El 23 de noviembre se celebra el Día Europeo de las Personas sin Techo, mientras que el 25 de noviembre es el Día Mundial de las Personas sin Hogar. La Apdha quiere volver en estos días a exigir que ninguna persona tenga que verse forzada a vivir en la calle por no tener alternativa habitacional
Desde los inicios de su existencia el ser humano ha necesitado un lugar donde refugiarse, vital para su desarrollo y supervivencia.
El derecho a la vivienda se encuentra recogido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en la Constitución española, que asegura que los poderes públicos han de encaminar sus políticas a que todas las personas tengan acceso a la misma. Sin embargo, al igual que con otros derechos, nos hemos resignado a considerar esto algo utópico, difícilmente alcanzable para todas las personas.
No tener hogar implica el riesgo de perder la dignidad como ser humano: sentirse vulnerable; no poder cubrir unos mínimos sociales y de higiene; no tener donde refugiarse del frío, la enfermedad y agresiones; no tener un lugar a donde regresar, sentirse seguro y encontrarse con otros… No tener hogar es algo de una crueldad inimaginable para los que nunca nos hemos visto en esa situación.
A pesar de esto, la desaparición del sinhogarismo no es considerado por la sociedad ni por nuestros gobernantes algo prioritario. Rara vez hemos oído hablar de este tema en los parlamentos o en los programas electorales. Hemos normalizado la existencia de personas viviendo en la calle, de la misma manera que en otro tiempo se normalizó la esclavitud o el maltrato a las mujeres a niñas y niños.
En una sociedad que se considera avanzada en derechos y libertades, la existencia de personas sin hogar debería ser algo escandaloso. Sin embargo, tranquilizamos nuestras conciencias con la creación de albergues, un recurso asistencial insuficiente cuantitativa y cualitativamente para dar respuesta a las necesidades de las personas sin hogar. Albergues con normas y exigencias que harían imposible para muchos de nosotros y nosotras permanecer en ellos.
Además, en un momento como el actual, donde “la vivienda se ha convertido en la primera línea de defensa del coronavirus” (L. Farrha. Relatora NN.UU) , no se pueden posponer por más tiempo alternativas habitacionales dignas para las personas sin hogar. Hoy más que nunca, el sinhogarismo debe ser una actuación prioritaria en las políticas sociales, pues las personas que viven en la calle tienen mayores dificultades de acceso al empleo, la sanidad, la seguridad y la integración social. El circulo de la marginación y exclusión se convierte así en una trampa mortal para quienes se encuentran en él. “No tener hogar, mata” (Caritas 2020).
También queremos denunciar la miserable utilización política de la que, últimamente, están siendo objeto las personas sin hogar, por parte de algunos partidos, asociaciones y medios de comunicación, lo que es, si cabe, más doloroso, al tratarse de un colectivo especialmente desprotegido y manipulable.
La Apdha exige a todas las administraciones, a nivel nacional, autonómico y local, que no demoren por más tiempo soluciones viables para el sinhogarismo e inseguridad en la vivienda, destinando los recursos sociales y presupuestarios necesarios para poner fin a esta dramática situación en la que se ven inmersas más de dos millones cien mil personas en nuestro país. DIARIO Bahía de Cádiz