El astillero de Navantia Puerto Real ha recibido a más políticos que buscan conocer el programa Wikinger para Iberdrola, que se halla en su fase final, y hacerse la foto con el que es el primer contrato en el mercado de la eólica offshore ejecutado por esta empresa naval. La ministra de Empleo en funciones, como si siguiéramos en campaña, ha puesto en valor el “cambio” que se ha producido en Navantia en estos años, “de cero horas de carga de trabajo a 8,5 millones”. A la entrada de la factoría, ignoraba la protesta de trabajadores la industria auxiliar reclamando “empleo digno”.
El astillero de Navantia Puerto Real ha recibido este jueves a más políticos que buscan conocer el estado del programa Wikinger para Iberdrola, que se halla en su fase final, y hacerse la foto con el que es el primer contrato en el mercado de la eólica offshore ejecutado por esta empresa naval.
Si en plena campaña electoral era el consejero de Empleo, Empresa y Comercio de la Junta de Andalucía, José Sánchez Maldonado, quien se acercaba sin hacer mucho ruido por las instalaciones, ahora ha sido la ministra de Empleo y Seguridad Social, en funciones, Fátima Báñez, junto a la comitiva de políticos de su partido y la prensa, la que, repitiendo el discurso del PP, como si siguiéramos en campaña, ha puesto en valor el “cambio” que se ha producido en Navantia en estos años.
“Hemos pasado de tener cero horas de carga de trabajo a alcanzar 8,5 millones de horas ya comprometidas de trabajo, lo que va a dar estabilidad en los próximos 5 ó 6 años a toda la Bahía de Cádiz”, ha dicho Báñez, mostrando su confianza en poder alcanzar 15 millones de horas, “con nueva carga de trabajo que podrá llegar en las próximas semanas y en los próximos meses”.
La conservadora obvia las reclamaciones de más faena desde el astillero de San Fernando, o la misma concentración pacífica que se ha encontrado en esta jornada a las puertas de Matagorda convocada por la Coordinadora de Profesionales del Metal: ha ignorado la protesta y ha entrado en la factoría en coche oficial.
Estos operarios de la industria auxiliar demandan “empleo digno” en las tres factorías gaditanas. Entienden que “la falta de carga de trabajo se debe a las políticas del PP y del PSOE” y critican también los incumplimientos sistemáticos del convenio provincial de la pequeña y mediana empresa del metal por las empresas adjudicatarias de Navantia.
Entre sus reivindicaciones, según se ha trasladado a DIARIO Bahía de Cádiz, está una carga de trabajo sostenida en el tiempo, junto a la aplicación real del conjunto del convenio, “lo cual supondría trabajar en jornadas de tres turnos con la consiguiente contratación de más profesionales”. También supondría la eliminación de las jornadas donde las horas extras pagadas por debajo de lo establecido en el convenio son la tónica habitual. “Horas extras que la ley limita a ochenta al año, mientras que en la mayoría de los casos se obliga a los trabajadores a realizar hasta más de 700 al año”, se advierte.
LA SUBESTACIÓN SERÁ ENVIADA EN AGOSTO
La obra de Puerto Real se encuentra ya en su fase final, cumpliendo los plazos previstos y se prevé que el transporte de la subestación se realice en barco hasta Alemania durante el mes de agosto.
El programa Wikinger consiste en la construcción de una subestación eléctrica para el parque eólico marino que Iberdrola promueve en aguas alemanas del mar Báltico. Se compone de seis piles de 270 ton cada uno, una Jacket de 2.400 ton y dos módulos Top-Side, que albergan todos los equipos, de 5.500 ton. Se trata de un gran proyecto de energías renovables, que entra en su fase final y que es el más avanzado de Iberdrola en la actualidad en este sector.
La ministra de Empleo en funciones ha comprobado el estado constructivo tanto de la subestación como de la cimentación que la fijará al suelo marino. El propósito de la primera será recibir y transformar la electricidad generada a un voltaje necesario para exportarlo a la red eléctrica en tierra firme.
Iberdrola y Navantia firmaron a finales de 2014 un acuerdo, valorado en 160 millones de euros, mediante el cual se acordaba que la naviera pública fuera la encargada de desarrollar varios “destacados” trabajos dentro del proyecto de Wikinger, desde sus instalaciones gaditanas y gallegas.
Estos contratos, contemplan la construcción, en los astilleros de Matagorda de la plataforma de la subestación marina de este parque y su posterior instalación por unos 70 millones de euros. Además, el encargo a Navantia también incluyó la construcción en su astillero de Fene, en la Ría de Ferrol, de 29 estructuras de anclaje (jackets) que se instalarán en otros tantos aerogeneradores de Wikinger. Este contrato acciende a 90 millones.
Esta adjudicación se ha convertido en una de las mayores que Iberdrola ha realizado hasta la fecha a una empresa española en el sector de las energías renovables y al mismo tiempo ha permitido la entrada de Navantia en un mercado estratégico, como es el de la eólica offshore.
Para la puesta en marcha de este acuerdo se ha generado una “importante” carga de trabajo en ambos astilleros, creándose “unos 700 empleos” para la construcción de las infraestructuras, se calcula.
Este proyecto Wikinger se enmarca en la firme apuesta de Iberdrola por la eólica marina, que se ha visto materializada en la puesta en marcha en 2014 de su primer parque offshore, también primero de una empresa española en el mundo, el de West of Duddon Sands, cuyos 389 MW ya suministran electricidad renovable a unos 280.000 hogares británicos. Además, la compañía tiene en desarrollo otros proyectos, como East Anglia, en Reino Unido, y Saint Brieuc, en la costa francesa.
El parque Wikinger producirá, cuando entre en operación a mediados de 2017, suficiente energía como para cubrir las necesidades eléctricas de más de 350.000 hogares alemanes, evitando la emisión a la atmósfera de casi 600.000 toneladas de CO2 al año.
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