Siguen habitando nuestras calles personas que no tienen un techo y hacen de ellas “su casa”. Es cierto que, en la ciudad de Cádiz, el Ayuntamiento ha hecho algunas mejoras en su atención, la apertura del centro de día (donde pueden recogerse unas horas y realizar distintas actividades de socialización, higiene, habilidades…) y la creación del equipo de calle son buenas noticias, pero son recursos muy insuficientes.
Las posibilidades de alojamiento de estas personas son escasísimas, actualmente hay 38 plazas de alojamiento (unas 46 antes de la pandemia). En invierno, durante la campaña de frío, del 1 de noviembre al 31 de marzo, se amplió en 12 plazas más, lo que son 48 plazas (durante el temporal Filomena hubo 15 plazas más una semana). Dado que hay unas 100 personas sin hogar en la ciudad es evidente la insuficiencia en la dotación de alojamiento, que deja en la calle a más de la mitad de estas personas.
Por otro lado, el albergue municipal es muy pequeño y sus instalaciones muy precarias. Hace falta un albergue más amplio y con mejores condiciones, mientras no se les pueda proporcionar una vivienda, que es lo que realmente ayuda a salir de la situación de calle.
Es preciso incrementar el parque de vivienda pública de forma que realmente se cumpla lo que dice la Constitución y la Declaración de los Derechos Humanos: toda persona tiene derecho a una vivienda digna, y se dé respuesta a esta necesidad de la población más empobrecida.
Es preciso dotar de recursos suficientes a los Servicios Sociales para que puedan cumplir su función de rescatar a las personas y acompañarlas en su integración social, trabajando sobre las causas que las han situado al margen.
Es preciso que las ayudas lleguen a todas las personas que lo necesitan, por lo que parece el momento de plantearse, con rigor y realismo, la implantación de una Renta Básica Universal e Incondicional que asegura no dejar fuera a ninguna persona (a la vista del mal funcionamiento del Ingreso Mínimo Vital y demás subsidios condicionados)
No es admisible que vayamos echándolas de un sitio a otro de la ciudad, adonde menos se las vea, pues su presencia nos desagrada, no es estética, nos incomoda y, tal vez, nos cuestiona. Se trata de centrarnos en combatir las causas que subyacen a su situación y que la sociedad colabora a mantener. No solo se hereda la riqueza (sea justa o injusta su adquisición y que además se incrementa fácilmente), la pobreza también se hereda y sus consecuencias son nefastas.
Los Derechos Humanos son para todas las personas, también para las personas sin hogar.
Desde la Apdha no nos cansaremos de denunciar esta situación mientras haya una sola persona que involuntariamente tenga que vivir en la calle. DIARIO Bahía de Cádiz