazos. No tenía miedo al toro. Ni a las cornadas. Con el tiempo, dejó la espada y la muleta. Las cambió por un balón. No tenía miedo a la derrota. Ni a quedarse por el camino. Los años pasaron y entonces pensó ...
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