Cerca de un año después de la movilización de vecinos y colectivos del Río San Pedro bajo el lema ‘hartos de estar hartos’, la Plataforma Vecinal de la populosa barriada lamenta que, tras las promesas de Amaya entonces, “nada ha cambiado, los problemas son mayores, las demandas siguen creciendo y las gestiones del Ayuntamiento insuficientes”.
Bajo el lema ‘hartos de estar hartos. El Río existe’, a principios de agosto de 2021 vecinos de la populosa barriada del Río San Pedro, en Puerto Real (con más de 6.000 habitantes), celebraban una protesta a las puertas del Ayuntamiento, de la Plaza de Jesús, para “seguir reclamando nuestros derechos y la atención que se nos debe”. Una cacerolada que ya tenía un precedente días antes con una protesta en el Centro Cívico del propio Río.
Casi un año después de aquel “grito desesperado solicitando soluciones”, desde la Plataforma Vecinal Río San Pedro se reconoce que “nada ha cambiado, sino todo lo contrario, los problemas son mayores, las demandas vecinales siguen creciendo y las gestiones del Ayuntamiento insuficientes”.
“La desconfianza, las promesas incumplidas, la burocracia, los tiempos administrativos, el desprecio de nuestra alcaldesa hacia el tejido asociativo y la desvalorización constante han generado una situación insostenible. Existe una sensación de falta de gestión, falta de credibilidad, de un pueblo a la deriva sin soluciones que satisfagan las demandas más básicas de la población”, señalan desde la plataforma en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
La vecindad de la barriada del Río se organizaba hace un año en asambleas abiertas por “el hartazgo de los problemas y la gestión municipal que no encontraba soluciones”. Tras la presencia policial en dichas asambleas y las posteriores reuniones de Alcaldía con los diferentes colectivos “llegaron más promesas”. Sin embargo, ahora se constata que “no se ha avanzado en nada, todo va a peor y la desidia es más que evidente”.
Desde este colectivo vecinal se incide en que ese hartazgo emana de la falta de gestión en la búsqueda de soluciones en temas como los graneles, “no sólo en todo el circo de los terrenos de Delphi, sino en la falta de criterio para defender las descargas bajo techo (en La Cabezuela) como dicta la legislación europea por parte de la Autoridad Portuaria, generando efectos perjudiciales para la salud”.
En cuanto al transporte público, se reitera que “es una tomadura de pelo el proyecto piloto de una nueva línea de autobús (enlazando con la capital) resultando ser un único autobús a una hora determinada”.
Asimismo se repasan otras cuestiones sin novedades, como el acerado, “generando tropiezos, caídas y lesiones a diario en toda la vecindad sin distinguir edades”: el inmobiliario, con “bancos rotos, farolas que se caen o falta de papeleras”; las malas hierbas “invadiendo todas las calles con alturas de metro y medio en muchos casos”; la falta de limpieza de las alcantarillas cegadas “provocando inundaciones con las lluvias”; y la falta de servicios básicos. Y se señala el caso concreto del proyecto que traería nuevas farolas y solucionaría las deficiencias de iluminación: “después de publicarse desapareció para convertirse en una promesa más”.
“la dejadez se hace evidente por cualquier rincón de Puerto Real, el hartazgo va en crecimiento”
Desde la Plataforma Vecinal Río San Pedro se agrega, para más inri, que muchos de estos temas “venían de forma destacada en el programa del partido político de Elena Amaya en 2019; solución a los cables, actividades culturales y de ocio para los niños de la barriada, gestiones de pavimento, planes de actuación sobre la costa y las playas, curiosamente brillando todas estas por su ausencia y muchas otras”.
Pero es que, además, el abandono para estos vecinos no es únicamente en su barriada, “sino que afecta a los polígonos industriales y el resto del municipio. La dejadez se hace evidente por cualquier rincón, el hartazgo va en crecimiento y con diez meses por delante aún de mandato el desánimo es insoportable”.
Sentencian estos representantes vecinales del Río que el futuro de Puerto Real “se hace incierto con el desmantelamiento de la industria, la pérdida de Airbus, la problemática pasada del sector del metal, un astillero sin carga de trabajo, estando aún en el recuerdo la famosa imagen de la tanqueta por nuestras calles, o la pérdida de terreno de uso industrial entre otras”. Todo ello “genera un futuro incierto” y la necesidad de “una reflexión profunda”.