Rajoy viene a Andalucía y dice que el gobierno de Susana Díaz sestea. No es cierto: está muy despierto y la Junta de Andalucía lleva decenios llena de listos, con Susana Díaz, Griñán, Chaves y Rodríguez de la Borbolla, desde 1982 el PSOE mantiene a Andalucía como zona subsidiada y además el empresariado andaluz es por lo general bastante deficiente porque en una economía de mercado se sale de la cola a base de investigar, trabajar, competir, producir, exportar… Pero eso no excluye dormir la siesta.
Rajoy se ha contagiado de la nueva leyenda negra que sobre España han lanzado en los últimos años diarios anglosajones como The Guardian, The New York Times, Financial Times o The Washington Post. Todos han hablado de una España en crisis, llena de pobres donde la gente, en lugar de trabajar, duerme la siesta. The Guardian estimula el intrusismo profesional sirviéndose de blogueros como corresponsales y bajándose los pantalones ante determinadas presiones publicitarias. The New York Times tiene como dueño principal a un señor, Carlos Slim, que maneja los hilos políticos de su país –México- y que posee desde supermercados hasta empresas que comercian con el agua potable pasando por grandes superficies comerciales y bancos. Financial Times está controlado por un grupo con intereses en el mundo de la decoración y relacionado con la banca de la familia Rothschild. The Washington Post es propiedad del dueño de Amazon, Bezos, un comerciante de libros, ropa, alimentos y todo lo que le parezca rentable, que acaba de llegar al mundo del periodismo. Tenemos a estas cabeceras por prestigiosas pero no es oro todo lo que reluce y unas estrategias concretas han logrado que reluzcan.
No les iría mal una cabezadita de vez en cuando a los impulsores de la economía y las finanzas, a ver si se les sosiega el cerebro y caen en la cuenta del desastre mundial que han organizado y del peligro real que corremos todos por culpa de una codicia jaleada por sus medios de comunicación. Pero, ¿qué tiene esta gente y sus conversos –como Rajoy- contra la siesta, leche? ¿Cómo pueden criticar tan sana costumbre para sosegar al corazón unas gentes que viven para trabajar, que comen mal y pronto, que engordan y crían mierda en la City de Londres o en Wall Street y se hartan de pastillas para dormir y se mueren de ataques al corazón y le lavan el cerebro a millones de personas confundiendo el tener con el ser? ¡Pero si hace ya años que en Bruselas, Tokio o París hay lugares donde cobran por dormir la siesta! Claro, estos mercachifles avaros sacan dinero hasta de una cabezada de media hora, entonces sí que es positiva la siesta, ¿verdad?
Estoy convencido de que los andaluces tienen que ponerse las pilas si es que desean estar a la altura de las circunstancias pero de ahí a matar costumbres que sirven precisamente para estimular el cerebro y la producción va un abismo. Rajoy representa a esa España que bosteza desde al menos el siglo XVII y ahí sigue, arrimado a las mitras y a las sotanas más rancias, sin valor para dejar de dormir y echarle huevos a la vida cantándole las cuarenta a USA, a Gran Bretaña y a Alemania, prefiriendo hablar de los populismos radicales que son el efecto de su sueño secular y no la causa de sus males, sus males se los ha sembrado él solito. ¿Radicales? Radical es su sueño eterno y sus medidas de cobarde y mediocre que es débil con el fuerte y fuerte con el débil.
Qué desgraciada vida la que debe aguantar a una aprendiz de actriz como parece Susana Díaz cuando habla sin decir nada, a un pardillo del PP que tiene que venir su papá a darle sopa boba y presentarlo en sociedad una y otra vez a ver si hace carrera del niño, un líder de IU que se ha subido tarde al tren y lo van a aplastar en las urnas y una mozuela de Podemos que ya pisa y va a seguir pisando alta moqueta cuando aún debería estar formándose para gobernar. Pero, claro, ya se sabe que hay dos actividades para las que no hace falta preparación: la de político y la de elector.
No se meta usted con la siesta, señor Rajoy, porque es un enorme recurso a utilizar durante todos estos días en que van a ustedes a pedir el voto y durante todo el día en que haya que ir a votar. Pero, señor presidente, si, en vista de la sopa política gelatinosa que nos muestran usted y los demás, deberían ustedes pagarnos por votar y por ver la televisión que nos han colocado delante a pesar de que a muchísimos andaluces les chifle Gran Hermano Vip que es como dormir la siesta despierto. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig