En 1999, la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas aprobó la resolución 54/134, que instaba a denunciar, promover y erradicar la situación de las mujeres sometidas a vejaciones, torturas, discriminación y otras formas de violencia; y estableció, además, que el 25 de noviembre se convirtiera en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
En la actualidad la un elevado número de mujeres, en menor o mayor grado, se ven expuestas a diferentes maneras de violencia a lo largo de su vida. Desde la violencia física o psicológica hasta el abuso sexual en la infancia pasando por diversas formas de discriminación, inseguridad o abuso; todas ellas son el reflejo de un sistema patriarcal y androcéntrico que perpetúa una serie de privilegios para una parte de la población, los hombres.
Para Comisiones Obreras hacer realidad la igualdad de género no es una cuestión excluyente, sino una cuestión de justicia social, y en este contexto, consideramos la escuela como un elemento central para conseguir transformar la sociedad en una sociedad más igualitaria.
Si bien es cierto que no se puede pretender que la escuela resuelva todos los problemas que afectan a las mujeres en la sociedad española (la brecha de género sigue haciendo que cobren menos que sus homólogos, siguen siendo de forma mayoritaria las que se encargan del cuidado de hijos y mayores, siguen siendo víctimas de la violencia y el asesinato); la escuela puede incorporar medidas que den lugar a una educación integral libre de sexismos, machismos y de estereotipos de género, que combatan toda esta suerte de normas sociales, relaciones de poder y subordinación que hacen que nuestra sociedad no sea igualitaria.
Para Comisiones Obreras, el poder transformador de la escuela es indudable, por lo que apuesta claramente por implementar una práctica coeducativa que, mediante una educación en igualdad forme integralmente a las personas con independencia de su género, desterrando definitivamente roles sexistas que asignan determinados, y diferenciados, papeles a niños y niñas. Una educación en la que la sensibilidad no sea motivo de escarnio en los niños y el utilizar un palaustre una rareza en las niñas.
Es fundamental que desde los primeros días que niñas y niños pasan en la escuela se rompan los estereotipos de género y esto se consigue mediante unos planes de coeducación serios que partan de la inclusión en los currículos, en condiciones de igualdad de las mujeres como personajes históricos relevantes y productoras de cultura, ciencia y tecnología, mediante una orientación académica y profesional que rompa con los estereotipos de género que asignan unos estudios y profesiones a un género y otros a otro, y mediante la formación en coeducación del profesorado. Medidas que tienen que ser implantadas potenciadas y favorecidas por las administraciones con competencias en educación.
Sólo mediante una escuela en igualdad conseguiremos que los hombres que no terminan de tener conciencia de que pueden hacer para detener la cultura de violencia contra las mujeres (que en lo que va de año se ha cobrado ya la vida de 47 mujeres, 3 niños y 6 niñas), pasen a la acción y colaboren con sus compañeras en la erradicación de esta lacra.
Y sólo mediante una escuela en igualdad conseguiremos la revolución social que supone que las niñas se cuestionen porqué las cosas son de cierta forma y cómo podrían hacerlas distintas liberándose de los grilletes que mantuvieron encadenadas a sus madres y abuelas. DIARIO Bahía de Cádiz