Celebramos este 2021 un 8 de marzo en una situación de profunda crisis social y sanitaria, de una envergadura nunca vista en los últimos 50 años. Cuando muchos lo cuestionan, la Apdha creemos por el contrario que para salir de estas crisis el feminismo es parte esencial y decisiva de la solución.
Solución en primer lugar para las mujeres más vulnerables e invisibilizadas que sufren de forma mucho más cruel las consecuencias de esta crisis, sobre las que la Apdha siempre hemos puesto el foco.
Como las trabajadoras del hogar que subsisten en condiciones de total indefensión frente a sus empleadores. Situación de precariedad e indefensión que se repite en el caso de las Kellys.
Al tiempo, exigimos derechos y condiciones dignas para las temporeras, y en general para las mujeres migrantes que soportan muchas veces las labores de cuidado de nuestros hijos e hijas y de personas dependientes. Reclamamos los derechos de las trabajadoras sexuales que sufren el acoso de administraciones y el insulto de los sectores bien pensantes.
Por supuesto deseamos acabar con todo tipo de violencia: la machista y explotadora, la homófoba y transfobia, la violencia contra las migrantes y racializadas y, claro, la violencia de las guerras y de las fronteras que deciden quien debe vivir y quien debe morir.
En un 8 de marzo que se celebra en medio de ofensiva contra las mujeres trans, con la bandera de estrechas identidades excluyentes, nos situamos con su lucha y por sus derechos.
No existe un solo modo de “ser mujer”. Las mujeres somos diversas, atravesadas por identidades diferentes, como todas las personas, que hacen de cada vida singular. Reivindicamos esa diversidad, que incorporamos a la lucha por la igualdad y contra el patriarcado que es la esencia y el objetivo del feminismo que defendemos
Por ello defendemos el valor de la vida y los cuidados y los entendemos en el marco de una radical defensa de la interdependencia, de la vida en el planeta… en lo que se ha venido justamente a llamar ecofeminismo.
La delicada situación sanitaria ha servido de excusa para poner las movilizaciones que convocamos el movimiento feminista en el centro de polémicas interesadas. Polémicas que sólo se centran en efecto en el movimiento feminista, y nunca en otras muchas manifestaciones realizadas y que no son motivo de ninguna polémica. Por lo visto las movilizaciones feministas son las únicas que molestan, las únicas que estorban, las únicas peligrosas y susceptibles de contagiar a la toda la población; el peligro somos las mujeres con nuestras manifestaciones y nuestras reivindicaciones de un mundo más justo e igualitario.
Por ello la Apdha muestra su absoluta repulsa a la prohibición de “todas” las concentraciones feministas programadas, pues vulnera claramente derechos democráticos y es un antecedente extraordinariamente peligroso. Más aún cuando la Delegación del Gobierno de Madrid ha permitido y sigue permitiendo manifestaciones de todo tipo sin ningún problema.
En todo caso, la decisión complicada de salir o no a la calle, a la que el movimiento feminista difícilmente puede renunciar, no puede ser un nuevo motivo de confrontación. Cada colectivo o persona debe tomar su propia decisión, y en caso de salir, con toda la responsabilidad y medidas de seguridad que la situación sanitaria requiere.
Partiendo de los derechos humanos, queremos cambiar la vida, plantearnos un horizonte de utopía y emancipación. Sin feminismo no es posible ninguna utopía.
Por ello cuando reivindicamos cambiar de modelo, somos conscientes que tenemos que basarnos irremediablemente en las propuestas que surgen de los feminismos y de su encuentro con los movimientos en defensa del medio ambiente, integrando el antirracismo, la valorización de culturas no hegemónicas con mirada decolonial y la inclusión de todas las capacidades humanas y no humanas, para poder construir mundos mejores.
Sin feminismo no hay derechos humanos. DIARIO Bahía de Cádiz