Haciendo eco de la noticia aparecida en los medios referente a que el jueves día 28 de enero de 2016 se -llevaría al pleno municipal- por parte de un partido de los acreditados en el equipo de gobierno local, la propuesta de retirar de la Plaza del Rey la estatua de Varela.
Cabe decir que esta noticia no sorprende a nadie y puede que sea la enésima vez a la que se somete a debate la pretendida solicitud para que se retire dicha estatua. Pues se recordará que ya hace 10 años, es decir en el año 2005 y antes de la ley de la memoria histórica, el portavoz a la sazón del primer partido hoy en el gobierno local, presentó la misma propuesta sobre tan controvertida y debatida estatua.
Pero lo cierto y verdad es que -la idea se debate todavía- pese a los años transcurridos y hay algo en el fondo de la cuestión, para que Varela resista y continué allí todavía.
Es cierto también que la memoria histórica desde hace 8 años contempla silenciar todos los símbolos y vestigios que hagan referencia a la contienda nacional. Pero no es menos cierto que este sea precisamente el motivo principal de que Varela esté presente en la Plaza como se empeñan algunos ciudadanos.
Varela está en la Plaza porque forma parte de la historia de nuestra ciudad, por ser un ciudadano isleño, que como militar le tocó vivir aquellos acontecimientos. Pero antes se había destacado por sus méritos y valentía en los conflictos de Marruecos, donde alcanzó siendo muy joven dos laureadas en los años 1920 y 1921 respectivamente. Es decir 15 años anteriores al triste episodio del movimiento nacional.
La estatua en cuestión no fue idea de las autoridades de la época, sino que obedece a una solicitud de sus propios paisanos, que además -la costearon- a través de una suscripción popular para homenajear ‘exclusivamente su valor’.
Y remito al lector a mi artículo, El ciudadano José Enrique Varela Iglesias, publicado en este mismo diario el 2 de noviembre del pasado año, donde se amplia y se documenta razonadamente esta cuestión.
Aplicar la memoria histórica sí pero objetivamente. No obstante no se sabe lo que deparará el citado pleno; sabiedo de que existe otra memoria no menos histórica, que también recogerá y colocará en su lugar acertado o no, a los responsables del devenir futuro de la estatua de Varela.
¿SE RETIRARÁ POR FIN LA ESTATUA ECUESTRE DE VARELA?
Pues sí y tal como anuncié en mi artículo anterior, ya que en el citado pleno municipal celebrado el pasado jueves -día 28 de enero de 2016- fecha que quedará marcada en la historia de nuestra ciudad. Se decidió retirar la estatua de -un ciudadano isleño- que desde 1948 está instalado en la Plaza del Rey.
Decisión que se percibía y por otra parte no debería sorprender a nadie, porque además de ser una vieja aspiración, ya figuraba en el programa electoral del partido en el gobierno.
Pero lo que realmente -sí y más sorprende- y llama la atención son ‘las conclusiones’ del resultado de las votaciones de algunos de los partidos que con sus votos favorables y/o sus ‘abstenciones’ han determinados aprobar dicha retirada en el referido pleno.
Conclusiones que considerando la propuesta llevada a cabo en esta ocasión al pleno y consiguiendo su aprobación, ha abierto definitivamente la posibilidad de desmantelar la Plaza y convertirla en un espacio diáfano y frío; recogiendo la opinión de muchos ciudadanos.
Y de paso satisfacer el objetivo de la ley de la memoria histórica, planteada por los proponentes, que se han estrenados precisamente con esta primera moción, por otra parte legítima y a la espera de las que estén por llegar.
Pero tal vez esta decisión aunque contemplada en la citada ley y muy discutida por su aplicación concreta sobre dicha estatua, no sea la única. Entre ellas hay otras que como digo están por llegar como oportunamente también se ha publicado y que con el paso del tiempo aparecerán.
Sin embargo son muchas las plazas de pueblos, ciudades y capitales españolas que poseen estatuas ecuestres y no ecuestres. Véase la Plaza Mayor de Madrid, Valladolid o Trujillo, por citar algunos ejemplos. Y sin embargo no por eso se plantean retirarlas, bajo la necedad argumental esgrimida en el caso de la nuestra, entre otras de ´sus razones’ por considerar que le resta visibilidad al propio edificio del Ayuntamiento.
Otra conclusión a considerar, que por cierto no se ha indicado todavía, porque ahora de lo que se trataba era de retirar la estatua. Es en dónde se ‘ubicará’ no ya a Varela, sino a todo el conjunto que constituye la pieza que lo compone y que tiene la consideración de figurar catalogada como una obra de arte realizada entre las realizadas por el célebre y acreditado escultor de la época, el segoviano Aniceto Marinas García, especialista en este tipo de obras y monumentos.
Aniceto es el autor de otras tantas obras, monumentos y estatuas que existen repartidas por un gran número de las plazas de toda nuestra geografía como el extraordinario monumento a Las Cortes de Cádiz, por citar otro ejemplo cercano a nosotros y bastante conocido. En cambio se rumorea que se pretende enviar a la nuestra, es decir a Varela, como mal menor, a los cuarteles.
Creo que dadas las circunstancias y la irremediable decisión después de tantos debates o simplemente por el sentido racional y común de las cosas. Y despojado de toda acritud y de cualquier matiz político con el que se ha pretendido y se pretenda envolver a esta tan discutida estatua. Así como por respeto a los que la sufragaron económicamente. Varela -para contentar a unos y a otros- debería ser situado en atención a esos ciudadanos y a otros muchos; en un lugar adecuado de la ciudad, pero desde luego ‘fuera de los cuarteles’.
¿Y cuánto costaría no sólo el traslado en su caso al lugar que fuera elegido, sino también el de su recolocación? ¿Hay dinero en las arcas municipales para acometerlo y acondicionarlo? ¿Y si lo hubiera, no sería más necesario invertirlo en otros objetivos más urgentes? ¿Quedará al final la estatua y su conjunto derruida y olvidada en cualquier almacén?
Pero lo triste de todas estas situaciones es que los ciudadanos asisten a contemplar dócilmente estas decisiones o similares como la que se describe, en la que se debería consultar a los ciudadanos por su importancia y transcendencia.
Porque si no, ocurre lo que está sucediendo en Madrid, que se equivocan, quitan, ponen, devuelven o destruyen sin conocimientos. Y no sólo en la comunidad de Madrid. Sino en otras comunidades se ocultan los signos constitucionales, preceptivos y en vigor, que no son precisamente memoria histórica, pero si ¡Un auténtico despropósito!
Y den por seguro que no se pretende con ello, utilizar estos argumentos como si fuera moneda de cambio en similitud a lo sucedido con la tan debatida estatua. Lo que se pretende y se echa en falta razonablemente nada más es -muy simple- que los administradores y los responsables de estas situaciones; actúen objetiva y consecuentemente.
Y como anécdota final, reproduzco literalmente una de las muchas opiniones que se han producido en las redes sociales en torno a este asunto. Se trata de un ciudadano de nombre Jaime, que en cierto modo resume brevemente con pocas y simpáticas palabras escritas entrecortadas al inició de dicha opinión, pero entendible y recomponiéndolas correctamente a reglón seguido; acertando plenamente con el contenido del presente artículo y dice lo siguiente:
Ante to deci q me considero de izquierda. Pero quita un monumento que lleva toa la via porque asi se cierran la heria es una estupidez (hasta aquí las palabras entrecortadas). A continuación las correctas: las heridas que habrían que cerrar son de personas que por desgracia ya no están entre nosotros y las personas que quedamos la gran mayoría no sabe de qué color político era este personaje; sólo que era alguien de la isla ¡Bravo, muy bien Jaime, su opinión lo dice todo! DIARIO Bahía de Cádiz