A veces crees que lo has visto todo o casi todo en tu ciudad (El Puerto de Santa María), pero la cruda realidad te pone los pies en el suelo y te hace ver lo equivocada que estás. Cada noche nos acostamos pensando que mañana será otro día supuestamente mejor. Con esa esperanza te acuestas, y cuando despiertas y sales a la calle se te caen los palos del sombrajo ante alguna circunstancia inesperada pero no por ello menos previsible desde casi dos años y medio para acá.
Muchos portuenses nos preguntamos con cierta tristeza ¿en manos de quién estamos? ¿A qué se dedican de verdad nuestros políticos locales? Leer en la prensa que alguien que es concejal en nuestro Ayuntamiento, que además es uno de nuestros representantes por la provincia de Cádiz en el Congreso de los Diputados, y que de golpe y porrazo se empadrona tocado por una varita mágica en Irlanda, es como si estuviésemos viviendo en primera fila de butacas una obra escrita por Ramón María del Valle Inclán.
¿Ustedes entienden algo? ¿Para qué se postuló Alfonso Candón como alcaldable? ¿Para salir corriendo? Evidentemente estar en la oposición quema, pero también es cierto que se puede trabajar por la ciudad si se tiene verdadero espíritu de servicio hacia la ciudadanía desde la bancada de enfrente.
Si hablamos de nuestros representantes municipales en el gobierno la cosa no pinta mejor. De la Encina y Fernández andan ahora a la gresca con un pacto a punto de saltar por los aires con concejales que cuando tienen que tomar una decisión importante se dan de baja; con concejales que por su falta de criterio han logrado desmotivar al funcionariado y personal a su cargo; con concejales que no se hablan entre sí; con concejales que ni están ni se les espera; con concejales que no toman decisiones verdaderamente trascendentes para la ciudad; con concejales que no reciben a nadie o si los reciben lo hacen con una demora inusual. Y mientras tanto la ciudad patas arriba y en obras, obras que ayer se criticaban pero que hoy las hacen suyas. Presupuestos que no se aprueban estando ya con el ejercicio casi cumplido, pero que curiosa y engañosamente se trabaja y se vende la participación en los presupuestos del año próximo sin ningún tipo de pudor. Inmersa en este sin sentido, indiferente, nuestra ciudad permanece callada e impasible, apática y oscura. Con esta radiografía de mi ciudad, de El Puerto de Santa María, no estoy nada conforme. A mí no me gusta así. DIARIO Bahía de Cádiz