Estamos viviendo un tiempo en el que las contradicciones del sistema se recrudecen durante otra crisis económica que entra dentro del ciclo capitalista, donde estas contradicciones hacen que las crisis económicas aparezcan cada vez con un menor margen de tiempo. Además, en esta ocasión la pandemia a la que el capitalismo no es capaz de dar una respuesta humana ha agravado la situación.
Si las condiciones de vida para la clase trabajadora en general están siendo duras, podemos observar como el papel que el sistema patriarcal ha asignado a la mujer hace que sean el doble de duras. Por ello, vamos a analizar, para la provincia de Cádiz, la evolución de dos ejes fundamentales en la lucha feminista: La división sexual del trabajo y la violencia machista.
Con respecto al empleo en la provincia de Cádiz observamos que el paro afecta en mayor medida a la mujer que, a pesar de las variaciones del paro a lo largo del tiempo, se mantiene en una diferencia en torno al 10%, concluyendo 2020 con un 29% de paro en el caso de las mujeres y un 21% de paro para los hombres.
Si entramos en el sector poblacional con empleo nos encontramos ante una brecha salarial en la provincia que resiste todo tipo de crisis y que con el paso del tiempo ha mantenido la diferencia de unos 6000€ anuales entre mujeres y hombres, concluyendo 2019 con un salario medio en la provincia de Cádiz de 19500€ para los hombres y 14000€ para las mujeres.
Podemos acotar esta información hacia la juventud de entre 18 y 25 años. Ahí vemos que la brecha salarial sí que se ha reducido a costa de la fuerte bajada salarial generalizada durante la crisis económica, una bajada salarial que mantiene a la juventud gaditana lejos de los salarios de 2007. A pesar de esta reducción de la brecha salarial, en 2019 las mujeres de la provincia de Cádiz seguían cobrando 1500€ anuales menos que los hombres, 6700€ anuales de los hombres frente a los 5200€ anuales de las mujeres. Unos salarios de miseria con los que la juventud gaditana tiene que afrontar unos costes de vida que no para de incrementar, como demuestra el gráfico del Índice de Precios al Consumo (IPC) de Cádiz.
La situación laboral de la provincia de Cádiz ya era especialmente dura y se ha hecho aún más dura desde la pandemia, y como hemos podido ver la mujer trabajadora sufre doblemente las consecuencias de un sistema económico incapaz de proporcionar una vida digna a la juventud obrera.
Todo esto se endurece durante la pandemia a consecuencia de uno de los pilares del capitalismo, la división sexual del trabajo, que ha cargado a la mujer el papel del cuidado y mantenimiento del espacio doméstico, obligando a la mujer obrera a asumir la responsabilidad del cuidado del hogar y trabajar en los sectores más precarizados, como hemos podido ver a través de los datos del paro y la brecha salarial. También podemos observar que los empleos relacionados con las tareas de cuidados están mucho más feminizados, y estos empleos han sufrido de forma especial las consecuencias de la pandemia. Podemos observar esta feminización de determinados sectores en la enfermería, donde, especialmente entre menores de 55 años, el número de enfermeras en la provincia de Cádiz cuadruplica al de enfermeros. Un ejemplo más de que el capitalismo carga con mayor dureza contra las mujeres.
Así pues, abogamos por asegurar la corresponsabilidad en las tareas de cuidados tanto a nivel laboral como en el reparto de las cargas reproductivas, apostando, entre otras medidas, por permisos de paternidad y maternidad de la misma duración e intransferibles.
Y concluimos con los datos de violencia machista en la provincia de Cádiz, algo que ha aumentado su crudeza durante la pandemia. Por un lado tenemos las llamadas al 061 realizadas en Cádiz, donde observamos un pico en el segundo trimestre de 2020, época de la cuarentena nacional.
Y este pico de llamadas al 061 se remarca al observar los datos de denuncias por violencia machista, donde en el tercer trimestre de 2020 se consigue un pico de máximo histórico de denuncias, justo tras comenzar la denominada “nueva normalidad” poniéndose fin a la cuarentena nacional.
Por lo que desde la Juventud Comunista apostamos por el desarrollo de la protección pública de las víctimas de violencia machista, asegurando el acompañamiento y las condiciones materiales que se requieran. Además remarcamos la necesidad de educación y concienciación sobre la problemática, con programas de educación sexual, señalando el origen patriarcal de esta violencia.
La nueva normalidad no ha hecho más que recrudecer la normalidad de siempre, puesto que su normalidad es nuestra crisis. Y esta crisis normalizada a través del desigual reparto de los cuidados genera una mayor precariedad para las mujeres que se ha vuelto más virulenta durante la pandemia.
Mayor paro, salarios más bajos, empleos feminizados sosteniendo la parte más dura de la crisis sanitaria y un aumento de la violencia machista son algunas de las consecuencias que han dejado el sistema patriarcal en la pandemia. Desde la Juventud Comunista llamamos a la organización popular como única vía para poner en jaque al sistema capitalista y patriarcal responsable de la explotación que sufre la mujer trabajadora.
Fuente de los datos:
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Instituto Nacional de Estadísticas (https://www.ine.es)
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Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (https://www.juntadeandalucia.es/institutodeestadisticaycartografia)
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Portal Estadístico de la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género (http://estadisticasviolenciagenero.igualdad.mpr.gob.es/)
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