El Obispado de Cádiz y Ceuta ha impedido a un joven transexual creyente, en San Fernando, ser el padrino de bautizo de su sobrino en una parroquia de la ciudad, porque, por su condición, no cumple con el requisito de llevar una vida congruente con la fe”. La federación Arco Iris considera que se trata de un claro ejemplo de transfobia y ya ha solicitado una entrevista con el obispo Rafael Zornoza, para “hacerle entender la discriminación que están cometiendo”. El Obispado no lo ve así y replica que se actúa “por el propio bien del bautizado, pues el padrino ha de velar por el crecimiento en la fe (del niño) y acompañarle para que aprenda de su mano los fundamentos doctrinales y morales de la fe cristiana”.
El Obispado de Cádiz y Ceuta ha impedido a un transexual, en San Fernando, ser el padrino de bautizo de su sobrino en una parroquia de la ciudad, porque, por su condición, no cumple con el requisito de llevar una vida congruente con la fe”. El párroco no puso objeción, pero el Obispado se negó al tramitar los papeles.
La federación andaluza Arco Iris considera que se trata de un claro ejemplo de transfobia, es decir, “miedo, incomodidad y rechazo irracionales hacia las personas transexuales basados en la ignorancia”. “Seguramente desde el Obispado confunden la transexualidad y la homosexualidad, al igual que le ocurre a muchas otras personas en nuestra sociedad”, apunta el presidente de este colectivo Gonzalo Serrano, que ya ha solicitado una entrevista con el obispo de Cádiz, Rafael Zornoza, para “hacerle entender la discriminación que están cometiendo”. Desde Arco Iris, organización que lucha por los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales, quieren que el Obispado “dé marcha atrás” y permita al joven transexual -nació mujer y espera operarse para cambiar de sexo- ser padrino de bautizo.
En una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz se insiste en que “no tiene sentido que la Iglesia prohíba a un joven creyente y practicante el ser padrino de bautizo por no llevar una vida congruente con la fe”, cuando el único dato que han tenido en cuenta es que en su partida de bautismo aparece como “mujer” y actualmente en su DNI aparece su identidad como “varón”.
Desde Arco Iris recuerdan que en 2003 la Congregación para la Doctrina de la Fe de la Iglesia Católica, presidida por el anterior papa Ratzinger, emitió un documento reservado donde afirmaba que las personas transexuales representan una “alteración patológica de la personalidad”. Sin embargo, esta consideración a decir de esta federación debería actualizarse ya que en 2013 la ‘Biblia’ de la psiquiatría dejó de considerar a las personas transexuales como enfermas mentales al eliminar la Asociación Americana de Psiquiatría el término “trastorno de identidad de género” de su catálogo, el DSM-V.
Además desde Arco Iris señalan que la postura del jefe de la Iglesia ha cambiado con respecto a su antecesor. En enero de 2015 el ahora papa Francisco recibió en el Vaticano a un hombre transexual español y a su novia. Con anterioridad, este argentino ha afirmado “¿quién soy yo para juzgarlos?” al ser preguntado sobre el colectivo homosexual y transexual.
“LA IGLESIA DEBERÍA ACTUALIZARSE”
Las personas transexuales son quienes mayor discriminación sufren dentro del colectivo LGBTI en todo el planeta, y ello “a pesar de los avances legales y científicos que se han producido en los últimos años”, comenta Gonzalo Serrano.
Para Gonzalo Serrano “la Iglesia Católica continúa siendo uno de los agentes que más influencia tienen para perpetuar la homofobia y la transfobia en el mundo. “Su posicionamiento nos ha hecho mucho daño durante siglos y ya es hora de lanzar un mensaje claro y contundente de cambio”, afirma con rotundidad el presidente de esta federación regional.
“Ya no tiene ningún sentido que los obispos sigan discriminando a las personas homosexuales y transexuales cuando el jefe de su Iglesia da muestras de apertura al colectivo”, concluye Serrano. “La Iglesia debería actualizar sus documentos entorno a las personas LGBTI para dejar atrás la discriminación y sentar las bases de una Iglesia verdaderamente respetuosa de los derechos humanos y de la dignidad personal”.
Por otro lado, desde la asociación de padres y madres con hijos e hijas LGBTI de la federación Arco Iris explican que “la transexualidad no tiene que ver con una orientación sexual ni con una opción de vida determinada, sino que está relacionada con la propia identidad de la persona”. Isabel Martínez, presidenta de Familias por la Diversidad, aclara que “nuestra sociedad suele confundir por desconocimiento los conceptos transexualidad y homosexualidad. La homosexualidad, igual que la bisexualidad o la heterosexualidad, se descubre en la adolescencia, en torno a los 12-14 años, cuando las hormonas comienzan a producir cambios corporales y se suele iniciar el deseo sexual”. La transexualidad en cambio “se suele manifestar a los 4 ó 5 años cuando todas las personas comenzamos a darnos cuenta de nuestra identidad”.
EL OBISPADO RESPONDE: ES “POR EL PROPIO BIEN DEL BAUTIZADO”
“A nadie debe extrañar si alguien no puede ser admitido, algo que sucede con frecuencia, por no ser considerado idóneo por su estilo de vida, criterios o incongruencia con la vida cristiana y las disposiciones de la Iglesia, lo cual no supone ninguna discriminación”, responden desde el Obispado de Cádiz y Ceuta.
En este comunicado de réplica, el Obispado explica que el párroco mantuvo una “cordial” conversación con este joven indicándole que debía cumplir con los requisitos que expresa el Código de Derecho Canónico que exige a quien haya de ser padrino o madrina de bautismo, que «sea católico, esté confirmado, haya recibido ya el santísimo sacramento de la Eucaristía y lleve, al mismo tiempo, una vida congruente con la fe y con la misión que va a asumir».
En esta charla y acogiendo el sentir del solicitante, el párroco “le animó a vivir congruentemente su fe y que, a pesar de no ser el padrino de bautismo, participara de algún modo como padrino espiritual, pudiendo animar y ayudar en la vida de fe al bautizando”.
El Obispado subraya que durante todo el tiempo “tanto la actitud del párroco como la del solicitante fue amable y comprensiva”, de tal modo que al finalizar dicho encuentro, esta persona “dio la impresión de estar conforme con las indicaciones tratadas con el párroco que le manifestó su total disponibilidad para ayudarle en cuanto deseara y le transmitió que, la Iglesia, como madre, tiene la misión de acoger, escuchar y ayudar a vivir un camino espiritual donde el mensaje de Cristo se manifiesta en su Iglesia y donde el cristiano halla su felicidad y dignidad”.
Según el Código de Derecho Canónico es el párroco o ministro del sacramento quien ha de velar con responsabilidad para que se cumplan los requisitos del canon 874, e incluso disuadir a quienes a su parecer no los cumplen por diferentes razones, “por el propio bien del bautizado, pues el padrino ha de velar por el crecimiento en la fe del bautizado y acompañarle para que aprenda de su mano los fundamentos doctrinales y morales de la fe cristiana”.
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