Coincidiendo con la fecha en la que Luis Berenguer hubiera cumplido 100 años, la que fuera casa de este célebre escritor, gallego de nacimiento pero isleño de adopción, en la calle Real de San Fernando (donde da nombre a una calle y a una biblioteca), se ha abierto para presentar un esbozo de lo que se quiere que sea el llamado Año Berenguer: diferentes actividades y actuaciones para poner en valor su figura y obra literaria.
Parte de la familia (tuvo 11 hijos) del escritor fallecido en 1979 ha participado en este acto junto a la alcaldesa Patricia Cavada, el delegado territorial de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía en Cádiz, Jorge Vázquez, y representantes de la Academia de San Romualdo, entre otros.
El popular Vázquez ha asegurado que desde la administración autonómica “se está trabajando conjuntamente de la mano de la familia para ultimar iniciativas que fomenten y hagan que el legado de este ilustre escritor permanezca vivo”.
“Estar hoy aquí en esta casa donde el escritor ha residido nos hace refrendar que a pesar de ser gallego de nacimiento el escritor fue sin duda un isleño de adopción y junto a su familia y amigos desde el Gobierno andaluz queremos conmemorar y rendir homenaje con ese Año Berenguer que se inicia en el día de hoy y en el que la Junta está trabajando para llevar a cabo distintas iniciativas”, ha reiterado.
Para el delegado territorial, se subraya en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, “tenemos que difundir su obra, entre todos los gaditanos, todos los andaluces, por supuesto de la mano de su familia, y por supuesto contando con la colaboración de otras administraciones como el Ayuntamiento, con el fin de preservar su importantísimo legado”.
MOLDEANDO EL ‘AÑO BERENGUER’
Entre las actuaciones que se plantean para llenar de contenido el centenario de este novelista, cobra fuerza el recuperar “ese importante Premio Internacional de Novela Luis Berenguer (que tuvo 21 ediciones) que no se otorga desde el año 2007”. También se está trabajando de la mano del Centro Andaluz de las Letras (CAL) en la reedición de algunas de sus obras “para divulgarlas en los centros escolares de nuestra provincia”.
También quiere la Junta el “fomento” de la propia casa de Berenguer: “trabajamos para que esta casa familiar se pueda habilitar como un centro expositivo donde poder observar el lugar donde escribió, donde vivía y pasaba sus horas con sus primeros escritos a mano”, ha revelado Jorge Vázquez.
Desde la comisión organizadora del centenario también se baraja promover una edición conmemorativa de ‘El mundo de Juan Lobón’ ilustrada con fotografías del Parque Natural de Los Alcornocales, que se convierta además en un obsequio institucional de la Junta; y otra de ‘Sotavento: crónica de los olvidados’.
Asimismo, se trabaja para que se pueda organizar en los próximos meses una exposición monográfica en torno a Luis Berenguer y su universo literario; y para conseguir que Canal Sur emita contenidos sobre el novelista ya existentes y nuevos. Y por otro lado, se insta al Consistorio a implicarse en la creación de una escultura conmemorativa a instalar en la Alameda Moreno de Guerra.
MILITAR Y ESCRITOR AUTODIDACTA
Luis Berenguer Moreno de Guerra nació en El Ferrol en 1923 y además de novelista, estuvo ligado a la Marina por tradición familiar. Se crio en Madrid, aunque su familia se afincó tras la Guerra Civil en San Fernando; y en el sur encontró inspiración para sus seis novelas, incluidas en el llamado ‘boom’ de la narrativa andaluza, se resalta en la web de la Real Academia de la Historia.
Escritor autodidacta de vocación temprana, en cuya formación fueron importantes Unamuno y Ortega y Gasset, a los que sucedería en la pasión por Pío Baroja, debutó con ‘El mundo de Juan Lobón’ (1967), finalista del Premio Alfaguara y Premio Nacional de la Crítica: ofrece las memorias de un furtivo de la Sierra de Cádiz que desde la cárcel escribe, para el hijo que le va a nacer, su historia.
Tras esta novela, se unió a la experimentación en boga con dos obras de factura faulkneriana: ‘Marea escorada’ (1969), el drama de un pescador; y ‘Leña verde’ (1972, y Premio Alfaguara), donde sobresale el conflicto de un señorito que nunca quiso serlo y que inútilmente intenta salvar o reparar la distancia que lo separa del pueblo.
Posteriormente, ‘Sotavento. Crónica de los olvidados’ (1973), retorna a la transparencia narrativa con una novela histórica escrita en estilo culto (en las anteriores brillaba con fuerza la lengua popular) y ubicada en el siglo XIX: un ágil cronista alza el acta de su estirpe de marinos destinados en Ultramar.
Las dos últimas obras firmadas por Berenguer serían ‘La noche de Catalina virgen’ (1975) y la póstuma ‘Tamatea, novia del otoño’ (1980, optando al Planeta).