En la novena jornada de huelga indefinida del sector del metal en la provincia de Cádiz, en el que los principales incidentes se han trasladado de nuevo a la barriada del Río San Pedro, la alcaldesa de Puerto Real, Elena Amaya, ha vuelto a mostrar su apoyo a los trabajadores que luchan por un convenio colectivo “digno”, y especialmente a las plantillas de la industria local, pero a la vez ha querido reclamar “sensibilidad” y “prudencia”.
“Lo que está ocurriendo en el Río nos desconcierta. Entendemos que no es la manera de buscar soluciones, porque a la desesperación de la parte trabajadora se suma el enfrentamiento con la Policía. Esto sólo genera más angustia, como hemos podido comprobar este miércoles en una zona donde el conflicto ha roto la tranquilidad y la seguridad de centros educativos y un barrio de gente trabajadora, que además ve cómo se dañan sus vehículos y pertenencias”, reflexiona al respecto la primera edil socialista.
En este sentido, asegura que ha hablado por teléfono con el subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, para expresarle “lo innecesario de que una tanqueta siembre el pánico en las calles de Puerto Real, porque no somos gente conflictiva”. El controvertido vehículo blindado se veía el lunes por el Río San Pedro (y se llevó la condena de representantes vecinales), pero este miércoles no se ha recurrido a esta herramienta de los antidisturbios de la Policía Nacional.
De esta forma, ante la justificación del subdelegado (también del PSOE) de que el vehículo se utilizaba para evitar las barricadas y despejar las vías “únicamente”, Amaya le ha replicado que “en un conflicto laboral como éste, cualquier elemento de este tipo puede contribuir a crear alarma e incentivar la ruptura de la paz social. Esto no es una guerra, sino una lucha de la gente obrera de nuestra tierra”.
“NUEVAMENTE VEMOS CÓMO SE CASTIGA LA PROVINCIA Y A NUESTRA VILLA”
En una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, la alcaldesa lamenta que “nuevamente vemos cómo se castiga la provincia, cómo se castiga a nuestra localidad, tras el reciente cierre de la planta de Airbus”, motivo por el que justifica que “se salga a la calle a reclamar que se mire a esta tierra, que se garantice empleo, que no se pierdan derechos y que nuestra gente no tenga que irse lejos para poder trabajar y vivir”.
Y en este punto, insta a las partes, patronal y sindicatos (sentados otra vez a la mesa desde la mañana de esta jornada) “a dialogar, porque al final todo esto acabará si todo el mundo pone de su parte y se apuesta por el diálogo. Hablamos de una negociación que al final llegará en algún momento a un punto de encuentro”. Sin embargo, hasta que llegue, resalta que “no es plato de buen gusto para nadie ver lo que está ocurriendo en las calles, los enfrentamientos entre quienes lideran las protestas y los cuerpos de seguridad”.
“La provincia de Cádiz, Puerto Real, está formada por gente pacífica, que lo único que quiere es empleo y que no se siga desmantelando la industria que nos queda. Hay que dejar a un lado la búsqueda de titulares y de intentar sacar rédito político y trabajar por encontrar soluciones”, llega a decir.
Amaya lleva unos días de confinamiento domiciliario al dar positivo en Covid-19. Por ello, dice “sentir mucho no poder estar estos días en la calle, hasta que las pruebas garanticen que no puedo contagiar”. Así, dice estar siguiendo el conflicto laboral de las pymes del metal desde casa “de forma obligada, aunque me gustaría estar con ellos, defendiendo sus derechos y el empleo en la provincia, en general, y en Puerto Real, en particular”.