El que una mujer sea asesinada es una noticia a la que nos acostumbramos por su frecuencia a coexistir con ella en lugar de escandalizarnos.
¿Qué nos pasa? ¿Por qué estos asesinatos no provocan una reacción general?
¿Por qué no reaccionamos las mujeres?
Creemos que por falta de empatía con la víctima: se les presupone cierta culpa a la víctima porque eligió a este hombre como pareja. Pensamos que cada persona tiene unas características psicológicas, afectivas, sociológicas…que influyen en las decisiones que tomamos en la vida y no sabemos si en esas circunstancias reaccionaríamos igual.
Otras mujeres piensan que es un poco exagerado lo que dicen las feministas, porque en su propia vida tienen un buen trabajo, una buena familia, una buena pareja y han tenido acceso a una educación.
Estas mujeres creen que ya se ha conseguido la plena igualdad de género y obvian los micromachismos, la brecha salarial contra las mujeres y los machismos imperantes en la sociedad patriarcal en la que vivimos.
¿Por qué no reaccionan los hombres?
Para empezar se sienten “diferentes” a los agresores. Saben que ellos nunca harían algo así, porque no se creen agresores, los ven como casos aislados y casi enfermizos.
No son conscientes de que “estos asesinatos machistas “son el último eslabón de una cadena de tratos machistas hacia la mujer en la sociedad.
No detectan los múltiples casos de micromachismos en los que se ven envueltos todos los días y en los que son partícipes de alguna forma, voluntaria o involuntariamente.
Otra frase socorrida en boca de los hombres es, “hay hombres que también sufren maltrato”, esto es cierto, pero estadísticamente son un dato insignificante en relación con las mujeres.
Hay hombres que por el sistema patriarcal son también víctimas y no lo denuncian por sentir vergüenza.
¿Por qué no reacciona la sociedad?
La sociedad en general como mucho, comenta compasivamente al oír la noticia: “otra mujer más ¡qué horror! “y luego la socorrida frase “hay que educar en la escuela”. Por supuesto hay que educar en valores de igualdad y coeducación, pero se da el hecho de que el niño o la niña, no viven solo en la escuela.
Mientras en la escuela se enseña a no decir tacos, cuando acuden a un partido de fútbol ¿qué escuchan?
Mientras en la escuela se enseña a ser igualitarios, en la casa ¿quién conduce el coche más grande?
Mientras en la escuela se enseña a respetar a las compañeras, sean cuales sean, sus características físicas, en los medios de comunicación a la mujer se le cosifica como un objeto de comprar, usar y tirar, es decir, sólo valen las guapas y a ser posibles tontas.
Mientras la escuela dota a las alumnas y a los alumnos a desarrollar sus capacidades, la sociedad te estereotipa. La mujer ha salido de lo privado conquistando lo público, y el hombre aún no ha entrado en lo privado. Esto limita mucho las metas de las mujeres y dificulta la conciliación familiar impidiendo a muchas mujeres conseguir sus aspiraciones profesionales.
Mientras la escuela fomenta la relación mixta e igualitaria, la sociedad sigue funcionando con estereotipos machistas. El hombre triunfador es el que liga y copula con muchas mujeres, por el contrario la mujer que hace esto mismo ya sabemos cómo se la define… Un ejemplo claro lo hemos visto en la reciente fiesta de San Fermín, donde las mujeres por divertirse tienen que pagar un precio extra, que es el riesgo a ser violada, tanto si estaban desinhibidas, como si iban camino de su casa.
¿Y las instituciones? ¿Y la clase política? ¿Por qué no reaccionan?
El Estado aun teniendo datos de la magnitud del problema de la violencia machista que sufren, no sólo mujeres, sino hijas e hijos y familias enteras, sin olvidarnos del colectivo LGTBI y muchas prostitutas ¿cómo es que no organizan campañas para alertar a la población e intentar combatirla?
Si la clase política en vez de recortar en sanidad, educación y prevención de la violencia machista, recortase en pensiones y dietas de diputados, senadores o exigiese la devolución íntegra de los dineros robados por corrupción, habría presupuesto para cubrir estas necesidades básicas de la sociedad.
Es cierto que se han dado algunos pasos creando unidades de atención a la víctimas en la policía, en equipos de psicólogos y abogados, en servicios sociales, en los centros médicos, en los juzgados… pero a estos grupos de profesionales no se les dota de presupuestos suficientes y se ven desbordados e impotentes ante tanto trabajo por hacer y ante esta lacra violenta en aumento. En lo que va de julio de 2016 han sido asesinadas 10 mujeres.
A la mujer, desde las instituciones se les anima a denunciar pero ¿se les acompaña con todas las garantías? ¿Se siente segura en este proceso?
Mientras los medios de comunicación sigan dando las noticias de manera sesgadas llamándole “muertas a manos de su marido”, en vez de “MUJERES ASESINADAS” seguiremos sentadas en el sofá y culpabilizando a las víctimas, pensando que eso es un asunto en el que no hay que meterse y son problemas de puertas para adentro.
¿Para cuándo un PACTO DE ESTADO para este TERRORISMO MACHISTA?
¿Cuándo nos uniremos HOMBRES y MUJERES para acabar de raíz con esta sinrazón? DIARIO Bahía de Cádiz
ARTÍCULO DE: Marea Violeta Jerez
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