Este 1 de febrero de 2022 entra en la intrahistoria de San Fernando. Al fin la localidad se desprende de uno de los vergonzantes vestigios franquistas que todavía se resistían en su plaza más céntrica y emblemática: la estatua del general Varela; entre la indiferencia profana de muchos vecinos que desconocen quién era ese señor a caballo, la indignación de los nostálgicos aferrados a débiles argumentos (“lleva ahí mucho tiempo, muchos años, es historia de La Isla, se gastan el dinero en tonterías”), y la satisfacción de otros tantos que ven que, aunque demasiado tarde, desaparece esa exaltación a una oscura época de represión.
Casi al alba, poco antes de las ocho de la mañana y con las calles todavía medio vacías, los operarios que trabajan desde principios de enero en la obra de remodelación de la plaza del Rey lograban separar la escultura del monte de piedra (el pedestal) en el que estaba bien sujeta y una grúa elevaba el monumento para situarlo en el vehículo que lo trasladará a un depósito municipal donde se guardará, ya que de momento el Ministerio de Defensa ni ha respondido al Ayuntamiento en su propuesta de que se haga cargo del mismo.
Ya durante la jornada, y ante cientos de miradas, fotos y comentarios de curiosos e incrédulos -incluso varias patrullas de la Policía Nacional en la zona por si acaso…- continuaban las labores alrededor del conjunto escultórico que desde hace días se está desmontando casi piedra a piedra.
Entre tanto, el Gobierno local de PSOE y Ciudadanos trata de que el ‘chaparrón’ de esta simbólica y polémica retirada de Varela pase lo más desapercibido posible, sabiendo que una parte de los cañaíllas es muy remisa a los cambios y claro, las elecciones son el año que viene; e insiste en “camuflarla” con la reurbanización de la plaza del Rey.
De hecho, esta misma mañana la alcaldesa, Patricia Cavada, ha llegado a decir en la cadena Ser que se trata de “una batalla por el dinamismo de la ciudad, no vemos una batalla ideológica”. Aunque los socialistas llevaban años atrás en su programa electoral esta supresión del monumento franquista, con la que, además, simplemente se cumple con la ley, una ley impulsada también por su mismo partido.
De hecho, la Ley de Memoria Histórica y Democrática ya obligaba a esta retirada desde el año 2007. Pero no se hizo nada entonces. Fue Podemos en el pasado mandato (entonces bajo el nombre de Sí se puede San Fernando) quien presentaba a pleno una moción en enero de 2016 exigiendo este paso (que salía adelante pese al esperable no del PP y la abstención del PA, ahora AxSí). Ese mismo año, la llamada plataforma Sí a Varela registraba en el Ayuntamiento cerca de 5.000 firmas defendiendo su mantenimiento. Y a partir de ahí, el Gobierno liderado por el PSOE se ha hecho el remolón y ha demorado este momento con la excusa de relacionarlo con la proyectada obra de este espacio público frente al Ayuntamiento, que por fin se ha iniciado tras las fiestas navideñas.
PERO ¿QUIÉN FUE VARELA?
José Enrique Varela Iglesias, nacido en La Isla, fue un militar español. Es uno de los 35 altos cargos imputados por la Audiencia Nacional en el sumario instruido por Baltasar Garzón, por los delitos de detención ilegal y crímenes contra la humanidad cometidos durante la Guerra Civil y durante el primer franquismo.
Fue nombrado Hijo Predilecto de San Fernando tras participar en la guerra contra Marruecos, masacrando a marroquíes del mismo modo que más tarde hizo en España. Fue uno de los conspiradores del golpe de Estado de julio de 1936 que derivó en la Guerra Civil y más tarde, fue nombrado ministro del Ejército hasta 1942 y Alto Comisario Español en Marruecos hasta su muerte en 1951.
La ciudad cuenta desde 1948 en la plaza del Rey con esta polémica escultura ecuestre de Aniceto Marinas de “alto valor artístico”, según algunos. Unos 74 años después deja de ‘presidir’ esta ciudad gaditana.
EL SÍ O NO A VARELA “ES UN DEBATE SOBRE EL FUTURO, NO DEL PASADO”
“De Varela, sus defensores, siempre han argüido sus dos condecoraciones laureadas por méritos militares obtenidos en la Guerra del Rif y de la escultura, su valor artístico y antigüedad. Sus detractores, sin embargo, recuerdan de él su implicación en el intento de golpe de Estado de 1932, ya en plena Segunda República, conocido como la ‘sanjurjada’, y su participación en el golpe de Estado y la guerra de 1936, siendo nombrado ministro del Ejército por Franco en reconocimiento a su contribución ‘liberadora’”, recordaba años atrás Francisco Javier Pérez Guirao, en nombre de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Democrática, Social y Política de San Fernando (Amede).
“Ningún militar bi-golpista que haya contribuido a masacrar extranjeros o compatriotas, por muy distintas que fueran sus culturas o ideas políticas, merece presidir uno de los espacios públicos más importantes y neurálgicos para la convivencia en nuestra ciudad”, reflexionaba este colectivo en 2018.
Además, para esta asociación memorialista local, “no hacía falta una ley ni dos (la estatal y la andaluza) para haber afrontado, hace ya bastante tiempo (hablamos de décadas), la decisión convencida y valiente de que tal monumento en homenaje a un asesino no debía estar en ese espacio público. Ni siquiera por la controvertida y cuestionada suscripción popular para la construcción del mismo, porque esta se realizó en un tiempo de falta de libertades personales y políticas”.
Por su lado, más recientemente en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, el Ateneo Republicano y Memorialista de La Isla incidía en que “cuando hablamos de la retirada de la simbología de la dictadura hay todavía quien nos acusa de violentar la convivencia de querer remover heridas del pasado. Al contrario: pensamos que la presencia de esta simbología es la que precisamente violenta la convivencia al presentarse como una anomalía en una sociedad que, desde hace años, vive, construye y avanza en democracia. La prueba de que es esta simbología la que violenta la convivencia es la existencia misma de este debate”.
Un debate que “no es sobre una cuestión del pasado”, se apostillaba. El debate sobre la simbología presente en los espacios públicos “es un debate sobre el futuro, sobre qué tipo de ciudad y sociedad queremos tener”. Así, el caso concreto de la plaza del Rey “debería ser un espacio dedicado a referentes e ideas que todas las personas que vivimos en La Isla podamos compartir: nuestro astillero, nuestras salinas, nuestras Cortes…”. Mientras la presencia del general Varela “sólo sirve para consagrar unas ideas, una época que choca de frente con la democracia, una época que es completamente opuesta a los valores que rigen hoy día nuestra convivencia, unos valores que ya no representan a casi nadie. Estar a favor de la permanencia de esta simbología en nuestra ciudad sólo puede significar estar a favor de consagrar públicamente una época y unas ideas”.
En definitiva, para el Ateneo Republicano y Memorialista de La Isla ese debate sobre la retirada de esta estatua de bronce “no es un debate de izquierdas y derechas, es un debate entre democracia-convivencia y dictadura-imposición de ideas. No es un debate que se pueda aparcar, porque no es un debate en el que quepa la ambigüedad o la neutralidad, porque no puede haber ambigüedad a la hora de defender el espacio de la democracia y la convivencia”.
Este mismo martes, esta entidad ha mostrado en su web su satisfacción subrayando que “La Isla recupera su plaza del Ayuntamiento. Nos acordamos de los compañeros que no pudieron verlo en vida y que aportaron su imprescindible lucha por mantener viva la memoria en nuestra ciudad. Destacamos, porque lo merecen, a Pepe Casado y a Antonio Gil”.
“NO SON CAPACES DE LLAMAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE”
En el capítulo de reacciones, Adelante Cádiz en la Diputación ha valorado la retirada de la estatua del general golpista como “una deuda histórica con las víctimas del franquismo y la propia democracia”; y se ha lamentado que “los gobiernos municipales hayan tardado 15 años en cumplir este mandato legal por el que incluso España ha sido apercibida por las Naciones Unidas”.
Del mismo modo, esta formación resalta la “poca valentía” del Ayuntamiento de San Fernando al llevar a cabo estos trabajos “casi con nocturnidad” cuando “lo lógico hubiera sido hacerlo sin esconderse, porque es un acto de normalidad democrática y de justicia”. El PSOE y su alcaldesa Patricia Cavada “no son capaces de llamar a las cosas por su nombre y decir a las claras que los genocidas no pueden presidir espacios públicos”, se evidencia. Al tiempo que se le reclama que acometa la remodelación del callejero isleño, “repleto de nombres relativos al franquismo”.
Y desde el Congreso, el diputado de Unidas Podemos por Cádiz, el isleño Juan Antonio Delgado, ha subrayado que “hoy es un día de alegría para Cádiz, Andalucía y todas las personas que amamos la democracia porque se ha retirado la estatua ecuestre de un militar sanguinario en San Fernando”.
A POR UNA PLAZA DEL REY “DIÁFANA”
Y superado este gran e histórico escollo, avanza la reforma de esta plaza de San Fernando, la única que no llegó a remodelarse junto a las obras del tranvía por la calle Real.
La obra está adjudicada desde el pasado septiembre a la unión temporal de empresas (UTE) conformada por Gyocivil y Serrazar por poco más de un millón de euros y seis meses de plazo de ejecución.
La idea es crear un gran espacio diáfano de calidad que sirva para acoger con mayor comodidad los grandes eventos de cada año: Navidad, Carnaval, Semana Santa…