El título del presente artículo al que le añadiría -desnudar a un santo para vestir a otro- está basado en nuestro sabio refranero. Y más adelante comprenderán ‘el por qué’ de este título cuando lean el argumento de su contenido en el que sólo se pretende mostrar; los inconvenientes que padece el gobierno de una ciudad cualquiera, dada la complejidad estructural de la administración del estado y las propias de cada municipio, así como las generales del sistema actual que padecemos.
Artículo éste que por su extensión pormenorizada y para facilitar la comodidad de su lectura se ha dividido en tres partes. Aclarando que no está escrito de ningún modo ni a modo de denuncia, ni de crítica destructiva -todo lo contario- sino mediante un examen razonado bajo la única perspectiva, el espíritu y el propósito de que se tome verdadera conciencia de las actuaciones; mejorándolas en eficacias y resultados, si cabe, de todos y en todo aquello qué, bajo un denominador común, en pos -como no puede ser otra manera- del bienestar y el progreso de nuestras ciudades en general y a la sazón de nuestra muy querida Isla y ciudad constitucional de San Fernando.
Y aquellos ciudadanos que conocen bien estas circunstancias, saben de la referida complejidad que determinan los sistemas y los filtros por donde han de pasar los proyectos, iniciativas o reivindicaciones, que se realizan desde los municipios a cualquier instancia superior, para acometer algo que no dependa exclusivamente de la propia autonomía municipal de la que por otra parte, tampoco se escapa de la demora y paralización de los procedimientos, licitaciones, plazos, etcétera, por razones más o menos similares que afectan de lleno a estas actuaciones.
Sin embargo este largo preámbulo, pero necesario, está descrito simplemente para situarnos, pero no por eso, exime de la responsabilidad que tienen los munícipes de turno para desarrollar su gestión lo más eficazmente posible con la cordura y los razonamientos suficientes; cuyo objetivo final sea el bienestar y la mejora de su ciudad y de sus ciudadanos, qué aunque lo intenten, es justo reconocer también, que a veces el sistema no les dejan.
Munícipes que por otra parte obedecen a los intereses, a las presiones o a las consignas que suelen recibir de sus propios partidos. Entendiéndose que sólo son meros administradores elegidos transitoriamente, y no dueños absolutos como en ocasiones parece que -algunos- actúan, porque en realidad y en general, eso es lo que percibe en no pocas ocasiones el ciudadano.
Y como consecuencias y hablando en términos amplios y generales, estamos acostumbrados a contemplar actuaciones, que deberían resolverse de manera más eficaces. Más aún cuando se trata de bienes y equipamientos ubicados en una zona determinada, razonable y lógica dentro de la ciudad o de su extrarradio; atendiendo exclusivamente a sus necesidades y al bien común que sería lo justo, armónico y deseable.
Sin embargo a veces ocurre justamente lo contrario e inopinadamente se trasladan a otros lugares menos necesarios, sin ninguna razón aparente, ni de peso que lo justifique, salvo las decisiones referidas anteriormente o las que se dejan dormir el sueño de los justos antes de acometer sus soluciones. Y de estas situaciones tenemos claros ejemplos en todo el país, que no necesitan citarlos, porque no sólo es de dominio público sino que están en la mente de todos sus habitantes.
Dicho esto y centrándome en nuestra ciudad. Esta no se escapa de parte o de algo de lo descrito; porque entonces de no ser así, sería de las pocas ciudades en obtener el privilegio de desarrollar convenientemente y bien hecho -sobre todo a gusto de los ciudadanos- aquello que por otra parte es imposible hacerlo, es decir, contentar a todos por igual sin que alguien se sienta lastimado o decepcionado.
Y en consecuencias hay casos y cosas que están tan a la vista y que llevan tanto tiempo paradas, inhabilitadas y sin resolverse qué, resulta imposible obviarlas tales como la Casa Palacio de Lazaga (en calamitoso estado de conservación, deterioro y de ruina, ¡una verdadera pena!) o la Casa de la Cruz Roja (en el mismo estado y casi cayéndose, ‘algún día ocurrirá si antes no se remedia’).
El Museo de Camarón propiamente dicho y sin empezar todavía y aunque previsto en la citada Casa Palacio de Lazaga, ahora con mejor criterio, aunque algo tarde, se piensa construir -un edificio nuevo- en torno a la Venta de Vargas ‘lugar donde Camarón desarrolló su cante’ para instalarlo cerca de allí (lugar más apropiado y que tuve el gusto de citarlo en uno de mis artículos, aunque me refería concretamente a la Casa de la Cruz Roja.
Sin embargo, supongo que esta vez se instalará definitivamente en el lugar indicado o en sus alrededores, según el acuerdo firmado recientemente con la Junta, por el cual se va a recibir de la ITI de los fondos europeos 3,5 millones de euros, de los cuales, 1 millón se destinará a principiar la obra a tal efecto.
El tema Camarón entre una cosa y otra y del que todavía no se ha obtenido un solo euro de rentabilidad para las arcas municipales, al contrario y pese al canon establecido con la familia, lleva dando vueltas bastante tiempo; teniendo en cuenta que Camarón falleció el 2 de julio de 1992. Es decir hace casi 24 años, ¡ya son años!
Sin embargo, la figura mundial del genial cantaor de flamenco de todos los tiempos, único capaz de grabar y actuar junto a la gran orquesta sinfónica del Reino Unido (La Royal Philharmonic de Londres, por su arte, ‘el quejío’, el estilo inigualable de su cante y su prodigiosa capacidad torácica -lamentablemente- no se ha proyectado al mundo por lo que significa, como corresponde y se merece. Las comparaciones suelen ser odiosas, pero seguramente si Camarón hubiese nacido en otro lugar, este invitador y sugestivo proceso, estaría hace tiempo, como templo y santuario que es del arte del cante flamenco, más que resuelto.
Siguiendo con la rehabilitación del Ayuntamiento (demorada siete u ocho años, los mismo que el defalco de la caja sin resolverse todavía) y aún no arranca del todo, aunque ahora al menos ya hay colocada una gran grúa que parece que va a empezar y mientras tanto, sus secciones, negociados y dependencias están distribuidas por distintos sitios de la ciudad en locales alquilados o comprados, actuando a modo de varios minis-ayuntamientos con el consiguiente coste añadido.
El Castillo de San Romualdo, que no se acaba, que se abrió y se cerró, pero en la actualidad y aun existiendo un riesgo de no se sabe qué, está presto para recibir sin embargo y sin apenas estructura básicas de servicios, una parte -la expositora- del Museo Histórico Municipal y la otra parte -menos expositora- y otras de diversos enseres y contenidos, irán al Colegio Público Padre Franco. Así como se rumorea que también se trasladará al citado Castillo, la Casa de la Cultura y otros asentamientos que se tienen previstos.
El Museo de la Historia y el Mar (sin acabar a pesar de su inversión, tan lejos y desconectado de la ciudad como poco tan poco visitado y activado) que ahora no obstante, se pretende instalar en él a ‘Cluster’ otra vía dedicada a asuntos navales.
El Museo Histórico Municipal (ya citado y a donde se está trasladando el Ayuntamiento, pese a las oposiciones de todos, al tiempo que por fin se va a rehabilitar el Ayuntamiento. Y si se ubicó durante tantos años en donde está, no parece que sea acertado su traslado actual, además de su coste, cuando se comienza por fin la tan esperada rehabilitación del Ayuntamiento. En suma como dice el refranero español: desnudar a un santo para vestir a otro.
Otro es el Museo Naval prácticamente inédito para la ciudadanía civil, que por otra parte será realmente muy interesante y más todavía lo será, cuando se complete el proceso de su instalación definitiva, pero para algunos parece que está casi escondido detrás de Capitanía, o tal vez, poco publicitado. Y como cité también oportunamente, desde la Iglesia Mayor a la Venta de Vargas, se podría establecer ‘la Ruta de los Muesos’ (bien organizados, claro), Plaza de Toros (Rafael Ortega, Ruíz Miguel y los nuevos valores aparecidos como David Galván y otros) y como no, el histórico Puente Zuazo, incluido.
El CTI que desde el 2009 no funciona por desacuerdo entre la Junta y el Municipio, abocado a un largo debate de competencias y de precio en el que nuestro Ayuntamiento en esta ocasión esta perjudicado y sufragando algo que no le corresponde.
El Centro de Interpretación del Parlamentarismo, oculto, que ni se sabe que existe para muchos ciudadanos a pesar de su elevada e importante inversión y de sus buenas instalaciones; dotadas de interesantes datos y documentos gráficos e informativos, pero inédito para el gran público, convertido hoy en una oficina de seguros.
La empresa municipal Emsisa, cuya rentabilidad en su caso es más propia del estamento privado que del público, dedicada a la construcción de viviendas sociales y ahora más a la interpretación y gestión de proyectos empresariales que a la otra actividad.
La prevista y anunciada Escuela de Hostelería, que se esfumó convirtiéndose en un aparcamiento. Así cómo un Conservatorio de Música, adecuado para la ciudad -que no cuaja- en una ciudad como la nuestra en donde tantos jóvenes se dedican al estudio de la música, como fruto y consecuencias de la Semana Santa y de nuestras hermandades y cofradías -algunas de ellas- cubren esta necesidad y tienen sus propias bandas, aparte de la municipal.
Los polígonos de Puente de Hierro y Fadricas I y II que tampoco arrancan: el primero, escasamente ocupado y desolado debido a ‘su ubicación’. Y los segundos, que se debaten entre sus infra estructuras por prosperar y ahora se piensa en convertirlo o promocionarlo en una zona hotelera; porque el de Los Tres Caminos puede resultar engañoso y confundir al personal por su cercanía a la localidad, cuando en realidad pertenece al término municipal de Puerto Real.
Y tal vez, haber rematado -mejor estructurado- de cómo se ha ejecutado, el complejo de lo que fue para nuestra ciudad el singular y entrañable -Sitio del Zaporito para unos y Saparito para otros- todo menos -San Hipólito- y en cualquier caso, un pequeño puerto en el centro de la ciudad entonces y no un tope cortando sus aguas. Un claro y rico exponente por sus actividades en los comienzos de la historia de la Isla en el plano civil, militar y religioso.
La Casa de Baños. Y la influencia del molino de mareas (convertido hoy en no se sabe qué) y en mi opinión creo que fue una oportunidad fallida para la instalación de un Museo Cofrade, que no prosperó quizás por miedo a la incertidumbre y a lo desconocido, y también, por la falta de valentía, empuje y de iniciativas. O de su embarcadero y de la apertura de su caño conectado al de Sancti Petri, como vía otrora de comunicación económica, comercial y cultural con Chiclana. Y de tantas posibilidades de ingenios a desarrollar que se esfumaron como posibles fuentes de recursos y de generar riquezas, pero ninguna surgieron ni tampoco se acertaron con las que se ejecutaron… Continuará… DIARIO Bahía de Cádiz