CRÍTICA. La programación cultural tiene que sortear a veces el ajuste en el calendario para evitar la simultaneidad de eventos que compitan por captar el favor del público. A veces, la confluencia es intencionada, buscada de propósito mediante la contraprogramación. No es culpa de nadie que Moncho Borrajo fuera contraprogramado, que los teatros de la Bahía entrasen en efervescencia durante el fin de semana más puente del Pilar; que el Monkey Week portuense se celebre solo una vez al año, justo en las mismas fechas en que Moncho Borrajo quiso venir a Cádiz y que para más inri, la selección española de fútbol contraprogramara el espectáculo con uno de sus envites de clasificación para la próxima Eurocopa. El resultado, inevitable y quizás inesperado: muchas butacas vacías. De ahí la tentación de subrayar el fracaso de Moncho Panza en Puerto Real. No hace al caso.
Bien pensado, la insistencia de Moncho Borrajo en la escasa afluencia a su espectáculo era una mirada hacia su propia evolución como trabajador del arte de hacer reír a los demás. Cuando él comenzó su carrera artística, alguien de Puerto Real tenía que viajar a Madrid para verlo en sus triunfantes actuaciones; nada había entonces en la Bahía que pudiera entretener al gaditano en un largo y tedioso -en aquel tiempo- fin de semana. Borrajo, como muchos otros, actuaban con la comodidad de recibir a los de provincias en las salas de fiestas y teatros de Madrid, con la seguridad de llenar los asientos. Eran otros tiempos; ahora tiene que pasar punto a punto por la piel de toro, para reverdecer viejas glorias, y no siempre con suerte. ¡Lo que cuesta triunfar ahora! Sobre todo, cuando el personaje se repite a sí mismo –es el caso de Moncho Borrajo- sea cual sea la forma que se presente ante el público.
En ese sentido, la sorpresa hubiera sido que Moncho Borrajo abarrotase el teatro. Desafortunadamente, no es ahora una figura en el candelero de la fama ni tiene el sabor fresco de lo nuevo: él es como es y su vis cómica es la de siempre; quizá con menos empaque en la mordacidad hacia los políticos y mayor énfasis en el humor de sal gorda.
Pero siendo como es, no hay duda que Moncho Borrajo es aún capaz de hacer reír hasta el más refractario a sus gracias, además de dar(nos) lecciones de honestidad intelectual. El motivo es lo de menos; Moncho Panza es una tercera parte ficticia del Quijote, creada a modo de homenaje por la celebración este año del IV Centenario de la edición de la segunda parte del Quijote. Con él cierra una trilogía que empezó hace cuatro años, tras su vuelta a los escenarios después de una pausa obligada por el fallecimiento de su padre. En Golfus Hispánicus, un monólogo de Marco Antonio a Julio César, denunciaba la corrupción social y política. En el segundo, Yo, Quevedo mostraba el descontento general, como en el manifiesto de Quevedo a Felipe IV, y su Moncho Panza actual es un relato de las injusticias vividas dentro y fuera de las páginas del Quijote.
Su Moncho Panza no tuvo suerte en Puerto Real. Pero hay que ensalzar el pundonor de Moncho; actuó como si estuviera abarrotado el coliseo, incluso alargó en media hora el tiempo previsto de la función y puso toda la carne en el asador para que el público saliera satisfecho y feliz por haber asistido a su espectáculo.
Más de cuarenta años sobre el escenario le han curtido frente a los contratiempos; también le han dotado de un variado repertorio de dichos, historias, chistes y anécdotas que utiliza con oficio y variados recursos escénicos. Donde mejor se defiende es en el cara a cara con el público -tiene bien aprendido cómo mantenerlo “enganchado”-, aunque a veces abusa de la amable condescendencia hacia sus ocurrencias –para mí, está de más el número de los burritos con seis voluntarios, seleccionados a su pesar-. El espectáculo finaliza con un bien estudiado toque romántico, que muestra además la habilidad del artista para componer letras con motivos elegidos al azar. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
‘Moncho Panza’. Moncho Borrajo; autor, director, intérprete y escenografía. Lucía Bravo, actriz colaboradora. José Mota, voces en off. Música original: S. Sondhieim y M. Borrajo.
Lugar y día: Teatro Principal de Puerto Real, 9 de octubre de 2015. Asistencia: cuarto de entrada.
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