El pasado sábado día 14 tuvo lugar en las inmediaciones de la plaza Manuel de la Puente, en San Fernando, la primera visita guiada oficial al rehabilitado desde hace ya unos años molino de mareas del Zaporito y su entorno, organizada por Ciencia Divertida, empresa adjudicataria de su gestión, y del futuro kiosco-bar de la zona. Este molino casi tricentenario ha estado olvidado décadas. Al fin se pone en valor con uso cultural y turístico.
El sábado día 14 tuvo lugar en las inmediaciones de la plaza Manuel de la Puente, en San Fernando, la primera visita guiada oficial al rehabilitado desde hace ya unos años molino de mareas del Zaporito y su entorno, organizada por la empresa adjudicataria de su gestión, Ciencia Divertida.
Siete fueron las personas que estrenaron este servicio y se interesaron por conocer la historia del hombre que llegó a dar nombre a todo un barrio: el genovés Juan Domingo Saporito, quien levantó como tantos otros ricos comerciantes afincados en el Cádiz de la Ilustración, una finca de recreo en la por entonces despoblada Isla de León.
La visita comenzó con un breve repaso a las etapas más importantes de la historia de la ínsula de San Fernando, prehistórica, fenicia, púnica y romana para, posteriormente, acercarse a la época medieval y, finalmente, sumergirse en el contexto de principios del siglo XVIII, cuando Saporito hizo historia en la futura población.
No sólo de esta familia se habló durante la ruta, que también contempló los pormenores de todas y cada una de las sagas vinculadas al barrio, como los Miconi o los Martínez, su puerto pesquero y otras actividades desarrolladas en torno al mismo como la astillera o los baños de agua de mar, sin obviar, por supuesto, la molienda del grano que tanto auge alcanzó en la Bahía de Cádiz entre los siglos XVII y XIX.
Precisamente fue ésta la última de las paradas del recorrido, ya en el interior del molino, restaurado y con todo el material necesario para su interpretación -paneles, maquetas-, que sirvieron al guía para explicar los orígenes de estos prodigios de la ciencia que aprovechaban la fuerza motriz de las mareas para activar un mecanismo que moliese el trigo entre otros cereales.
La empresa encargada del molino, hasta ahora desaprovechado, señala en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz que “todos los participantes se marcharon con un excelente sabor de boca gracias a los encantos de este molino casi tricentenario que durante años ha estado olvidado”, pues como recordaron los visitantes más mayores, “aquí sólo se venía a arrojar desperdicios”.
Ciencia Divertida prevé completar estas visitas guiadas con talleres orientados a colegios de la provincia. Para información y reservas, los interesados pueden contactar a través del facebook oficial, o bien, vía correo electrónico: cadiz@cienciadivertida.es
El Ayuntamiento sacó a concurso la gestión del molino de mareas con uso cultural por un canon anual de 800 euros y para un periodo de 15 años. Ciencia Divertida mejoró la propuesta al ofrecer 1.200 euros. Lo mismo ocurría con la instalación y explotación del kiosco-bar del entorno, por el que se pedían al menos 3.000 euros anuales y la empresa propuso 4.005 euros al año.