Un cuento de navidad

Tomando muy libremente la inmortal obra de Dickens y aplicándola a esta parodia de país donde vivimos.

Érase una vez en un 24 de diciembre en España…

José Luis Martínez, director de uno de esos negocios culpables de la crisis y que han salido de rositas, o sea, un banco cualquiera, no nos engañemos, todos la misma escoria. En su despacho aguantaba estoicamente mientras un padre de familia, que según su escala de valores “había vivido por encima de sus posibilidades”, le suplicaba que le aguantara un poco, que no le quitara el techo a sus hijos. Gracias a que, como todos los de su ralea, José Luis era un tullido moral no sentía nada viendo como un hombre adulto le suplicaba. Harto ya de llantos llamó a seguridad para que lo pusieran de patitas en la calle.

-¡Vamos, hombre, tener que aguantar yo melodramas! ¡Se creyeron ricos y les hemos puesto en su lugar! ¡Que se jodan!- al decir estas últimas palabras no pudo evitar un brillito en sus ojos, ya que el famoso grito de Andreíta le recordó a su buen amigo Carlos Fabra, que pasaría esta entrañable noche en prisión, total por unos cuantos milloncejos. -¡Qué asco de país, a dónde vamos a llegar!

Tranquilamente salió de su despacho y se dirigió a su secretaria “B” una setecientos-eurista, licenciada en empresariales con tres máster, a esta la tenía para trabajar, a la guapa, la hija de cierto empresario, le había dado vacaciones para que fuera a Sierra Nevada a disfrutar junto a la gente de bien, que la vida son dos días. Total para lo que hacía su ausencia no se notaba.

-Señorita María, no se olvide de avisar a la policía para desahuciar esta misma tarde a ese maleante.

Qué gusto daba que las fuerzas del orden formaran parte de su guardia personal, que bien lo estaba haciendo Mariano, en el próximo congreso, tenía que sugerirles un cambio de uniforme, el azul no es tan señorial, el gris les sentaría mejor.

-¡Don José Luis, pero si hoy es Nochebuena…!

-¡Paparruchas! Todos los días son iguales.

Ya en su chalet, tras una opulenta comilona, pagada con su tarjeta Black, se dispuso a dormir la siesta enfundada en un pijama de seda. Lanzó una mirada de cariño hacia los retratos de Mariano Rajoy y Zapatero que escoltaban su mesita de noche, cuanto bien habían hecho estos dos presidentes por la banca, que grandes personas. Recién cogido el sueño un ruido le sobresaltó.

-Despierta José Luis, hombre no seas haragán, ya sabes que nunca me gustaron los holgazanes, por eso mantuve y modifiqué la ley de vagos y maleantes.

José Luis no podía creerlo, ante él, imponente el fantasma del caudillo en todo su esplendor, con su uniforme de generalísimo por la gracia de dios.

-Su excelencia, no merezco el honor que me hace.

-Pues ya ves hijo mío, aquí estoy, de fantasma de las navidades pasadas. Nada poco tiempo voy a estar, que en el infierno nos lo estamos pasando de lujo desde que llegó Cayetana. Solo me he pasado para darte las gracias, por fin en mí querida España, las navidades vuelven a ser lo que eran: mi gente con sus comilonas, y los pobres con cuatro mazapanes y el puchero, con la ilusión de la lotería, dando volteretas para que sus hijos tengan algo de reyes. ¡Como añoraba todo esto! ¡Y encima mi Real Madrid vuelve a ganar en Europa! Si es que mi querido Florentino prometía desde pequeño. Muchas gracias José Luis.

Las lágrimas anegaban los ojos del banquero, cuanto honor, que sin dudarlo merecía, pero claro una cosa es saberlo y otra que Francisco Franco te lo diga.

-Venga hombre no seas sensiblero, que me emocionas a mi también. Pronunció el fantasma de las navidades presentes.

Esta vez no era una persona concreta, era un extraño hibrido con medio cuerpo de Rajoy y el otro medio de Zapatero.

-En el presente no puedo estar alegre del todo, es verdad que nos va bien, de lujo… pero alguno de nuestros amigos están siendo machacados: pobre Cristina, Iñaqui, Carlos, Luis… todos pasando estas entrañables fiestas o bien en la fría prisión o preocupados porque todos estos malditos neo-liberales no les dejan ir paseando tranquilamente por las calles, acosándolos con sus preguntas, con acusaciones… que pena me da. Ponte las pilas José Luis, a ver si ayudas a destituir alguno de estos jueces y pones a alguno de los nuestros. ¿Qué han cogido unos milloncitos? Hombre que todo el mundo ha cogido un caramelo de más en la recepción de un hotel, y que son buena gente que han aprendido la lección, que la próxima vez serán más disimulados.

Esto dejó al pobre banquero pensativo y melancólico, pobres compañeros, tendría que subir las comisiones para ayudarles, pero todo era poco para ellos.

-¿Oye me das algo? Es que el futuro está muy negro.

Que horrenda visión era esta, un mapa de la península ibérica completamente fraccionada, empobrecida, solo llena de angangos y delincuentes.

-¿Qué te ha pasado patria mía?

-Nada poca cosa, entre el capital que robasteis, políticos que solo miran por ellos, los mejores estudiantes fugándose y aquí aceptando solo a lo peor… pues ya ves, somos un país del tercer mundo, nos han expulsado de Europa, las Canarias ahora son un campo petrolífero de Repsol… pero oye, una buena noticia, que la gente sigue gilipollas, que Telecinco es el único canal que existe y Belén Esteban ha creado una universidad. Nada tío, yo voy a darte un consejo: si te pones enfermo mejor que tengas un seguro en condiciones, que desde que vendisteis la seguridad social las muertes por gripe se han incrementado en un 450%.

Al día siguiente, el banquero se despertó apesadumbrado y tomó una decisión: él ya tenía 50 años, cogió todo su dinero y lo mandó para Andorra y se prejubiló, eso sí antes fue a disfrutar como los perros desalojaban al trabajador de su casa.

Y querido lector, espero que no soñarais con un final feliz, ya que esta escoria no va a cambiar pero ¿Y nosotros? DIARIO Bahía de Cádiz