La cuarta corbeta de las cinco encargadas para Arabia Saudí, uno de los programas (el Avante 2200) más importantes, y controvertidos, de la actual cartera de pedidos de Navantia, ya está en el agua. El astillero de San Fernando ha acogido en la tarde del sábado la protocolaria botadura de este buque de guerra (la construcción 549 de la antigua Bazán) que lleva el nombre de Jazan, en homenaje a esta ciudad del suroeste del país saudí.
Esta corbeta tiene una eslora de 104 metros, una manga de 14 y será capaz de transportar a un total de 102 personas entre tripulación y pasaje. Alcanzará una velocidad máxima de 27 nudos y, entre otros aspectos, tiene capacidad para llevar a bordo provisiones para 21 días. Los cinco buques que se construyen en el astillero de San Fernando (con el apoyo del de Puerto Real, principalmente) están ya en distintas fases de desarrollo. La primera corbeta, Al-Jubail, se botó en julio de 2020; la segunda bautizada como Al-Diriyah, en noviembre de ese año; y la tercera, Hail, a finales de marzo de 2021). El último barco, si se cumplen los planes, deberá ser entregado en el año 2024.
La botadura ha tenido lugar a las 16.20 horas, el momento idóneo en función de las mareas y del viento. Desde Navantia se relata en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz que se ha desarrollado “con medidas de seguridad sanitaria”. En el acto han participado el comandante de la Marina Real Saudí, vicealmirante Fahad Bin Abdullah Al-Ghofaily; el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada española (Ajema), almirante general Antonio Martorell Lacave; la presidenta de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), Belén Gualda; el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez; el vicepresidente de Saudi Arabia Military Industries (SAMI), Wael Alsarhan, en representación del CEO de la compañía, Walid Abukhaled, que ha asistido al evento telemáticamente; y la alcaldesa de San Fernando, Patricia Cavada.
La tarde ha comenzado con una lectura del Corán, seguida de la proyección de varios vídeos, sobre la ciudad de Jazan (que da nombre al barco), sobre el programa Avante 2200 y sobre la construcción de esta cuarta corbeta. El encargado de dar la bienvenida ha sido el director del astillero y responsable de Defensa de Navantia en la Bahía, José Antonio Rodríguez Poch.
Y la ceremonia ha concluido, tras los discursos, cuando el vicealmirante Fahad Bin Abdullah Al-Ghofaily ha cortado la cinta, con lo que la corbeta Jazan, tras recibir el impacto de la botella con agua de La Meca, se ha deslizado por la grada hasta tocar agua por primera vez. Los trabajos en este buque continuarán en el agua hasta su entrega, prevista para abril de 2023.
Durante la jornada, el comandante de la Marina Real Saudí ha visitado el astillero isleño y ha conocido el Navantia Training Centre (NTC), ubicado en el frustrado Parque de la Historia y el Mar, un centro equipado con tecnología de última generación donde están recibiendo formación los marineros y mantenedores de las corbetas. Además, ha conocido los equipos de entrenamiento en tierra (Land Based Training Site, LBTS) y los simuladores, y el programa de Transferencia de Tecnología (ToT) que forma parte de la construcción de las corbetas.
“NAVANTIA CUMPLE SUS COMPROMISOS”
En su intervención, el presidente de Navantia ha subrayado el compromiso de la empresa pública española con este programa, que ha calificado de “estratégico” para la compañía naval, y con Arabia Saudí: “pueden contar con Navantia como un socio fiable para el mantenimiento de los buques en su ciclo de vida y para futuras oportunidades; Navantia cumple con sus compromisos”. Además, Domínguez ha puesto en valor las inversiones que se está acometiendo para digitalizar e introducir nuevas tecnologías en el astillero de La Isla para hacerlo “más eficiente” y “construir buques en menor tiempo y con mayor calidad”.
Además, ha tenido palabras de agradecimiento para la Armada española, la Real Marina Saudí y los ministerios de Defensa de ambos países por su “valiosa colaboración para hacer del programa un éxito”, así como para los equipos del programa y los trabajadores por el esfuerzo realizado.
Por su parte, el Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada española ha subrayado que la corbeta “es una demostración inequívoca de la capacidad industrial de España en el ámbito de la construcción naval y de su fuerte apuesta por la innovación tecnológica”.
Además, ha resaltado la confianza depositada por Arabia Saudí en la Armada española “para supervisar la ejecución de este ambicioso y pionero programa naval”, destacando que “esta es la primera vez que la Armada se ha embarcado en un programa naval de tan largo alcance”.
A su vez, el comandante de la Marina Real Saudí ha incidido en la importancia del proyecto Alsarawat (Avante 2200) para su país. Fahad Al-Ghofaily ha subrayado que la botadura de la corbeta Jazan, la cuarta botada en un año, “es un logro significativo que demuestra ampliamente el compromiso de Navantia con el programa”; al tiempo ha señalado que el éxito de este contrato “establecerá una base sólida para la asociación estratégica con Navantia”.
Y el representante de SAMI, la empresa del país saudí de propiedad estatal encargada de desarrollar sus industrias militares se ha mostrado orgulloso de esa “asociación estratégica” con Navantia.
ALREDEDOR DE 6.000 EMPLEOS DIRECTOS E INDIRECTOS AL AÑO
Este polémico contrato (no hay que olvidar que se están construyendo buques de guerra para un país que no respeta los derechos humanos) alcanza un importe de 1.800 millones de euros y representa el mayor de la historia de los astilleros públicos españoles con un cliente extranjero; está en vigor desde noviembre de 2018 (y negociado desde 2015), y “beneficia a todos los astilleros de la compañía”.
En la teoría, supone una carga de trabajo global de alrededor de siete millones de horas que, traducido a empleo, son unos 6.000 anualmente durante cinco años, De estos, más de 1.100 son empleados directos, más de 1.800 de contratas y más de 3.000 empleados indirectos generados por otros suministradores. Serán más de 100 las empresas auxiliares que colaboren en este proyecto.
El diseño de estas corbetas de guerra (basadas en las que se construyeron años atrás para Venezuela) es de última generación, maximizando a la vez la participación de Navantia mediante la incorporación de productos propios, como el sistema de combate CATIZ, el sistema de comunicaciones integradas HERMESYS, la dirección de tiro DORNA, el Sistema Integrado de Control de Plataforma y el puente integrado MINERVA, junto con otros equipos desarrollados por la empresa naval española bajo licencia, como los motores de MTU o las cajas reductoras de RENK.
El programa, cuyo último buque deberá ser entregado en el año 2024, incluye, además de la construcción, el suministro de varios servicios tales como, apoyo logístico integrado, adiestramiento operacional y de mantenimiento, suministro de centros de formación y adiestramiento para el sistema de combate y sistema de control de plataforma de los buques, y los sistemas para el mantenimiento de los buques en la Base Naval de Jeddah.