La Agencia de Obra Pública de la Junta de Andalucía ha sacado a licitación el contrato de asistencia técnica para la puesta en marcha y supervisión inicial de la explotación de la línea 1 del tranvía de la Bahía de Cádiz, por un importe de 1,19 millones de euros.
Estos trabajos de asistencia técnica, concreta desde la consejería de Fomento y Vivienda en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, proporcionarán el soporte necesario para la reanudación de las pruebas dinámicas con la flota de unidades del ferrocarril metropolitano –que se suspendieron antes del verano tras unas semanas de ensayos y 1.216 kilómetros recorridos por la traza tranviaria entre las cocheras de Pelagatos en Chiclana y La Ardila en San Fernando-, así como la elaboración de las normativas, reglamentos y certificaciones que requiere la entrada en servicio de este sistema de transporte público colectivo algún día –ya ni se ofrecen fechas orientativas- y la formación del personal que se contrate para la explotación, como pueden ser conductores, reguladores e inspectores.
El soporte técnico contratado para la primera fase de las últimas pruebas finalizó a principios del presente mes de diciembre, por lo que la Agencia de Obra Pública vuelve a sacar el contrato a licitación para la siguiente fase de pruebas dinámicas, que incorporarán ya la totalidad del trazado tranviario, incluyendo el tramo desde el nudo de La Ardila a la cercana parada de intercambio con el ferrocarril de río Arillo, que sigue en construcción.
“Con esta asistencia técnica retomaremos en el trazado tranviario entre San Fernando y Chiclana las denominadas pruebas dinámicas, incluyendo ahora Río Arillo, y desarrollando todas las fases de ensayos, hasta las denominadas pruebas en blanco, es decir, la simulación de marcha comercial con trenes pero sin pasajeros, test final previo e indispensable para la puesta en servicio del tren tranvía”, incide el delegado territorial de Fomento, Federico Fernández.
Además, resalta que este próximo contrato de asistencia técnica “contempla la supervisión inicial de la operación comercial de la nueva línea tranviaria e incluye también la coordinación en temas de seguridad y salud general del tren tranvía y la supervisión de los contratos de mantenimiento, pilotaje de seguridad de las circulaciones de trenes y la regulación desde el Puesto de Control Central de todos los sistemas de la infraestructura”.
Con la próxima fase de pruebas dinámicas, la asistencia técnica verificará que toda la infraestructura, sistemas e instalaciones y el propio material móvil tienen la puesta a punto necesaria para las pruebas de integración, “que son aquellas donde la unidad circula en interacción con los sistemas de señalización y comunicaciones”.
La asistencia técnica dará también apoyo durante esta fase de pruebas a la consejería de Fomento –que impulsa este proyecto que suma ya casi una década de obras- en el desarrollo de toda la documentación normativa y reglamentaria necesaria para la puesta en servicio comercial, así como para la elaboración de la documentación relativa a la organización del trabajo y a la organización del mantenimiento. La empresa proporcionará personal para la coordinación de estos trabajos, así como para la propia conducción de las unidades del tranvía, cuya flota está compuesta por siete vehículos.
Dicha asistencia técnica participará también en el desarrollo de las pruebas en blanco, proporcionando formación teórica y práctica a todo el personal vinculado con estos ensayos finales. Asimismo, también deberá expedir los correspondientes certificados de seguridad integral del sistema de señalización ferroviaria, comunicaciones, material móvil y del resto de equipamientos del tranvía metropolitano.
DE MOMENTO, DOS PERIODOS DE PRUEBAS
En una primera fase de pruebas, realizada el pasado mes de noviembre de 2014, se contabilizaron un total de 500 kilómetros de recorrido entre la parada de La Ardila, en San Fernando, y el Pinar de los Franceses, en Chiclana. Con posterioridad, entre abril y junio del presente año, se desarrollaron pruebas ya entre el inicio del trazado en Pelagatos y La Ardila, acumulando más de 1.200 kilómetros recorridos. La finalidad de estos ensayos era comprobar la correcta adecuación o integración de la infraestructura, tanto de la plataforma como del gálibo de la catenaria, andenes y sistemas energéticos, con el vehículo circulando con tracción eléctrica.
Entre las incidencias subrayadas en dichos ensayos estaban la cera dejada por las procesiones durante la Semana Santa en plena calle Real –que cruza el recorrido del tranvía-, y que muchos conductores no respetan todavía la señalización viaria y ferroviaria en diferentes intersecciones.