“Si la intención del Gobierno municipal es trasladar dicho homenaje franquista a otro espacio público de la ciudad, será cómplices de una reinauguración poco justificable, mientras aún permanecen en fosas (halladas y por hallar) las víctimas de aquella barbarie que lideró, entre otros, el general corrupto Varela”. Es la contundente reacción del Ateneo Republicano y Memorialista de La Isla a raíz de conocerse que la obra de remodelación de la plaza del Rey, que el Ayuntamiento acaba de sacar a licitación por algo más de 1,4 millones de euros, y que contempla la retirada al fin del monumento ecuestre dedicado al general Varela en cumplimiento de las leyes de memoria histórica, también dispone que el contratista se encargará del desmontaje y traslado del grupo escultórico a otro espacio público donde continuaría expuesto. Una localización todavía no desvelada.
Ante ello, desde Podemos –que en 2016 promovió la moción instando a la retirada del monumento, aprobada con el único rechazo del PP- se recrimina ahora al Gobierno local de PSOE y Ciudadanos que “aún no haya desvelado qué va a hacer con el homenaje y exaltación de un golpista”, añadiendo que este “silencio después de seis años gobernando la ciudad solo nos hace sospechar que no se preocupan por el cumplimiento de una ley que lleva 14 años en vigor ni por la reparación de las víctimas de este militar”.
En este sentido, la portavoz municipal de la formación morada, Ana Rojas, insiste en que conservar la estatua “de uno de los militares más relevantes durante el golpe de Estado contra el gobierno de la II República y la represión posterior en la dictadura” es “una nueva humillación a las víctimas del franquismo en San Fernando”, una ciudad que aún sigue rescatando cuerpos de represaliados de las fosas del cementerio local.
Así, Rojas reitera en criticar la “ambigüedad” del PSOE con respecto a qué pasará con Varela. De hecho, ni se atreve a mencionarlo explícitamente cada vez que habla de la reforma de la plaza de Rey para convertirla en “un espacio abierto, más amplio y diáfano, con mayor calidad urbana y diseñado para ser punto de encuentro de la ciudadanía, motor de la economía local dinamizando la hostelería y el comercio y para acoger todo tipo de celebraciones y actividades”.
“NO ES UN DEBATE SOBRE EL PASADO, ES UN DEBATE SOBRE EL FUTURO”
Por su lado, el presidente del Ateneo Republicano y Memorialista de La Isla, Antonio Olvera, en un escrito remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, reflexiona que “una de las características de las dictaduras y de los regímenes totalitarios es su pretensión de establecerse como poder total y omnipresente en la sociedad”. En este sentido, el franquismo “diseñó una ciudad a su medida en la que los espacios públicos como plazas y calles estuvieran copados por su simbología y por sus héroes”. “En pleno siglo XXI, en el año 2021, es hora de que los ciudadanos de este país, en palabras de Vázquez Montalbán, encontremos nuestra propia música”, subraya esta entidad.
“Cuando hablamos de la retirada de la simbología de la dictadura de nuestras plazas y calles, hay todavía quien nos acusa de violentar la convivencia de querer remover heridas del pasado. Nada más lejos de nuestras intenciones. Al contrario: pensamos que la presencia de esta simbología es la que precisamente violenta la convivencia al presentarse como una anomalía en una sociedad que, desde hace años, vive, construye y avanza en democracia. La prueba de que es esta simbología la que violenta la convivencia es la existencia misma de este debate”, subrayan desde este Ateneo Republicano y Memorialista.
Un debate que “no es sobre una cuestión del pasado”, se apostilla. El debate sobre la simbología presente en los espacios públicos, se remarca, “es un debate sobre el futuro, sobre qué tipo de ciudad y sociedad queremos tener. La presencia de un tipo de simbología u otra en un espacio público no es baladí: la simbología no es neutral. Que una plaza pública o una calle estén consagrada a un general corrupto del ejército de Franco, a un diputado de las Cortes que redactaron la Constitución de 1812 o a un médico dice mucho sobre qué valores pretende ensalzar esa sociedad”.
Al respecto, Olvera reflexiona que los espacios públicos “deben ser espacios de encuentro de toda la ciudadanía, espacios consagrados a la convivencia y a los valores compartidos por unos y por otros, sean de derechas o de izquierdas, sean votantes de la opción política que sea y, esos valores, no pueden ser otros que los valores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos”.
En el caso de San Fernando, se apunta, esos espacios como la plaza del Rey “deberían ser espacios dedicados a referentes e ideas que todas las personas que vivimos en La Isla podamos compartir: nuestro astillero, nuestras salinas, nuestras Cortes…”. Mientras la presencia del general Varela “sólo sirve para consagrar unas ideas, una época que choca de frente con la democracia, una época que es completamente opuesta a los valores que rigen hoy día nuestra convivencia, unos valores que ya no representan a casi nadie. Estar a favor de la permanencia de esta simbología en nuestra ciudad sólo puede significar estar a favor de consagrar públicamente una época y unas ideas”.
En definitiva, para el Ateneo Republicano y Memorialista de La Isla ese debate sobre la simbología franquista “no es un debate sobre el pasado, es un debate sobre el futuro, sobre la ciudad que queremos; el debate sobre la retirada de la simbología franquista de nuestra ciudad no es un debate de izquierdas y derechas, es un debate entre democracia-convivencia y dictadura-imposición de ideas. No es un debate que se pueda aparcar, porque no es un debate en el que quepa la ambigüedad o la neutralidad, porque no puede haber ambigüedad a la hora de defender el espacio de la democracia y la convivencia”.