El Ayuntamiento de Puerto Real ha anunciado que, tras una primera fase urgente casi obligada por los daños ocasionados el pasado octubre por la borrasca Bernard, va a desarrollar un plan de arbolado “valiente” en el que se plantarán las “especies adecuadas en los lugares adecuados”.
De este modo, en estos días se inicia esta segunda fase de la intervención en el arbolado, a través de la empresa pública Grupo GEN, contando además con la renovación de los siete operarios que se contrataron de forma extraordinaria para los trabajos post-temporal y el alquiler de maquinaria especializada.
En una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, el concejal de Mantenimiento y Arbolado, Antonio Gil, explica que tras realizar un estudio exhaustivo de todos los ejemplares presentes en las zonas urbanas de la ciudad, “se ha resuelto transformar ciertos aspectos que durante muchas décadas han prevalecido a la hora de elegir las especies, la ubicación y el mantenimiento de los elementos vegetales”.
Este edil de Adelante Andalucía concreta que “existen muchas especies que, con el tiempo, se ha comprobado que no son las más idóneas para zonas urbanas y, como consecuencia, una parte importante de este arbolado se encuentra enfermo o moribundo, o bien requieren de una intervención constante para su mantenimiento”. “Es el momento de adoptar decisiones valientes pensando en el arbolado del futuro, aplicando técnicas y conocimientos que en el pasado se ignoraban”, apostilla.
Uno de los árboles que, según Antonio Gil, ejemplifica bien la necesidad de cambio es el olmo, cuya especie común fue sustituida en los años 70 del siglo pasado por el olmo siberiano, por ser éste último más resistente a la grafosis. Sin embargo, actualmente la Villa cuenta con alrededor de 250 olmos, y la mayoría de ellos están infestados por ese hongo y además, se ha convertido en especie invasora con fácil reproducción en lugares poco adecuados.
El metrosidero, por el contrario, se ha revelado como un ejemplar ideal para las zonas urbanas: es un árbol costero que llega a alcanzar hasta 20 metros de altura y hasta 2 de diámetro de tronco. Resiste los fuertes vientos del sur, el rocío de sal y la sequía, y puede vivir hasta 1.000 años; sus hojas son perenne y sus flores de color rojo brillante.
“SE VA A TENER EN CUENTA LA SALINIDAD, EL AGUA NECESARIA PARA SU CICLO DE VIDA, LA HUELLA DE CARBONO, LAS EMISIONES DE CO2 Y LA AGENDA 2030”
Por todo ello, este plan con vistas al futuro “va a tener en cuenta la salinidad del terreno, el agua necesaria para su ciclo de vida, la huella de carbono, las emisiones de CO2 o las directrices de la Agenda 2030, que aconsejan la creación de corredores vegetales entre los distintos barrios de la población, por mencionar algunos parámetros”, remarca el concejal responsable.
Los trabajos, se sentencia, se realizarán de manera continuada, acometiendo las labores que correspondan en cada estación y a cada especie.
“Sólo se apearán aquellos ejemplares que presenten problemas, y en ningún caso se retirará un árbol sano”, asegura Gil, que se ha comprometido a que cada uno de los árboles que deba talarse “será restituido con otro más adecuado, y alguno más”.