Pasada una semana de la última e histórica cita electoral en Andalucía y coincidiendo con el 40 aniversario de la Constitución Española, considero que el resultado de la voluntad popular en las autonómicas se podría condensar en dos claves fundamentales: los andaluces y los jerezanos han votado cambio en Andalucía y ese cambio debe venir de un arco político constitucionalista y que defiende la unidad de España.
No es cuestión de demonizar las comunidades autónomas, pero es cierto que en nuestro país habíamos emprendido una espiral muy peligrosa de lucha de competencias y de más autonomía que ha sido un claro caldo de cultivo de los movimientos independentistas. Todos sabemos que la palanca que ha alentado al independentismo es la lucha de competencias y el ejercicio de alguna de ellas, como la educación, en contra de la unidad de España. Si la reacción ante una exigencia de más control y más competencias para una determinada comunidad autónoma es pedir lo mismo para la nuestra sin pensar que eso nos lleva a la autodestrucción y la fragmentación del país, flaco favor le estaríamos haciendo a nuestra ciudad, a nuestra región y a España.
Estoy convencido que con un nuevo Gobierno de cambio en Andalucía, la nuestra, la región más poblada de España, será esta vez el principal elemento de fuerza para mantener unido nuestro país y que los recursos se distribuyan de forma justa, solidaria y teniendo en cuenta las decisiones históricas que se adoptaron para mantener unida España. No sería justo olvidar el por qué la industria en Andalucía no despegó, siendo en el siglo XIX una de las regiones más industrializadas de España y que ahora las regiones más ricas quieran desprenderse de la fuerza que antes les ha aupado.
Pero, sin olvidar lo mucho que Andalucía lleva aportado a España, a los andaluces y a los jerezanos no nos gusta el victimismo exagerado con el que suele actuar la izquierda radical en nuestra tierra. Hemos de reconocer nuestras limitaciones, tomar conciencia de ellas para aportar soluciones que nos hagan competitivos, pero no podemos estar todo el día culpando a los demás de todo lo mejorable. Si en Cataluña tenemos el problema que tenemos es porque en Andalucía, entre otros, no hemos tenido gobiernos valientes que tomen conciencia de que defender España es la mejor forma de tener más Andalucía y, en nuestro caso, más Jerez. Si España fue generosa compartiendo con sus hijas, las comunidades autónomas, el ejercicio de las competencias y el autogobierno, ahora es el momento de defender a nuestra madre cerrando filas para demostrarle a todos su fortaleza y teniendo la generosidad de darle el protagonismo que merece. Sólo así defenderemos a Andalucía y a Jerez en España. Si, por el contrario, caemos en la tentación acomplejada de no querer ser menos que los demás a base de gritos y peticiones imposibles y ridículas, esteremos haciéndole el juego a los que quieren destruir nuestra democracia, nuestra Constitución y nuestro país. España nos va a ayudar pero la clave está en nuestras manos no en las de los demás.
Para poder hablar de igual a igual tenemos que ganar agilidad en la administración, eliminar las barreras fiscales que pasando Despeñaperros nos separan del resto de España, apostar por la igualdad pero también por el mérito y la capacidad, abrir las ventanas para que entre levante y poniente de lado a lado, y tomar conciencia de que para que a Andalucía y a Jerez le vaya bien, a España le tiene que ir mejor. Dejemos el lastre de los políticos pedigüeños y mediocres para iniciar el camino juntos a una Andalucía que sea capaz de dar más que de recibir y una España unida y fuerte en Europa y el mundo. Sólo así nos irá bien en Jerez, porque más España es más Andalucía y es más Jerez. DIARIO Bahía de Cádiz