El señor alcalde ha demostrado desde siempre una falta total de miramientos a la hora de constituirse mayorías absolutas. Y es que a Román no le importa pagar traidores si eso le permite hacer cuanto quiere en el ayuntamiento. Es fácil recordar numerosos episodios de lo que digo, sobretodo por su recurrente frecuencia, pero hablemos de las dos más recientes.
La traición de Izquierda Unida es la más evidente. Roberto Palmero ha obviado la línea de su organización de confluir con Podemos para crear un nuevo sujeto político en Andalucía. Sin embargo, dicha traición no es solo a la ética o a sus aliados; la mayor traición de Palmero ha sido a la ciudadanía de Chiclana al aceptar al PSOE como un agente político válido y desistir de crear una izquierda rupturista y transformadora. Palmero ha dicho “no somos alternativa”.
La traición de Ganemos es más compleja de entender, puesto que ha sido al propio PSOE. Román metió al señor Sánchez en su gobierno en 2016 con el objetivo de tener una mayoría cómoda y confiando en que iba a pasar lo que siempre pasa con los partidos pequeños que pactan con el bipartidismo: que desaparecería en las próximas elecciones. Sin embargo, no sólo no ha desaparecido, sino que le ha comido su espacio, siendo el único PSOE de la provincia de Cádiz que ha perdido votos y concejales; mientras el espacio de Podemos e IU se mantenido, si comparamos los votos de ambas formaciones a nivel local con los de Unidas Podemos en las Europeas. Esto ha sido porque Adrián Sánchez ha demostrado en Fomento que ha sabido jugar al mismo juego que era patrimonio del PSOE: la corrupción del menudeo, del “acuérdate de mí” y del clientelismo de la miseria. Román, sin embargo, lo ha vuelto a reclutar. ¿Por qué? Pues diría que José María, que se jubila al final de este periodo corporativo, quiere la paz y tranquilidad que te dan 13 concejales y que, lo que pase después, le da igual. Aunque quizás gente de su propio partido no piense lo mismo (o, al menos, no debería).
El pleno de constitución de la corporación ha sido un claro ejemplo de lo que se puede hacer con el poder y el dinero. Con un solo golpe de mano, Román ha aclarado dos cuestiones.
La primera: cuánto vale un concejal de IU o Ganemos, cuánto vale la coherencia política. José María Román ha metido a nómina con liberación total a todos los concejales pactistas de IU y Ganemos, quienes percibirán unas retribuciones más que satisfactorias mensualmente. A esto, por supuesto, hay que añadir esas cosas que no se ven en televisión y que a algunos les resulta mucho más lucrativo en el largo plazo: los contactos con la gente “de bien” de Chiclana y los acuerdos en los pasillos.
La segunda: Román quiere un gobierno tranquilo y para ello ha comprado una mayoría absoluta y, además, se quiere cargar a la oposición. Al eliminar en la práctica las remuneraciones a la oposición (de 900 a 300 euros) se ataca a la independencia material y política de estos ediles y edilas. No se trata de enriquecerse con una labor pública, pero sí de garantizar el derecho al sufragio pasivo. Si no se remunera un trabajo, solo podrán aspirar a la representación política quienes tengan unos ingresos en forma de rentas, es decir, quienes tengan bastante dinero y propiedades para no tener que trabajar; que nunca suelen representar los intereses de las clases populares. DIARIO Bahía de Cádiz