Navantia ha cumplido, y con antelación, el encargo para Iberdrola, su primer contrato dentro del sector de la eólica offshore. El astillero de Puerto Real acaba de realizar la maniobra de montaje de los dos bloques que conforman la Jacket, dando por terminada esta estructura que posteriormente soportará la subestación que se fabrica para el parque de Wikinger, que se ubicará en aguas alemanas del mar Báltico.
Navantia ha cumplido, y con antelación, el encargo para Iberdrola, su primer contrato dentro del sector de la eólica offshore. El astillero de Puerto Real acaba de realizar la maniobra de montaje de los dos bloques que conforman la Jacket, dando por terminada esta estructura que posteriormente soportará la subestación que se fabrica para el parque de Wikinger, que se ubicará en aguas alemanas del mar Báltico, que prevé producir suficiente energía como para cubrir las necesidades eléctricas de más de 350.000 hogares alemanes.
La operación de este hito logrado, que se ha llevado a cabo con 15 días de antelación sobre el contrato, ha consistido en la unión soldada, bajo el alcance de la grúa pórtico, del bloque 330 de 900 toneladas sobre el bloque 310, según se ha informado a DIARIO Bahía de Cádiz. En principio se prevé que el trasporte de la subestación se realice en barco hasta Alemania sobre el mes de marzo.
Este contrato fue firmado hace prácticamente un año y comprende, por una parte, la fabricación de la subestación eléctrica con su Jacket en el astillero de Matagorda, así como su conexionado en aguas alemanas del mar Báltico; y por otra, la fabricación de 29 estructuras tipo Jacket en el astillero gallego de Fene . Además, el encargo a Navantia también incluyó la construcción en su astillero de Fene. Este contrato asciende a 90 millones.
El contrato supone para la Bahía de Cádiz unas 650.000 horas de trabajo, lo que implica una media de unos 600 a 700 empleos en la zona.
Esta adjudicación se ha convertido en una de las mayores que Iberdrola ha realizado hasta la fecha a una empresa española en el sector de las energías renovables y al mismo tiempo ha permitido la entrada de Navantia en un mercado estratégico, como es el de la eólica offshore. La empresa pública naval espera que ese paso le abra las puertas a otros contratos de similares características.
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