CRÓNICA. La zona verde del parque del Barrero acogió la primera edición del MeridianoCero Festival, promovido por el Ayuntamiento de San Fernando a través de su concejalía de Juventud y con la organización de Familia Palmer. Casi ocho horas de “música independiente” que reunieron a numerosas personas que disfrutaron, por este orden, de Musgö, Zines, Smokers die young, Apartamentos Acapulco, The Milkyway Express, Perlita, Nueva Vulcano, Kill kill! y Los Ganglios.
El parque del Barrero de San Fernando acogió en la tarde-noche del sábado 8 de julio la primera edición del MeridianoCero Festival, evento que promovido por el Ayuntamiento, viene a acaparar el espacio musical gratuito y veraniego que el año pasado ocupó el heterogéneo Pinnic Festival; y que a la larga, proviene de la idea del Consistorio local de revivir, de alguna manera, aquellos Certámenes de Pop-Rock que grabaron, hace ya un par de décadas, el nombre de la localidad isleña en el imaginario musical nacional. Aunque ahora hablemos de “música independiente”, entendiendo esto como aquella completamente “normal” pero no convencional (la que no sale por la Cadena Dial, para entendernos).
Y la verdad es que el concepto parece estar funcionando poco a poco. La idea de abandonar el “festival familiar” con actividades que se describen para todos los públicos (lo que significa en realidad que siempre hay público que se queda al margen); por un festival al uso basado en una retahíla de conciertos, hace que el personal sepa lo que va hacer allí. Y simplemente, si no te gusta no vas. Pero si te gusta la música en directo, sales ganando bastante.
A este cambio conceptual se une el atractivo cartel confeccionado por la organización, la productora Familia Palmer, que agrupaba a algunas de las bandas más interesantes del actual panorama independiente nacional. Dentro de este listado, y por méritos propios muy alejados del simple hecho geográfico de haber nacido por aquí, se incluían varios grupos provinciales, con lo que de este modo, al Consistorio isleño también le puede valer la cosa para aquello de vender lo del apoyo a la música de la comarca.
Y precisamente los conciertos comenzaron, en el escenario a la sombrita, con la actuación de la chiclanera Mar Gabarre con su grupo Musgö y el isleño Fran Cráneo con su proyecto Zines. Musgö es una propuesta muy peculiar, que con la potente apariencia escénica de Mar y su arpa, practican unos sonidos etéreos y ambientales que sirven de colchón para la voz, dulce pero agresiva a veces, de la cantante. Todavía no había mucho público pero la actuación fue muy bien acogida. Zines es otra cosa muy distinta. Fran canta y baila sobre bases sincopadas que siguen los cánones de la música electrónica de vanguardia, es decir, que muchas veces suenan casi como de los ochenta. Su concierto estuvo plagado de temas atractivos, e interactuó muy bien con el respetable, que ya era más numeroso.
Los gaditanos Smokers die young procedieron a continuación a inaugurar el otro escenario. Este grupo está siendo la última gran sensación del panorama hard-rocker. Son sólo tres, pero parecen veinticinco. Llevaron a cabo una actuación llena de energía, con una impresionante madurez pese a su juventud. Tampoco sonaron mal los granadinos Apartamentos Acapulco, una de las esperanzas blancas del mundo indie nacional. Tienen el defecto de que se les notan demasiado los referentes. Si deciden escabullirse de la sombra planetaria que les cobija podremos comprobar su discurso real. Parece que atesoran talento para poder hacerlo un día, y esperamos ansiosos a que esto ocurra.
The Milkyway Express pilló ya un público animoso y lo soliviantó aún más con su rollo más clásico de rock y blues muy bien ejecutado. Son un grupo con sus hechuras propias y sus kilómetros de carretera que tuvo a la audiencia bajo su batuta en todo momento. Igual que hicieron los portuenses Perlita, aunque estos utilizan como armas la electrónica contemporánea, la imaginación sonora desbordante de Calde Ramírez y la contracturante presencia escénica de su frontman Pedro Perles.
CERRANDO EL FESTIVAL
El ambiente estaba ya muy caldeado, y llegó el momento del pop endurecido de Nueva Vulcano. Estos barceloneses llevan ya mucho tiempo ofreciendo en su repertorio canciones con mayúsculas, y las presentaron en un concierto impecable. Sólidos y conjuntados, congeniaron totalmente con el público presente.
Pero aún quedaba las más gordas. Los algecireño-catalanes Kill Kill recogieron un público calentito, lo azuzaron a base de batería y bajo y devolvieron una masa enfervorizada, con invasión del escenario incluida. Son una especie de catástrofe incontrolada que azotó el festival promocionando el amor libre en todas sus variedades. Y sólo por esto ya habría que quererles, pero es que además, dentro de tanta hecatombe, en sus canciones se respira un poso melódico y pop, que aunque encubierto, está claramente ahí.
Después de este despendole, llegaron Los Ganglios desde Montijo a cerrar las actuaciones. Básicamente, ver actuar a estos extremeños es como ver un OVNI. No lo entiendes, pero te quedas absorto. Puedes analizar su propuesta desde varios puntos de vista. Si hablamos de la música en sí, hacen una especie de electro-bakalao-rap de pueblo con sintetizadores, voces sintetizadas, guitarra sintetizada y todo sintetizado. Si hablamos del mensaje, cantan a todo y nada. Seguro que si se les pierde un mechero pueden hacer un disco conceptual sobre esto. Su canción protesta acerca del gramaje de las papeletas de las elecciones es un ejemplo. Desarrollan una propuesta escénica que no se sabe si está preparada o improvisada, con continuas equivocaciones a la hora de programar los instrumentos aderezadas con coreografías milimetradas. Puede usted bailar con ellos, reírse con ellos, reírse de ellos o incluso reflexionar acerca del nihilismo y la vacuidad de la sociedad actual con ellos. En el fondo, cantan a que no hay nada importante sobre lo que cantar y a la ruina de toda una generación (o más), aunque quizá ellos mismos no se han dado cuenta. Y nadie debería perdérselos, porque ante todo, te lo pasas bien.
Fue un final perfecto para este primer MeridianoCero Festival, que deja muy buenas sensaciones y la esperanza de continuidad para próximos veranos. Las propuestas de este tipo de música escasean en San Fernando, y se ha comprobado que hay público, tanto local como que nos visita, ávido de las mismas. Y encima el evento se desarrolló con una notable organización. El detalle de la loción antimosquitos en la barra pasará la historia de los festivales de música. DIARIO Bahía de Cádiz
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