El hundimiento del sector naval de la Bahía se debe única y exclusivamente a una decisión de la comunidad económica europea. Y fue el gobierno obrero/español de Felipe González el que lo puso en marcha a través de la reconversión industrial y luego fue corroborado por el gobierno del PP. En unas décadas, por mandato europeo, la Bahía pasó de ser un lugar estratégico para la industria naval, a un nuevo Benidorm.
Se pasó de construir barcos de todo tipo y ser referente mundial en la construcción y reparación de buques, a ser un referente de destino turístico, siendo los gaditanos expulsados, poco a poco, porque las hipotecas o los alquileres no están al alcance de un empleado de la hostelería.
Europa lo decidió y así se hizo. De nada importó que la Bahía tuviera una de las mayores infraestructuras navales del mundo y un personal altamente cualificado que, posteriormente, han ido demostrando por todo el mundo, generación tras generación, las condiciones de los trabajadores de la Bahía.
Pero el hundimiento no fue sólo naval. Poco a poco el verdadero tejido industrial gaditano, no el cutre de ahora, fue desapareciendo y empobreciendo a los habitantes de la Bahía. La sangría pasó de la naval a la automoción, sector pesquero, fábrica de tabaco… ¿Sabéis que significa la palabra deslocalización? ¿Sabéis cuánto vale la mano de obra de un niño del tercer mundo que trabaja en una fábrica textil con capital español?
Hace dos años, Airbus Puerto Real, considerada la joya de la corona de la industria aeroespacial, fue oficialmente cerrada porque así se decidió en Alemania. Afortunadamente se mantenía abierta la planta de El Puerto de Santa María, Sevilla o Getafe. ¿Por qué estás tres sí y Puerto Real no?
Los dictámenes de la comunidad europea (es decir los dictámenes de los grandes poderes económicos), la globalización, la deslocalización o la subcontratación, realmente no importan. Según un afamado autor carnavalesco, en su pasodoble, la parte seria dónde se dice “to por derecho” y no cabe la ironía, sentencia sin que le tiemblen las piernas: “el hundimiento del sector naval gaditano se debe a la mala actitud de algunos trabajadores, se pasaban el turno durmiendo y tiraban las maquinarias al dique”. Eso sí, “mi abuelo no ha hecho, ha hecho el otro porque mi abuelo era mu currante”.
Descartado también mi abuelo porque trabajaba en el muelle, según las palabras del autor, algunos de los abuelos de los que estáis leyendo este escrito, tuvieron la culpa de cargarse el sector naval de la Tacita.
Yo, en casi 30 años, no he visto a nadie tirar una radial al dique pero sí he visto pagar maquinarias que se han perdido a precio de tienda aunque estuvieran muy usadas. Dudo que alguien la haya tirado para no currar porque me parece más lógico que lo hayan hecho, por ejemplo, porque se les debieran dinero o algo así. No obstante, gente con poca actitud hay en todos lados, también en la hostelería, por ejemplo, pero no va a cerrar la hostelería gaditana entera porque varios camareros regalen las tapitas. A lo sumo cerrará un bar y abrirán a la semana siguiente ocho.
El discurso de culpabilizar a los trabajadores cuando se cierra una empresa es la típica manera de actuar de las grandes patronales para llevar sus fábricas a paraísos fiscales o lugares donde se esclavizan a los trabajadores
Lo que sí he visto han sido fotografías en el museo de Matagorda de niños de 14 ó 15 años con ropa de calle y llenos de suciedad currando en el dique antiguo. Sé de muchos abuelos, padres y familiares de amigos que han muerto por el amianto o de cáncer de pulmón y las mutuas le han dicho que eran una enfermedad común.
En los últimos cinco años han habido más de una docena de accidentes graves con cinco muertes incluidas… He visto jornaleros del dique esperando horas y días, levantándose a las 5 de la madrugada para que le hicieran un hueco en un tajo; para que un empresario chupasangre le dijera, “te elijo a ti” y si no te elijo, otra vez para casa sin cobrar un euro. He visto y he sufrido turnos de 24 horas y un mes sin librar. Y por supuesto, he escuchado a gente en los bares hablando de los flojos de astilleros y casi ninguno sabía encender un soplete.
El discurso de culpabilizar a los trabajadores cuando se cierra una empresa es la típica manera de actuar de las grandes patronales para llevar sus fábricas a paraísos fiscales o lugares donde se esclavizan a los trabajadores. Y ha ocurrido en Cádiz, en el norte, en el sur y en todos los lugares donde se ha cerrado alguna factoría. Incluso he oído la misma, la misma cantinela de las máquinas al dique cuando estuve currando en Castro Urdiales.
Si en la Bahía de Cádiz hay tres astilleros abiertos aún, ha sido por el gran trabajo que se ha hecho dentro de los diques y la lucha obrera que se ha mantenido afuera. El orgullo de astillero es el orgullo de la clase obrera de Cádiz y las letras de carnaval han sido parte muy importante de esta lucha…
El carnaval de Cádiz es libre y cada cual lo puede entender de la manera que crea conveniente, pero si un autor, clase obrera, le compra el discurso a la patronal y no respeta a los suyos, como diría Juan Carlos, “debe de ser juzgado por alta traición a la Tacita”. DIARIO Bahía de Cádiz
ARTÍCULO DE: Coordinadora de Trabajadores del Metal (CTM) de la Bahía de Cádiz