La delegación territorial de Educación amenaza con la supresión de una línea de 2º de Bachillerato en el IES La Caleta de Cádiz para el próximo curso, debido a la falta de alumnado. Esta situación pone en evidencia una problemática profunda y multifacética que afecta a nuestra ciudad, cuestionando la equidad y el futuro de nuestra educación pública.
Una de las cosas que a todas nos llama la atención la primera vez que entramos en este centro es el fuerte sesgo masculino en la distribución de las aulas: en todas ellas, en todos los niveles, se ven muchos más niños que niñas. La respuesta a la pregunta “¿dónde están nuestras niñas?” revela una compleja trama de factores socioeconómicos, urbanísticos y educativos.
Somos andando, a pesar de las zancadillas
Hace muchos años, en tiempos de grandes cambios, el IES La Caleta asumió este lema como reflejo de una comunidad que evoluciona y avanza sin perder su objetivo, el que nos acompaña aún en nuestro proyecto educativo: que todo el alumnado aprenda más y mejor, que el profesorado sepa y pueda poner al alcance del alumnado todos los conocimientos y recursos posibles para lograrlo, que las familias y el barrio estén presentes en esta tarea y que toda esta labor se desarrolle en un estupendo clima de convivencia.
El desafío es grande, pero no dudamos un minuto de estos principios. De quienes sí dudamos, y mucho, es de nuestra administración, que pretende que todo siga igual, a pesar de sus recortes e intervenciones desalentadoras.
Si en estos años nos hemos distinguido por ofrecer grupos de 1º ESO con ratios reducidas, usando nuestros recursos de compensatoria para atender de manera especial a este nivel, con chicas y chicos que recién se incorporan a la secundaria y precisan de toda nuestra atención, este curso no hemos podido organizar estos grupos reducidos debido a la disminución de profesorado y unidades que año tras año viene aplicando la Consejería de Educación, sin tener en cuenta las necesidades de los centros públicos y sus comunidades educativas.
Estas reducciones de profesorado y unidades se repiten todos los cursos, en todos los centros públicos, pero no en los privados concertados, … ¡cosas de los conciertos!
Pero además los problemas se multiplican cuando, además, el personal de administración y servicios también se recorta o no se sustituye. Y para paliar esta situación, el servicio de inspección nos anima al equipo directivo y al profesorado a echar unas horitas voluntariamente, así, sin inmutarse. Esta es la política de nuestra administración, no cuidar la Educación Pública, recortar y repartir miserias.
La huida de las familias jóvenes y la crisis de la vivienda
La escalada de los precios de la vivienda en Cádiz, impulsada en los últimos años por la proliferación de pisos turísticos y la intensa turistificación, ha forzado a muchas familias jóvenes a mudarse a localidades más asequibles en la bahía de Cádiz. Esta migración, que se prolonga ya por más de una década, no solo afecta la demografía de la ciudad, sino que también disminuye la natalidad y, en consecuencia, la población escolar en nuestros centros educativos.
En barrios como el de La Viña, las aspiraciones académicas de las familias están fuertemente orientadas hacia la Formación Profesional (FP), visto como una opción más viable y directa hacia el empleo, frente al Bachillerato, considerado, y en esto el profesorado seguramente tenemos bastante responsabilidad, duro y difícil, y obviando generalmente que el bachillerato es también una vía para el acceso a la FP.
La espiral de la desigualdad educativa
Esta tendencia se acentúa con las políticas educativas actuales en Andalucía, que favorecen a los centros concertados y permiten a las familias optar por centros tanto públicos fuera de su entorno, en zonas consideradas de clase media o alta, como, sobre todo, concertados.
La “elección libre” de centros educativos ha generado una fuga significativa de estudiantes, especialmente niñas, hacia escuelas concertadas. Esto deja a los centros públicos de zonas desfavorecidas, como el IES La Caleta, con un perfil de alumnado mayormente masculino. La falta de recursos y la creciente demanda en áreas de mayor necesidad no se han abordado adecuadamente, perpetuando una espiral de desigualdad educativa.
Las políticas recientes en Andalucía han incrementado los recursos para la educación concertada, restringiendo simultáneamente los fondos para la educación pública. Esta tendencia agrava la brecha entre los centros educativos, favoreciendo a aquellos con más recursos y capacidad de atracción, mientras que los centros públicos mantienen, a pesar de todas las trabas, una calidad educativa que no es suficientemente visible y valorada, ya que se centra en aspectos más de fondo que de forma.
Con la descendencia no se juega
Las familias buscan seguridad para sus hijos e hijas. Esto es comprensible e inevitable, está programado en nuestra herencia genética: la supervivencia de la especie está por encima de toda lógica. Si en algo somos conservadores es en la crianza y la protección de nuestros hijos e hijas.
Así, las familias nos dejamos llevar por falsas sensaciones de seguridad que ofrecen determinados centros a partir de un único instrumento: la exclusión. Un sistema que está aprovechando nuestros miedos más ancestrales, generando espacios donde no entre el alumnado de determinados sectores sociales, considerado disruptivo y problemático. Como además, lo asumamos o no, vivimos en una sociedad heredera de postulados machistas, la necesidad percibida de protección se focaliza en mayor medida sobre las niñas.
¿Dónde están nuestras niñas?
Las niñas de Cádiz, que deberían estar recibiendo una educación de calidad en su barrio, están siendo desplazadas por un sistema que prioriza la llamada elección libre sobre la equidad y la justicia social. Como consecuencia, centros educativos que tienen entre sus prioridades la equidad social, la calidad educativa y la compensación de las desigualdades, se ahogan lentamente.
Así, es imprescindible que las administraciones aborden esta situación, implementando políticas que repercutan en todos estos ámbitos mencionados.
En el ámbito socioeconómico, es imprescindible redistribuir los recursos para que las zonas de la ciudad con más necesidades resulten beneficiadas y vean mejoras en sus equipamientos.
Y, enlazando con esto último, las políticas de vivienda deben responder a las necesidades de la vecindad, regulando la proliferación de pisos turísticos, que vacían los barrios, convirtiéndolos en escenarios sin vida.
En el ámbito de la educación pública, es necesario establecer unas políticas que revisen y mejoren varios aspectos:
– dotación de recursos, revirtiendo los sucesivos recortes de los últimos años
– reducción de ratios al menos hasta la media estatal
– eliminación de conciertos antes que supresión de líneas y centros públicos
– revisión de adscripciones y del concepto “libertad de elección de centros”
Nosotras decimos que basta ya de recortes y basta ya de miserias. Queremos una escuela pública cuidada, mimada; porque la democracia, los valores y todos los demás contenidos, académicos, culturales y socioemocionales, que forman parte de los procesos de enseñanza y aprendizaje de la escuela, son imprescindibles para la formación de una ciudadanía crítica, comprometida y responsable. Y esto solo es posible cuando no existe ningún tipo de segregación social, cosa que solo la escuela pública parece garantizar. Es imprescindible para nuestra juventud y su futuro, nuestro futuro. DIARIO Bahía de Cádiz