A Fito y a su hijo
-Pitita, yo así no puedo jugar, así no me sale mi mejor swing, con esos diez mirando, pero, ¿esa gente que es lo que pretende, todo el día subida en la verja? Ya ni se puede jugar tranquilamente al golf.
– A mí me dan pena los pobres, pero es verdad, cuando se ahogan en el Estrecho no les vemos esa cara de envidia, que es lo que nos tienen, envidia…
Son lo perfiles de las ciudades, cuando anochece, cuando el día empieza a dar paso a la noche, esa hora entre chien et loup, justo cuando la luz cede su espacio a los sueños y muchas veces a las pesadillas. Es el momento en que cada ciudad adquiere su silueta recortada sobre el cielo en el que agoniza el último día vivido. Nueva York con sus rascacielos de Manhattan, Madrid con su Pirulí, Cádiz con sus torres, cúpula de la Catedral…, y Ceuta y Melilla con decenas de personas encaramadas encima de una valla asesina de esperanzas y derechos que, según el ministro del Interior y de la obra, es el sitio donde la Guardia Civil nos protege de hombres atléticos, violentos y que escupen mientras gritan ébola, ébola. Y justo esas personas, encima de una valla, con nuestra indiferencia dejan de ser personas, así podemos seguir jugando al golf.
Mientras, como en la canción del Nano del Poblé Sec (Joan Manuel Serrat):
Disculpe el señor
si le interrumpo, pero en el recibidor
hay un par de pobres que
preguntan insistentemente por usted.
Esta línea del horizonte, como otros la llaman, no es constante en el tiempo, porque ciudades y poblaciones cambian; allí donde habían dos torres gemelas, durante algunos años no hubo nada, Madrid incorpora no hace demasiado tres rascacielos, y su sky line cambia. Cádiz en las últimas semanas incorpora la silueta de los aguadores y cisternas de agua, que por gentileza de Aguas de Cádiz tendrían que llevar ese logotipo tan teófilo, Cádiz la ciudad que funciona, y si no, se ríe.
Hablan en los mentideros de la gran amistad, más allá del colegueo, entre Teofila y Rato, si, entre el que, según Bárcenas, de los que mas recibió y Teófila, solo treinta mil, pero tengo que decir, al menos (por ahora) que Teófila es Teófila, tanto en Génova como en Cánovas del Castillo, mientras que Rato ha pasado ya, como otros, a ser considerado “esa persona de la que me habla”. Creo que nuestra alcaldesa, lideresa, dentro de nada pasara a ser ‘esa personesa de la usted me habla’, y como a los calcetines de colorines de Chiqui Pérez Peralta, nadie los echará en falta en Cádiz.
George Brassens cantaba eso de:
Le temps ne fait rien à l’affaire.
Quand on est con, on est con!
Qu’on ait 20 ans, qu’on soit grand-père
Quand on est con, on est con!
Si cambiamos ‘con’ por ladrón, hijo puta… (ponga usted su adjetivo), tenemos una valoración muy aproximada de los fenómeno actuales, llámense Pequeño Nicolás, Acebes, Teofila, o Francisco.
Es cierto que a veces cuesta ser optimista, cuesta seguir creyendo en las personas, pero de pronto ves una foto de un amigo, Fito, con su hijo. Miras a los ojos del uno y del otro y te das cuenta de que el futuro solo les pertenece por derecho a la gente que apuesta por él. Y después lloro con Fito de alegría, y pienso, que suerte tengo de contar con personas como Fito de amigos. DIARIO Bahía de Cádiz