Navantia ha celebrado en la tarde de este miércoles en el astillero de San Fernando la botadura de la primera corbeta de las cinco encargadas para Arabia Saudí, uno de los programas más importantes de la actual cartera de pedidos de la empresa pública naval en cuanto a nivel económico y de generación de empleo. Apenas hace unos días se procedía además al corte de la primera chapa de la quinta (que se prevé entregar en 2024), por lo que todos los barcos están ya en proceso de construcción. Todo ello, en un contexto en el que la plantilla de Navantia en la Bahía de Cádiz comienza a mostrar preocupación por el día de mañana, ya que no se está concretando nueva faena.
Esta se trata de la construcción 546 de la antigua Bazán, bautizada como Al-Jubail, y se pensaba botar en abril, pero la pandemia del coronavirus ha retrasado algo los plazos. Mientras, la segunda corbeta está muy avanzada ya en la grada del astillero (de hecho, se quiere poner a flote antes de 2021). La entrega de Al-Jubail (ahora toca instalar todavía los sistemas de combate y el resto del equipamiento tecnológico) se prevé para octubre del año que viene, y a partir de ahí, el resto se irá entregando a la Marina Saudí cada cuatro meses.
El acto de este miércoles, aprovechando la pleamar, ha estado presidido por el comandante de la Marina Saudí, vicealmirante Fahad Bin Abdullah Al-Ghofaily; por la presidenta de Navantia, Susana de Sarriá; por el CEO en funciones de SAMI (empresa de defensa saudí de propiedad estatal), Walid Abukhaled; y por el Jefe del Arsenal de Cádiz (Alardiz), vicealmirante Ricardo Hernández López.
La ceremonia, según relata Navantia en la información recogida por DIARIO Bahía de Cádiz, marcada por los protocolos de seguridad (mascarilla y distancias de seguridad), comenzaba con la lectura de unas palabras del Corán, realizadas por el comandante de la Marina Saudí; un vídeo sobre la ciudad Al-Jubail (ciudad que da nombre al barco); y un ‘timelapse’ resumen de la construcción. A continuación, los himnos de Arabia Saudí y España han dado comienzo a los discursos.
El momento clave ha llegado a las 17.22 horas: el padrino de la botadura, el comandante Fahad Bin Abdullah ha ordenado al capitán Abdullah Alshehri, director de la oficina del programa, el corte de cinta en su nombre y la corbeta ha comenzado su deslizamiento por la grada número 2 hasta el mar, hasta tocar agua gaditana por primera vez.
La corbeta Al-Jubail tiene una eslora de 104 metros, una manga de 14 y será capaz de transportar a un total de 102 personas entre tripulación y pasaje. Alcanzará una velocidad máxima de 27 nudos y, entre otros aspectos, tiene capacidad para llevar a bordo provisiones para 21 días.
El diseño de estas corbetas de guerra (basadas en el Avante 2200, como las que se construyeron años atrás para Venezuela) es de última generación, maximizando a la vez la participación de Navantia mediante la incorporación de productos propios, como el sistema de combate CATIZ, el sistema de comunicaciones integradas HERMESYS, la dirección de tiro DORNA, el Sistema Integrado de Control de Plataforma y el puente integrado MINERVA, junto con otros equipos desarrollados por la empresa naval española bajo licencia, como los motores de MTU o las cajas reductoras de RENK.
“EL ÉXITO DE ESTE CONTRATO ES CLAVE PARA PROGRAMAS FUTUROS CON ARABIA SAUDÍ”
El comandante de la Marina Saudí ha resaltado la importancia de este proyecto, uno de los programas más importantes de adquisición en cuanto a capacidades, que refleja una “sólida relación” entre España y Arabia Saudí, y que refuerza la cooperación entre las dos armadas en construcción, formación y training. Además, ha dejado caer que el éxito de este contrato es clave para programas futuros.
Por su lado, el CEO en funciones de SAMI ha expresado su orgullo por la fuerte relación entre la empresa de defensa de Arabia Saudí, Navantia y la Marina Saudí, y por la valiosa colaboración que se ha visto reflejada en el lanzamiento del primer sistema de combate saudí, desarrollado íntegramente por SAMI, que representa un pilar fundamental para el desarrollo de las capacidades locales.
Mientras, la presidenta de Navantia ha puesto de manifiesto su compromiso con la Marina Saudí para repetir el modelo de colaboración conseguido con la Armada Española y Marina Australiana, y ha destacado el propósito de Navantia de contribuir al desarrollo de las capacidades “navales e industriales” de dicho país, en el que no se respetan los derechos humanos, a través de otros futuros programas.
Antes de esta botadura, también se manifestaba la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada, subrayando su “orgullo” por “la enorme eficiencia y por el grado de cumplimiento de este contrato histórico con Arabia Saudí; volvemos a demostrar que en Navantia San Fernando hay un equipo de trabajadores que hace bien su trabajo, y que cumple y responde con los encargos en tiempo y forma”.
Además, la primera edil socialista ha puesto de relieve que además de generar riqueza y empleo, este contrato ha permitido que se proyecte el centro de training ‘El Barco’ en el frustrado Parque de la Historia y el Mar, al que por fin el Ayuntamiento consigue darle algún uso: un centro de formación naval y del mar que nace asociado a este contrato, pero con el objetivo de potenciar el sector de la industria naval en la provincia.
Del mismo modo, también se están desarrollando obras en el entorno de La Carraca pensando en la comitiva saudí, “que va a permitir una importancia recuperación y puesta en uso de patrimonio”. Es el caso de la reforma del antiguo Penal de las Cuatro Torres, que se convertirá en una residencia militar. Además, están las viviendas de operarios para alojar a los oficiales cuya llegada está prevista a finales de 2020. Por su parte, el edificio de Fonda Correa se adaptará para su utilización como comedor.
VOLVER A LOS PLAZOS INICIALES, EL OBJETIVO
Desde que se realizara el corte de la primera plancha de este buque, en enero de 2019, todos los talleres del astillero de San Fernando y también de Puerto Real (sin barcos desde que terminara los petroleros) han trabajado para que esta corbeta estuviera finalizada casi en plazo. Y es que hay que contar con la disminución de la actividad provocada por la pandemia del coronavirus (Navantia cerró sus plantas varias semanas durante el estado de alarma).
A partir de ahora, el objetivo es volver a los plazos iniciales, de manera que la siguiente corbeta pueda ser botada el próximo mes de noviembre. De hecho, tras la ceremonia de botadura, el capitán Abdullah Alshehri ha podido ser testigo del avance en la construcción de la segunda unidad, Aldiriyah, en la grada 3.
Este contrato (alcanza un importe de 1.800 millones de euros y representa la mayor de la historia de los astilleros públicos españoles con un cliente extranjero), en vigor desde noviembre de 2018 (y negociado desde 2015, no sin polémicas), “fortalece el futuro inmediato de Navantia y beneficia a todos los astilleros de la compañía y a su industria auxiliar, en especial, a toda la Bahía”, se repite.
En teoría, supone una carga de trabajo global de alrededor de siete millones de horas que, traducido a empleo, son unos 6.000 anualmente durante cinco años, De estos, más de 1.100 son empleados directos, más de 1.800 de contratas y más de 3.000 empleados indirectos generados por otros suministradores. Serán más de 100 las empresas auxiliares que colaboren en este proyecto.
El programa, cuyo último buque deberá ser entregado en el año 2024, incluye además de la construcción, el apoyo al ciclo de vida durante cinco años, desde la entrega del primer buque, con opción a otros cinco años adicionales.
Por otro lado, lo negociado con Arabia Saudí también incluye el suministro de varios servicios tales como, apoyo logístico integrado, adiestramiento operacional y de mantenimiento, suministro de centros de formación y adiestramiento para el sistema de combate y sistema de control de plataforma de los buques, y los sistemas para el mantenimiento de los buques en la Base Naval de Jeddah.
LOS ASTILLEROS DE LA BAHÍA YA ESTUDIAN MOVILIZACIONES
Más allá de esta faena y del acto de botadura, los astilleros de la Bahía de Cádiz ya piensan en movilizaciones, junto a la industria auxiliar (la gran perjudicada por su ultradependencia), ante la falta de carga de trabajo que sufrirán a partir de otoño: finalizará el corte de chapa para el programa de Arabia Saudí, entrará en su fase final los programas eólicos en Matagorda, y encima, la factoría de la capital, centrada en reparaciones (en gran parte de cruceros de lujo), ha perdido importantes encargos por la crisis sanitaria.
Los sindicatos vienen ya días exigiendo soluciones a la SEPI (único accionista, y público, de Navantia), y, más allá de faena civil, la contratación de encargos prometidos, como el Buque de Acción Marítima de Investigación Subacuática (BAM-IS) para la Armada española, que iba a construir el astillero de Puerto Real. Además de los TLET (buque de Transporte Logístico Ecológico y Trivalente).