El maltrato psicológico, conocido también como maltrato emocional, es un comportamiento abusivo que incluye agresión verbal, manipulación, humillación e intimidación, convirtiéndose en un patrón de conducta cuya finalidad es terminar con la identidad, autoestima y dignidad de la víctima llevándola a sufrir depresión, ansiedad y estrés, en ocasiones acompañados de comportamiento y pensamientos suicidas.
El maltrato psicológico es mucho más común de lo que pensamos y pocos entienden la definición de este tipo de abuso lo suficiente como para detectarlo. Muchos de nosotros hemos sido víctimas de este tipo de maltrato sin saberlo. Sin los signos visibles de maltrato físico, el maltrato psicológico puede permanecer oculto durante años destruyéndonos lentamente. Esta agresión suele presentarse en la familia, por parte de la pareja, en el trabajo o en el colegio. Este maltrato pasa desapercibido porque está presente en cosas pequeñas y cotidianas del día, a las que no damos importancia y lo vemos como normal.
No hace mucho nos hemos enterado de cómo cuatro profesoras de un colegio de Dos Hermanas se mofaban o maltrataban a una niña que padece trastorno del espectro autista (TEA) y un trastorno específico del lenguaje (TEL) y sufre igualmente de epilepsia general, sufrió dos ataques epilépticos en un breve espacio de tiempo mostrando un «comportamiento anormal» y excesivamente «nervioso» desarrollando «conductas autolesivas desconocidas hasta la fecha» las cuales se acentúan «cuando tiene que acudir al colegio», mostrando «miedo y un rechazo frontal» a acudir al centro escolar desapareciendo esta conducta «en fines de semana cuando lógicamente no tiene que ir al colegio». Pero hay muchas historias como la anterior en los colegios y que no se ven, es por ello que hemos decidido denunciar en los medios de comunicaciones lo que venimos observando en muchos colegios teniendo como víctimas a los alumnos que padecen TDAH.
VAMOS DE EXCURSIÓN!!!!, No, tú no
Se me parte el corazón cuando un niño con TDAH es excluido por parte del profesorado de participar en excursiones, sin tener en cuenta el esfuerzo familiar y personal de estos niños para intentar conseguir una integración lo más normalizada posible en la vida cotidiana; a parte del daño que se les puede causar, como ya hemos podido observar en el caso de la niña de Dos Hermanas.
¿Se debe castigar al niño con TDAH sin ir de excursión? ¿Recuerdas cómo era el día de excursión con el colegio cuando eras pequeño? Te vendrá a la mente lo lentos que pasaban los días previos al día “D”, la alegría y expectación que te invadía, la emoción que suponía hacer algo diferente, ir con los demás en el autobús cantando y riendo…
Pues la realidad de muchos niños con TDAH es muy diferente, y lo único que sienten cuando el colegio organiza una excursión es frustración, marginación, y culpabilidad. ¿Por qué? Porque de forma sistemática se les castiga sin participar en la excursión. Hemos visto a muchos padres quejarse en los colegios de que a su hijo/a con TDAH lo han castigado sin ir de excursión con el resto de la clase, hablar con profesores, director o quien haga falta, para que entiendan que esa no es la forma ni el camino. Así que lo único que podemos esperar con este artículo es que aquellos que no se hayan dado cuenta todavía, tomen conciencia de lo importante que es que los niños con TDAH (y con otro tipo de trastorno) vayan de excursión con los demás.
No debemos olvidar que las excursiones escolares son actividades educativas que se realizan fuera de los centros de enseñanza, complementan la educación de los alumnos y les aportan valores educativos, didácticos y sociales. El nivel de aprendizaje y fijación de conocimientos en las excursiones escolares es muy superior al de las clases convencionales, rompiendo la rutina con actividades distintas y motivadoras que les ayudan a adquirir habilidades sociales. La excursión educativa no es un contenido en sí misma sino una manera de trabajar contenidos, que se pueden tratar con métodos diferentes y que deben tener desarrollo en las aulas. Generalmente estas excursiones se basan en los principios de la Educación No Formal, que promueve el aprendizaje a través de la experiencia práctica y la participación activa, con una metodología flexible y multidisciplinar. En general, las actividades extraescolares y complementarias son recursos, de entre los muchos que utiliza el profesorado, para trabajar los contenidos de cada área y conseguir los objetivos educativos marcados.
Sin excursión, riesgo de exclusión social
Es frecuente que los niños con TDAH estén castigados sin participar en las excursiones como consecuencia de su mal comportamiento en clase, porque no hayan entregado los deberes a tiempo, porque no hayan obedecido al profesor o por no obtener los puntos positivos establecidos (muchas veces se usan como artimañas por parte profesores a sabiendas de que pueden ser metas inalcanzables para los niños con TDAH). Sin embargo, este tipo de castigo lo que hace es cronificar una situación que no es beneficiosa ni para el niño, ni para el profesor, ni para nadie. Si además se impide que participe en las excursiones, de forma repetida y sistemática, se está fomentando la exclusión social del niño.
Se sabe que en la infancia se empieza a construir nuestro autoconcepto, es decir, la imagen que tenemos de nosotros mismos, y este autoconcepto está en gran parte construido con lo que nos transmiten los demás (confianza, críticas, cariño, respeto, valores…). Si a un niño lo castigas constantemente y no participa en las mismas actividades que los demás ¿qué autoconcepto va a tener de sí mismo? ¿qué lección les estamos enseñando a los otros niños de la clase? Lo más seguro es que le marginen y se burlen de él. En fin, un panorama muy poco esperanzador y poco propenso a una recuperación positiva de la situación.
Es por ello que proponemos el uso de las excursiones como refuerzo positivo. Durante la infancia cualquier cosa que se escape de la rutina es realmente emocionante, y las excursiones son parte de estas experiencias únicas en las que todos los niños tienen derecho a participar. Son una oportunidad fantástica para aprender cosas nuevas y vivir experiencias. Por eso merece la pena cambiar el planteamiento de “estás castigado sin excursión.” Utiliza las excursiones como refuerzo positivo, ofreciéndole al niño la posibilidad de participar si su comportamiento lo permite. Es decir, motivarle a comportarse de una manera adecuada (dándole unas pautas claras de lo que se espera de su comportamiento) para que se gane el ir a la excursión. Siempre que se planteen este tipo de situaciones, es importante evitar ridiculizar al niño o hacerle sentir diferente del resto, por lo que esto puede pactarse en privado entre el profesor y el niño e incluso los padres, para que todos estén involucrados en motivarle a conseguirlo.
Estrategias que proponemos:
- Si el profesor tiene dudas de poder controlar a todos los niños y ocupar-se del niño con TDAH, a veces puede ayudar el contar con otra persona que colabore (orientador, otro profesor que conozca al niño, un padre…).
- Es importante antes de la excursión dedicar un tiempo o alguna actividad relacionada a explicar el motivo de la excursión, el objetivo y en qué va a consistir para implicar a todos los niños en ella.
- Recordar en varias ocasiones (antes y durante) la organización del día, y de las diferentes etapas que se vayan a desarrollar, para que los niños sepan que pueden esperar y no les pillen las cosas por sorpresa y les pueda desorientar.
- Establecer unas normas de comportamiento para todo el grupo y recodarlas una a una, y advertir de las posibles consecuencias en caso de que no se sigan. Puede que al niño con TDAH le venga bien que se le entregue la lista de normas por escrito para que las pueda revisar tranquilamente.
- Puede ser de gran ayuda encargar al niño con TDAH de alguna tarea durante la excursión relacionada con la gestión y/o organización (contar a los niños cuando estén subidos al autobús, ser el encargado del agua, guardar el mapa…).
- Acordar con el niño antes de la excursión (de forma privada) que pueda conseguir un “carné de buen comportamiento” (o algo similar) si respeta el cumplimiento de todas las normas establecidas durante la excursión.
Los ambientes estructurados, bien organizados, con rutinas y motivado-res son una gran ayuda para el autocontrol del niño con TDAH. El profesor tiene que ser consciente de lo que representa para los niños, y actuar como modelo para el alumno y sus compañeros. Una actitud tolerante, flexible y paciente, y comprendiendo las características propias del TDAH, conseguirá un mejor comportamiento por parte de su alumno. DIARIO Bahía de Cádiz
¿Te animas a intentarlo?