Andalucía se prepara para el festival del 2 de diciembre, cuando se celebrarán elecciones autonómicas.
En la corte que encabeza la actual presidente y candidata a reelección, se frotan las manos a la espera de la continuación de la hegemonía de un PSOE casi invicto, con nueve triunfos de un total diez convocatorias.
Las cartas están sobre la mesa y los días contados para una campaña en la que no hay demasiada esperanza en la mayor parte de la región y es que el gobierno de Susana Díaz, ha sido quizás, el más sorprendente golpe bajo para los andaluces.
Esto es así porque la señora Díaz, empuñó para su victoria, el lema de poner ante todo y sobre todo, el bienestar de los “andaluces y andaluzas”, no puede ser más pasmoso el resultado, ya que Andalucía, continúa siendo la gran ignorada en lo que a asuntos que dependen de San Telmo se refiere.
No quiero tocar, ni rozar siquiera temas políticos del partido gobernante, aliados u opositores, prefiero irme a la parte humana, a la clase necesitada, a los parados que de mes en mes asisten a firmar al INEM, muchos llevan años en esto, sin lograr ser tomados en cuenta.
Prefiero elevar la voz por los pensionados, esa gente que dio lo mejor de su esfuerzo, entregados en cuerpo y alma al trabajo, ayudando a engrosar cuentas bancarias, contribuyendo a engrandecer el país.
Ellos constituyen la verdadera marca España y ahora que ya no pueden exprimirles más, les tiran como materia inservible, negándoles una reivindicación que no es más que fruto de su trabajo, porque ellos cotizaron para que sus prestaciones les fueran otorgadas sin recortes.
Opto por otorgar mi respeto a la enorme cantidad de gente que desfila a diario por hospitales y dispensarios médicos en busca de salud, una buena parte sale con su cartilla atiborrada de paracetamol o ibuprofeno, con esos cuyos males son los cambios de las estaciones, o los achaques propios de la edad, los profesionales de la salud lo tienen relativamente suave.
El crujir de dientes llega cuando las personas necesitan mucho más que un leve examen del médico de familia, prefiero ponerme en la piel de los “andaluces y andaluzas” (plagiando la frase de la señora Díaz), que son remitidos a especialistas dependiendo del problema que les aqueje y se pasan meses a la espera de una cita.
Meterme también en la piel de los que lograda la cita, vuelven a una lista de espera, porque no hay equipos suficientes para que les sean realizados los estudios como el caso de una Resonancia Magnética, que se de buena fuente que en hospitales de Andalucía, puede tardar hasta un año y más en espera.
Metida en su piel, siento un estremecimiento y pienso cuantas cruces habrá en los cementerios por este motivo, porque no ha llegado a tiempo la atención necesaria para mejorar.
Muchos de esos muertos pertenecen a la actual administración de la Junta, esos no han tenido vacaciones en hoteles de cinco estrellas, han dejado en cambio, orfandad y deudas.
El poder es adictivo, cambia radicalmente la vida de cualquier político, solo hay que hacer un estudio del antes y el después para darse cuenta de los cambios que se experimentan.
Obedeciendo a esas apreciaciones, doña Susana Díaz, irá a la reelección y no se pone en duda su triunfo, ya que del mismo modo que el político se hace adicto al poder, el pueblo lo es a la costumbre, por ello es fácil por ejemplo a los dictadores, eternizarse en un poder, desde el cual ejerce como cacique.
Puede suceder no obstante, que a la costumbre se imponga la sensatez y que los andaluces aprovechen la oportunidad, para optar en las urnas por el cambio que consideren más positivo. DIARIO Bahía de Cádiz