Dos años han pasado ya desde que Germán Beardo y su equipo de “personas preparadas”, junto a los dos concejales de Ciudadanos, llegaran al gobierno de la ciudad. Dos años, y aún no han sido capaces de valorar uno de los tesoros más preciados que tiene El Puerto de Santa María: sus artistas.
Estos 24 meses han servido fundamentalmente para que la concejalía de Cultura se desvinculara por completo del mundo del flamenco, de nuestras raíces, de nuestra idiosincrasia. Con la excusa de que el flamenco y los artistas tendrían por primera vez en la historia una concejalía propia que velaría por ellos, el área de Cultura se desentendió totalmente.
Sin embargo, hoy, dos años después, ese sueño de contar con una concejalía para el Flamenco ha quedado en saco roto, al menos para los artistas portuenses.
Ojalá hubiese sido cierto que el flamenco iba a contar con una concejalía propia, con recursos propios para su difusión, gestión y apoyo. Pero, todo fue mentira, solo promesas y quimeras que nunca llegan. Y a las pruebas me remito.
Actualmente, somos de las pocas ciudades que tiene su teatro cerrado a cal y canto; y sin posibilidad de que su escenario acoja a los grandes y diversos artistas que tiene esta tierra.
En materia económica, mientras las ciudades vecinas han destinado gran parte de las ayudas Covid otorgadas por otras administraciones a programas de apoyo al sector cultural local; en nuestro Ayuntamiento, la decisión del gobierno local ha sido utilizar dichas ayudas, bajo la excusa de apoyo a la cultura, para subvencionar a empresas multinacionales, como ha sido el caso del Cabaret Festival.
Y, mientras, nuestros artistas, esos que llevan el nombre de El Puerto por el mundo; esos que siempre están para ayudar altruistamente a cualquier colectivo; hermandad; acción solidaria;… e incluso al Ayuntamiento cuando se les ha requerido, esos artistas (colectivo al que me enorgullezco de pertenecer) ellos y ellas, quedan, no solo olvidados, sino además ninguneados y vejados en su condición de artistas. Pues ya se ha dado el caso, en más de una ocasión, de cerrar fechas de contratos de actuaciones que luego no se celebran; lo que los lleva a perder días de trabajo en otros lugares.
Y ello se une a la situación tan complicada que nos ha provocado esta pandemia, que también ha sido devastadora para el sector.
Dejando a un lado los sueños y las grandes promesas, desde esta tribuna quiero lanzar un mensaje de alerta sobre la situación que atraviesa el colectivo de artistas flamencos portuenses; a quienes se les prometió tenerlos en la cima y ahora se encuentran en la nada.
Concejalía de Cultura o “concejalía de Flamenco” cuando exista realmente, pónganse las pilas, denles el sitio que les corresponde, luchen por lo nuestro y, de camino, cumplan esos sueños que tanto prometían.
En definitiva, déjense de echar balones fuera y hagan de esos grandes olvidados embajadores de nuestra tierra.