Navantia San Fernando acogía en el jueves el acto de puesta de quilla de la quinta y última corbeta del programa en marcha para la marina de Arabia Saudí, que será bautizada como Unayzah. El primer bloque, el 401, uno de los de la cámara de máquinas, ya reposa en su grada 2.
Con este enésimo hito, el astillero isleño continúa “cumpliendo los plazos inicialmente previstos” y avanzando en este polémico contrato (no hay que olvidar que se están construyendo buques de guerra para un país que no respeta los derechos humanos) que alcanza un importe de 1.800 millones de euros y representa el mayor de la historia de los astilleros públicos españoles con un cliente extranjero; está en vigor desde noviembre de 2018 (y negociado desde 2015), y “beneficia a todos los astilleros de la compañía”.
En estos momentos, Navantia ya tiene tres corbetas a flote (la tercera se botaba a finales de marzo), una más completamente montada en grada y la quinta, cuya quilla se ha puesto ahora, en el proceso de construcción. El próximo hito está previsto para julio y será la botadura de la cuarta unidad, según recoge DIARIO Bahía de Cádiz de fuentes de la compañía.
Estos barcos de guerra tienen una eslora de 104 metros, una manga de 14 y son capaces de transportar a un total de 102 personas entre tripulación y pasaje. Alcanzan una velocidad máxima de 27 nudos y, entre otros aspectos, tienen capacidad para llevar a bordo provisiones para 21 días. Los cinco buques se construyen en el astillero de San Fernando, con el apoyo del de Puerto Real, principalmente. El último barco, si se cumplen los planes, deberá ser entregado en el año 2024.
El diseño de estas corbetas (basadas en el Avante 2200, como las que se construyeron años atrás para Venezuela) es de última generación, maximizando a la vez la participación de Navantia mediante la incorporación de productos propios, como el sistema de combate CATIZ, el sistema de comunicaciones integradas HERMESYS, la dirección de tiro DORNA, el Sistema Integrado de Control de Plataforma y el puente integrado MINERVA, junto con otros equipos desarrollados por la empresa naval española bajo licencia, como los motores de MTU o las cajas reductoras de RENK.
Este contrato, en teoría, supone una carga de trabajo global de alrededor de siete millones de horas que, traducido a empleo, son unos 6.000 anualmente durante cinco años, De estos, más de 1.100 son empleados directos, más de 1.800 de contratas y más de 3.000 empleados indirectos generados por otros suministradores. Serán más de 100 las empresas auxiliares que colaboren en este proyecto.
El programa incluye, además de la construcción, el suministro de varios servicios tales como, apoyo logístico integrado, adiestramiento operacional y de mantenimiento, suministro de centros de formación y adiestramiento para el sistema de combate y sistema de control de plataforma de los buques, y los sistemas para el mantenimiento de los buques en la Base Naval de Jeddah.