La investigación de la Policía se inició hace nueve meses en la Comisaría isleña tras recibir las primeras denuncias. Finalmente, hay cuatro detenidos (tres han ingresado en prisión preventiva) acusados de 60 delitos de estafa, blanqueo de capitales, falsedad documental y pertenencia a organización criminal. Se calcula que habrían estafado más de 200.000 euros.
La Policía Nacional ha detenido en San Fernando a cuatro personas como presuntos autores de hasta 60 delitos de estafa, blanqueo de capitales, falsedad documental y pertenencia a organización criminal. Se dedicaban a estafar a través de Internet, con víctimas repartidas por todo el territorio nacional, y más de 200.000 euros de ‘botín’.
La investigación se inició hace nueve meses en la Comisaría isleña tras recibir las primeras denuncias. Fruto de las gestiones realizadas se descubrió la identidad de los estafadores, que además llevaban a cabo una “intensa actividad relacionada con delitos contra la salud pública”: trapicheo de drogas.
El método empleado por los integrantes de esta organización, “lejos de ser burdo o sencillo, resulta ser muy sofisticado”, explican desde la Policía en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Una vez que el grupo de delitos tecnológicos de la Comisaría dispuso de las pruebas necesarias y en colaboración con la fiscalía especializada en criminalidad informática, se procedió a la detención de los implicados, de los cuáles, los tres principales integrantes han ingresado en prisión, de manera provisional.
CON UN SMS AL MÓVIL EMPIEZA LA ESTAFA
Recurrían a la modalidad delictiva conocida como ‘smishing’, mediante la cual, gracias a programas informáticos envían mensajes de texto de forma masiva a numerosas personas, haciéndoles creer mediante dicho SMS que se trata de un mensaje de la entidad bancaria.
Una vez que las víctimas abren el enlace enviado y acceden a su cuenta online, los estafadores adquieren el control de dicha cuenta, “ya que realmente no estaba accediendo a la página web de su banco, sino que lo estaban haciendo a una página creada por los estafadores, con apariencia de real y que les permite obtener todos los datos bancarios”. Una vez obtenidas dichas claves, acceden a la aplicación real y llevan a cabo envíos de códigos a números de teléfonos usados por la propia trama. Códigos con los que se personan en cajeros y llevan a cabo las extracciones del dinero ajeno, consumándose de esa manera la estafa.
Y LLAMADAS SUPLANTANDO SER EL BANCO
Por este método, una vez que se accede a la banca online de la víctima, tenían acceso a todos los datos de esta. Sin embargo, en ocasiones, los estafadores no adquirían en esa primera fase, todos los datos necesarios para poder cometer la estafa, ya que algunos bancos establecen mecanismos de doble verificación.
Para paliar tal dificultad, esta banda daba un paso más en su mecánica delictiva: establecía contacto telefónico con las víctimas, simulando ser agentes de su entidad bancaria. En dicha llamada, advertían de que estaban siendo víctimas de unos cobros fraudulentos y para evitarlos, debían facilitarles diferentes datos. Una vez que la víctima, creyéndose la veracidad de llamada, facilitaba esos datos, los estafadores sí que tomaban el control absoluto de las cuentas.
En este punto, desde la Policía Nacional se resalta que “el gran problema que se plantea y que genera una gran inseguridad social”, viene dado por el hecho de que cuando los estafadores realizan estas llamadas, alegando ser un agente bancaria, “lo hacen con un número de teléfono perteneciente al de la entidad bancaria”. Es decir, si la víctima en esa primera toma de contacto ha tenido alguna sospecha de que podría encontrarse ante una estafa y consulta el número llamante a través de internet, “le saldrá que ese número pertenece a su banco”.
“UN POCO DE SENTIDO COMÚN”
Finalmente, para evitar ser víctima del fraude de los SMS que suplantan a los bancos, desde la Policía se recomienda implementar unas medidas de protección que “son muy fáciles de realizar y sólo requieren que estemos concienciados y utilicemos un poco de sentido común”.
– Desconfiar de remitentes desconocidos. Si recibimos un mensaje de una persona o entidad desconocida informándonos de un premio o solicitando información, lo más prudente será ignorar y eliminar el mensaje. De igual modo, desconfiaremos si se trata de números de teléfono sospechosos.
– Desconfiar de promociones, cupones o concursos. Suelen utilizarse como anzuelos para obtener la atención de los usuarios y conseguir que accedan a enlaces fraudulentos o contactar con un número de teléfono de tarificación especial, por ejemplo.
– No facilitar nunca información personal. Una entidad de confianza jamás nos solicitará datos personales sin previo aviso, y mucho menos a través de un mensaje.
– No hacer clic en los enlaces bajo ningún concepto, ya que pueden llevarnos a webs fraudulentas. Es mejor contrastar la información primero y acceder a las páginas oficiales tecleando la URL en el navegador.
– No bajar archivos adjuntos, pueden contener malware con el que infectar nuestro dispositivo.
– Proteger nuestras cuentas. Utilizar contraseñas robustas y sistemas de doble verificación permitirá añadir una capa extra de protección.