Nadie puede cuestionar, salvo a los que de forma interesada conviene poner en entredicho la libertad de expresión y manifestación. Tampoco nadie puede cuestionar que la comunidad universitaria, centro de libertad y de pensamiento rechace planteamientos xenófobos, machistas y excluyentes de la extrema derecha, de forma vehemente. Del mismo modo, que se convierta en el conveniente lugar para blanquear a quienes desde su cargo institucional lleva a cabo políticas antisociales en contra de la mayoría social.
Desde aquí, en modo alguno, vamos a poner en solfa este derecho legítimo, todo lo contrario, lo respetamos como no podía ser de otra manera. El bien merecido escrache a Molona, mentirosa y oportunista representante de la extrema derecha fascista donde las haya en la Universidad de Granada, fue un ejercicio inequívoco y legítimo de libertad de expresión, sin más.
La protesta de alumnos universitarios de la Universidad Complutense madrileña contra la designación como ‘Alumna Ilustre’ a quien su único posible mérito para ello es haber sido comunity manager de la perra de Esperanza Aguirre y haber medrado en el PP hasta conseguir ser líder regional del mismo, amen de ser elegida Presidenta de la Comunidad de Madrid gracias a los votos de la extrema derecha, igualmente está más que justificada. Los valores académicos de Isabel Díaz Ayuso para obtener dicha distinción brillan por su ausencia y solo puede estar en el imaginario pelotero de un rector que debe su puesto a la misma, con la intención de otorgarle una distinción que en modo alguna puede atesorar.
Lo que de forma inequívoca y legítima cuestionamos es la oportunidad del mismo y ahora lo argumentaremos, sin que, con ello, pretendamos tener razón, más allá de que se compartan o no.
la estrategia de Molona y de Ayuso junto a sus cohortes de aduladores es tan simple como eficaz para sus intereses, hacer ruido mediático. Y aunque nos duela reconocerlo, con toda la legitimidad y derecho, los antifascistas granadinos y madrileños y otros lugares colaboraron oportunamente.
¿Quién, salvo los universitarios y los minúsculos grupos antifascistas granadinos, se iban a enterar que la Molona iba a dar una conferencia en la Universidad de Granada? Una conferencia que poca cobertura de medios de comunicación iba a tener si no hubiese mediado, el anuncio de escrache antifascista. El tema de la conferencia y lo dicho en ella pasó absolutamente desapercibido para la multitud de medios que se dieron cita más que nada para dar cobertura mediática al escrache, de tal forma que algunos llegaron a ofrecerlo en riguroso directo.
Molona, gracias a la repercusión mediática, consiguió redimirse de alguna manera después de la ‘espantá’ protagonizada en Andalucía, la victimización que, sin duda, buscaba, y demostrar la intransigencia de la izquierda que pretende impedir la libertad de expresión y de camino que su figura política se viera intacta para los suyos.
A nadie se le puede escapar, que la presidenta madrileña, con el lio que tiene formado en Madrid con las viviendas que se están cayendo a pedazos por la obras del metro en Alcalá de Henares y, sobre todo, con la sanidad pública en pie de guerra, necesita redimirse y reivindicarse ante los suyos y la opinión pública en general. Y de ahí los esperpénticos y populistas iniciativas que lleva protagonizando y que seguirá protagonizando si ve que saca provecho de ello.
La estrategia de Molona y de Ayuso junto a sus cohortes de aduladores es tan simple como eficaz para sus intereses, hacer ruido mediático. Y aunque nos duela reconocerlo, con toda la legitimidad y derecho, los antifascistas granadinos y madrileños y otros lugares colaboraron oportunamente. Estamos seguro que, si eventualmente una personalidad reconocida por su lucha antifascista fuera llamado para ofrecer una conferencia en cualquier centro universitario pasaría desapercibida, incluso si grupos de fascistas pretendieran impedirlo. Tenemos que aprender de ello, no de ellos.
No negamos que, a la extrema derecha haya que confrontarla allá donde sea necesario, por supuesto que sí, pero sin caer ni alimentar su estrategia, por muy simple y evidente que esta sea con medios y métodos más inteligentes que no los alimenten. La lucha antifascista debe revisarse en este sentido y no solo suscribirla a escraches de esta índole que gracias a los medios colaboradores le sacaran beneficio, algo que seguro no deseamos.
Creemos, y así lo manifestamos, en la inteligencia y en su capacidad de análisis de lo ocurrido y, a buen seguro, que los antifascistas desarrollaran iniciativas de protestas que sean más rentables para confrontar y parar la extrema derecha y sus dislates. No somos quienes para decir a compañeros como tienen que desarrollar sus iniciativas antifascistas, tan solo de forma humilde manifestamos que a lo mejor hay formas más eficaces sin renunciar a la contundencia.