Ya está aquí el 21 de octubre, la última fecha dada por el Ayuntamiento para ver lista la plaza del Rey, y como es evidente que se volverá a incumplir dicho plazo, se ha dejado caer incluso la posibilidad de que los trabajos no estén ni para Navidad. Hay problemas con el suministro de losas.
¿Qué se verá antes, el tranvía metropolitano circulando con viajeros por la calle Real o la plaza del Rey sin vallas? Es la pregunta que con guasa resignada se hacen en San Fernando al comprobar cómo ambos proyectos siguen incumpliendo sus fechas de ‘inauguración’ y demorándose en el tiempo.
Por un lado, se fue el verano y el tranvía de la Bahía (llamado comercialmente TramBahía) continúa enfrascado en sus interminables pruebas, pese a que la actual Junta de Andalucía de derechas prometió primero que estaría al fin en marcha en julio, y posteriormente en septiembre; ahora vuelven a la imprecisión hablando de que ‘andará’ “en 2022”.
Y por otro lado, se acerca el 21 de octubre, la fecha exacta dada hace unas semanas por el Ayuntamiento para ver lista por fin la nueva plaza del Rey (aunque la obra debería haber acabado el pasado julio), y como es evidente que se volverá a incumplir dicho plazo, el concejal de Presidencia, Conrado Rodríguez, ya ha avanzado incluso que es posible que los trabajos no estén rematados ni en navidades.
Al respecto, este mismo viernes representantes del Gobierno local se han reunido con hosteleros del entorno para informarles directamente de los motivos de este nuevo retraso, que al menos parece que no supondrá un mayor coste todavía para las arcas municipales: problemas con el suministro de parte de las losas (las de granito grisáceo) que se contemplan en este proyecto. La empresa dice tener todo listo para trabajar a doble turno para afrontar la pavimentación, pero sin el material, sólo queda esperar.
IMPREVISTOS SOBREVENIDOS Y SOBRECOSTE
Esta obra tachada por gran parte de la oposición de “innecesaria” y de “capricho” se adjudicó en su momento por alrededor de un millón de euros a la unión temporal de empresas (UTE) conformada por Gyocivil y Serrazar, con un plazo de ejecución de seis meses.
Los trabajos comenzaron a principios de enero, tras la campaña de Navidad, con el objetivo de que estuvieran acabados en pleno verano, en julio. Y tras semanas de silencio, en septiembre desde el equipo de Gobierno se argumentaba que por “imprevistos sobrevenidos por canalizaciones y por el sistema de iluminación y del soporte de toldaje de grandes dimensiones”, la obra continuaría hasta “el 21 de octubre” (pensando en que pudiera estrenarse por los festejos de Halloween), y además, implicarían un sobrecoste añadido de unos 182.500 euros.
A ello se suma que el Ayuntamiento también prevé gastar hasta 325.000 euros por el suministro de los veladores exclusivos que se habilitarán en la propia plaza para uso de los hosteleros. En resumen, la actuación global va a terminar costando alrededor de 1,5 millones.
se busca crear un espacio abierto, más amplio y diáfano, con mayor calidad urbana para ser punto de encuentro de la ciudadanía y para acoger todo tipo de celebraciones y actividades
Esta reurbanización que “va a propiciar la dinamización económica del corazón de la ciudad, y que hará que este espacio se convierta en una fuente de ingresos y de generación de empleo”, al menos para los bares del entorno, según ha ido repitiendo una y otra vez la alcaldesa Patricia Cavada, ha conllevado la controvertida retirada del monumento ecuestre al general Varela en cumplimiento de las leyes de memoria histórica, y de la mayor parte del arbolado.
El proyecto prevé la “transformación integral” de la plaza (un entorno Bien de Interés Cultural, frente al rehabilitado Ayuntamiento) para convertir este punto neurálgico de La Isla en “un espacio abierto, más amplio y diáfano, con mayor calidad urbana y diseñado para ser punto de encuentro de la ciudadanía y para acoger todo tipo de celebraciones y actividades”. De hecho, en estos días se ha confirmado que la carrera oficial de la Semana Santa se adentrará en la misma plaza.
Contempla la integración de las calles que rodean este señero espacio, ampliándolo en 1.200 metros, y se dota de un mejor mobiliario urbano, de sombreado y terrazas de hostelería uniformes, así como de una fuente seca o de suelo transitable casi donde hasta hace unos meses estaba el ‘caballo de Varela’.