Se acabó el juego. Ha llegado el momento de la democracia, de los demócratas. No hay zonas grises, ni salidas de escape posible. Demócrata se es, o no se es. No se puede ser demócrata a medias, o de diseño. ¿Cuál es el test? Fácil, muy fácil: un demócrata apostará, estará siempre con el derecho al uso de las urnas para decidir.
Por ello vemos como muchos que se denominan, que se consideran demócratas, duda, esquivan, contradicen… cualquier maniobra les vale con tal de no ser claros, de no tomar partido, con estos tampoco hay duda, no se demócratas, porque un demócrata ni duda, ni teme.
Por ello es triste ver la patética actuación de muchos políticos que dicen ser de izquierdas, republicanos y demócratas, como, a la hora de la verdad, se quitan de en medio con justificaciones vergonzantes en unos casos, creativas en otras, y con muy poca vergüenza por otros. Demócratas de plástico a los que se les acaba el tiempo de las mentiras, y deben decidir, y han decido pasarse al lado oscuro de la fuerza, al de imperio tras la supuesta seguridad de la estrella de la muerte que acabará con todos los rebeldes.
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, juegan, perdón, intentan jugar con dos cartas, con las cartas marcadas en el caso de Catalunya. Por cierto ¿han preguntado esta vez a sus bases la postura que deben seguir con el proceso catalán? No esta vez no hay consulta que valga. ¿Qué piensan de este acto de cobardía los militantes de Pedro Sánchez o de Pablo Iglesias, esos mismos militantes que los eligieron hace poco? ¿Están de acuerdo con dar la espalda a la democracia, al derecho a decidir de los pueblos? ¿Qué piensan los militantes del PSOE y de Podemos en Catalunya? ¿Están de acuerdo con lo que ordenan desde Madrid?
Ya han decidido, al más antidemocrático de los sistemas, en la oscuridad de los despachos, abandonar a sus militantes catalanes a su suerte. Sacrificar los votos de los catalanes por los votos de los españolistas. Se equivocan, no hay votos españolistas que voten PSOE o Podemos. La izquierda, los militantes de izquierdas en todas las naciones del Estado español están a favor del proceso, por ello no les consultan, pero ello, esos mismos militantes les dará las espaldas por ir contra la libertad y la democracia.
No se puede parar a un pueblo decidido, ni con leyes, ni fuerza, ni políticos cobardes. A un pueblo en marcha no se le para, no se le imputa, se le apoya y ayuda a conseguir sus objetivos. A Pedro y Pablo, a Pablo y a Pedro, el pueblo de Catalunya se los demandará donde más les duele, en las urnas, esas urnas a las que quieren o rechazan según convenga. Pero esta vez, a quien conviene las urnas no es a ellos dos, sino a todo un pueblo en busca de la democracia.
Ha llegado la diada de la lliberta i la democracia. El momento de decidir dónde, y con quién se está, con la democracia y el pueblo, o con el poder. Con el imperio o con los rebeldes. Yo nunca dude un sólo instante: ¿soy demócrata? Sí, pues no tengo la menor duda, estoy con el pueblo, con el derecho a decidir, con la libertad, con el Parlament de Catalunya, con su presidenta, con el Govern de Catalunya y su president, y lo más importante y por encima de todo… con el hermano pueblo de Catalunya, y su derecho a decidir. DIARIO Bahía de Cádiz