Acaba de aprobarse, con el visto bueno de Defensa, la Revisión Inicial de Diseño del futuro Buque de Acción Marítima de Intervención Subacuática. Culmina un proceso de estudios técnicos en el que se viene trabajando desde la firma de la orden de ejecución de noviembre. Todavía hay que esperar para poder empezar a cortar chapa.
El Buque de Acción Marítima de Intervención Subacuática (BAM-IS) para la Armada española que se construirá el astillero de Navantia Puerto Real, encargo que se viene prometiendo y demandando en los últimos años, parece dar un nuevo pasito adelante de cara al corte de chapa, que sigue sin ser inminente.
El Ministerio de Defensa firmaba en noviembre de 2021 la orden de ejecución, tras el visto bueno del Consejo de Ministros. Y desde entonces no han trascendidos muchas más novedades al respecto hasta ahora: a finales de septiembre quedó aprobada la Revisión Inicial de Diseño (IPDR) de este BAM-IS.
El principal objetivo de esta revisión, se detalla en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, era superar una primera fase de ingeniería de consolidación del diseño conceptual, con la aprobación de la configuración y los sistemas críticos del buque. Esta IPDR permite tener una Línea Base Inicial, necesaria para poder iniciar el diseño funcional del buque realizando una comprobación y evaluación global del estado de su diseño.
Con este hito culmina un proceso de estudios técnicos en el que se viene trabajando desde la firma de la orden de ejecución hace casi un año, en virtud del cual Navantia ha entregado un paquete documental centrado en aspectos fundamentales del diseño del buque debido a las prestaciones y el carácter tan innovador del barco.
En este sentido, destacará tecnológicamente no sólo por incorporar un sistema de propulsión innovador en corriente continua, sino también por contar a bordo sistemas punteros de intervención subacuática y posicionamiento, lo que permitirá al BAM-IS ejecutar los perfiles de misión que requiere la operación de este buque.
El proceso ha requerido “un gran esfuerzo” por parte de la empresa pública naval para cumplimentar este hito, que ha resultado “muy demandante por la cantidad de estudios de ingeniería necesarios”. La documentación ha sido revisada por los diferentes actores del Ministerio de Defensa involucrados en el programa, tanto de la Armada como de la Dirección General de Armamento y Material (DGAM).
este hito técnico es esencial para el adecuado avance del proyecto y permite el arranque del diseño funcional del buque
En la reunión del pasado día 28 se confirmó que la configuración satisface los requisitos establecidos.
La decisión se adoptaba al final de la jornada de trabajo celebrada en el mismo astillero puertorrealeño, donde se construirá el buque. La sesión ejecutiva estuvo presidida por el Subdirector General de Programas de la DGAM, Antonio Gutiérrez Sevilla; junto al Jefe de Sistemas Navales, Cristóbal González-Aller; el Director de Ingeniería y Construcciones Navales (ADIC), Manuel Antonio Martínez; el Jefe de la División Logística del EMA, Rubén Rodríguez; el jefe del programa de la DGAM, Ángel Arrazola; y el segundo Jefe del Arsenal de Cádiz, Juan Antonio Cornago. Por parte de Navantia estuvieron presentes el director de Construcciones Navales, Agustín Álvarez Blanco; el director de la Unidad de Negocio de Corbetas y BAM, José Antonio Rodríguez Poch; la directora de Navantia Sistemas, Cristina Abad; y el director de Gestión y Seguimiento Operativo de Construcción Naval, Alberto Cervantes. Junto a ellos estuvieron Ignacio Herruzo, jefe de programa BAM-IS de Navantia; y la directora de Ingeniería en Bahía de Cádiz, Camino Sánchez.
Todos reseñaron el “esfuerzo” realizado, la “buena coordinación” y el “trabajo en equipo” para conseguir disponer de “la mejor solución de diseño” para el futuro BAM-IS.
La aprobación y superación de este hito técnico es esencial para el adecuado avance del proyecto y permite el arranque del diseño funcional del buque, que culminará con la revisión preliminar de diseño (PDR).
1,3 MILLONES DE HORAS DE FAENA
La construcción del BAM-IS (cuyo contrato está presupuestado inicialmente en casi 166,5 millones de euros) generará en la teoría una carga de trabajo de 1,3 millones de horas durante tres años y medio. Hace casi un año se apuntaba que deberá estar listo en la primavera de 2024.
La obra prevé generar un valor añadido directo e indirecto para la economía de aproximadamente 54 millones de euros anuales y una demanda agregada de 159 millones anuales. En cuanto a los puestos de trabajo, serán 1.115 empleos, incluyendo empleo directo en Navantia (unos 160), las contratas (290) y empleo inducido (665), correspondiente a los suministradores y actividad económica en torno a la construcción.
El barco está contemplado en el plan estratégico 2018-2022 que la compañía estatal; se invertirán en él unos 200 millones de euros, de los que 166 corresponden a los trabajos de Navantia, y el resto a equipos de exploración submarina y revisiones. En los Presupuestos Generales del Estado (PGE) para 2021 ya se reservaba una primera partida de 53,4 millones, y en los de 2022 van otros 58 millones.
REEMPLAZARÁ AL NEPTUNO
El futuro buque cubrirá las necesidades que se puedan derivar de nuevos escenarios operativos en los que se requiera el empleo de los sistemas de rescate de submarinos de la OTAN y las nuevas misiones que se le asignen como contribución de la Estrategia de Seguridad Marítima.
Este BAM-IS se proyecta como una plataforma que operará como buque de apoyo para operaciones de buceo y para el salvamento y rescate de submarinos. Se prevé que esté operativo antes de la entrada en servicio del primer submarino S-80.
Reemplazará al buque de salvamento y rescate Neptuno, que está a punto de finalizar su vida útil; actualmente es el que se encarga de las operaciones más complejas de intervención subacuática, tanto en el ámbito específico de la Armada (guerra de minas, reparaciones, rescate y salvamento de submarinos, entre otras), como en colaboración de ésta con otros organismos del Estado (operaciones de buceo de cierta entidad o dificultad, conservación del patrimonio arqueológico subacuático, recuperación de pecios, etc.).