El Corredero de Bodegas Miguel Guerra, ubicado en Chiclana, acoge en la tarde de este miércoles día 20 la celebración del primer Campeonato de acoso y derribo de la provincia de Cádiz, organizado por el Club Deportivo Garrochista de La Janda, con el apoyo de la Diputación y del Ayuntamiento chiclanero. El acoso y derribo es una modalidad que aúna el dominio del caballo con la cultura taurina y deriva de las primitivas faenas camperas.
El Corredero de Bodegas Miguel Guerra, ubicado en término municipal de Chiclana, acoge este miércoles 20 de agosto a partir de las 16.30 horas la celebración del primer Campeonato de acoso y derribo de la provincia de Cádiz, organizado por el Club Deportivo Garrochista de La Janda, con el apoyo de la Diputación y del Ayuntamiento chiclanero.
Hay previsto premios al mejor equipo concursante, equipos que estarán integrados por tres colleras, y al mejor garrochista.
El acoso y derribo es una modalidad que aúna el dominio del caballo con la cultura taurina y deriva de las primitivas faenas camperas; siempre ha sido una parte importantísima en la cría del ganado bravo, pues sirve para testar la bravura, las cualidades o defectos, empuje, galope o la querencia de los erales a buscar la lucha.
Un motivo por el que “desde el Ayuntamiento de Chiclana no hemos dudado en apostar por la tradición, porque este espectáculo se remonta a varios siglos atrás, y es parte de nuestra cultura”, señala el concejal de Turismo, José Manuel Lechuga, en un comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, en el que anima a aficionados y turistas a presenciar “un espectáculo que a buen seguro no les dejará indiferentes”.
Su tradición, como espectáculo en sí, se remonta al siglo XVIII, siendo esta la suerte que menos modificaciones ha sufrido con el paso del tiempo, según informa la organización de este campeonato.
Los inicios van aproximadamente hacia 1850 coincidiendo con la época en que los ganaderos debieron cuidar especialmente la selección de bravura con la práctica de tentaderos. De 1900 a 1950 se consolida la disciplina hasta alcanzarse la edad de oro del acoso y derribo. En los años sesenta del pasado siglo, la disciplina decae por el abandono del campo de muchos ganaderos. Pero en la década de los setenta comienzan los primeros campeonatos oficiales de la disciplina.
En la actualidad se ha convertido en una modalidad espectacular. La competición se realiza por colleras, un garrochista y un amparador, siendo este último pieza clave para la culminación del derribo. Todos los participantes deben tener licencia deportiva para tomar parte en las distintas competiciones y concursos que se celebran en distintas comunidades autónomas.