Con vistas al otoño de 2022, la Plataforma Vecinal Río San Pedro, en Puerto Real, ya trabaja en la celebración de los 40 años “de vida” de esta populosa barriada, en la que se pretende implicar a todos los colectivos del barrio y a los centros educativos. De entrada, plantea jornadas de convivencia, eventos festivos y culturales “en el que todos son bienvenidos”, porque el Río “tiene pasado, memoria, tiene historia y un futuro prometedor en el que los vecinos deben tener el protagonismo”.
Este anuncio se hace este 25 de octubre, cuando se cumplen 41 años de la colocación de la primera piedra de la barriada; mientras en noviembre habrán pasado ya 39 años desde la entrega de las primeras viviendas.
Ubicada en pleno centro del Parque Natural Bahía de Cádiz, actualmente con unos 6.000 vecinos y una población joven (y la tasa de natalidad más alta del municipio), con un tejido industrial en crecimiento, cercana a un campus universitario, la belleza de sus parajes y la ribera del río San Pedro, además de toda la historia por poner en valor y su patrimonio histórico y cultural, “hacen de esta barriada un lugar privilegiado y a tener en consideración de cara al futuro”, insisten desde esta entidad vecinal, que desde su refundación “en un esfuerzo titánico contra las administraciones” intenta poner en el mapa de la Bahía este rincón casi más cerca de la capital que de Puerto Real “apostando por reclamar la puesta en valor de su historia, potenciar su medio natural y trabajar por el fortalecimiento de su identidad propia para poder afrontar el emocionante futuro que les espera”.
Todo ello, sin olvidar sus muchos e históricos problemas, destacando el transporte público deficiente, los cables de alta tensión cruzando la barriada y las descargas de graneles en La Cabezuela.
“UN BARCO A LA DERIVA ANTE LA SENSACIÓN DE ABANDONO DESDE SU MÁS PROFUNDO GERMEN”
La misma Plataforma Vecinal recuerda los orígenes del barrio en la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz. Corrían los años 70 del siglo pasado, la etapa final de la dictadura, y se daba comienzo a los Planes de Actuaciones de Urgencias referente a los planeamientos urbanísticos, que pretendían solucionar los problemas demográficos de la ciudad de Cádiz (sin suelo para crecer) y dotar la Bahía de un conjunto turístico sin precedentes. Y así se planteaba “un proyecto megalómano donde venían a construirse más de 30.766 viviendas y albergar una población total de 140.000 habitantes, además de todo un tejido industrial”.
El pilar de este proyecto debía ser el flamante Puente José León de Carranza, que junto con la experiencia y herencia de la antigua barriada de Matagorda ofrecían solidez a ese Plan ACTUR. Pero este proyecto “tan ambicioso” se paralizó al evidenciarse su inviabilidad, a excepción de la barriada del Río San Pedro y el campus universitario.
“Las nuevas corporaciones municipales democráticas no estaban por la labor de desarrollar estos megaproyectos franquistas, y al tiempo, se comenzaba a ser consciente del valor ecológico de la zona”. La declaración del Parque Natural Bahía de Cádiz “vino a dar la puntilla a todo lo proyectado, quedando una barriada poco dotada y sin una estrategia nueva”, anota este colectivo vecinal.
Por tanto, se afirma, “desde sus comienzos arrancan la falta de proyectos e infraestructuras, y carencias de una barriada a medio acabar, en la búsqueda constante de soluciones, sin una planificación de cara al futuro, como un barco a la deriva ante la sensación de abandono de las administraciones desde su más profundo germen, en un limbo de responsabilidades y con el sentimiento de orfandad hasta el punto de no contar con un gentilicio”.
Así, herederos del barrio de Matagorda, los comienzos de este nuevo núcleo poblacional en los años 80 “no fueron fáciles, donde las luchas marcaron las pautas de su desarrollo y crecimiento; todo se consiguió a través de demandas vecinales sin proyectos previos”.
Los “problemas eternos” como la contaminación de las industrias del Polígono del Trocadero, las descargas de graneles, los cables de alta tensión que vertebran el barrio, los problemas en transporte público, las deficiencias urbanísticas, la falta de servicios, la ausencia de actividades y lugares culturales, y de ocio “ponen de manifiesto después de casi cuarenta años, la gran necesidad de un proyecto para este barrio situado en el centro de la Bahía de Cádiz con un potencial enorme por descubrir”, sentencian desde la Plataforma Vecinal Río San Pedro.