Bill Cosby decía “No sé cuál es la clave del éxito, pero la clave del fracaso es intentar agradar a todo el mundo”. La plantilla de la limpieza pública en nuestra ciudad, que no se caracteriza por ser fan de Bill Cosby o de Woody Allen al que también se le atribuye la cita, ha decidido agradar sólo a sus familias y allegados.
Aunque sí parecen ser seguidores de la clave del éxito que Bill Cosby desconocía. Porque éxito sí han tenido en sus propósitos. En todas sus negociaciones, huelga, prehuelga o anuncio de huelga de por medio, han ido consiguiendo determinadas conquistas sociales siempre pensando en la sociedad constituida por ellos mismos y sus familias. Lástima que estas conquistas sociales no hayan estado nunca condicionadas por la viabilidad de la empresa, ni por el rendimiento, ni por los objetivos conseguidos. Se ha tratado siempre de negociar con huelga, buscar la complicidad del gobierno de turno usando el calendario: huelga en Feria, huelga en Navidad, huelga en verano… a lo que el alcalde de turno respondía mediando entre las partes y, tirando del presupuesto propiciaba incrementos salariales vía revisión de precios.
Tales han sido los abusos y tal la indefensión del interés público, que el legislador tuvo que prohibir las modificaciones de contrato y las revisiones de precios a lo loco en la norma nacional de contratación pública.
Efectivamente, en esto no somos los únicos. No obstante, una vez cerrada por Ley la vía del incremento salarial mediante el mecanismo descrito, en nuestra ciudad el Comité de trabajadores encontró otra forma de garantizar crecientes ingresos familiares, introduciendo en el convenio que ellos seleccionarían a la mitad de las colocaciones que tuviera que hacer la empresa; quedando la otra mitad, correspondiente a la empresa, condicionada sólo a la adquisición de la condición de fijo y que se hiciera por orden de antigüedad de los seleccionados por el Comité en una lista.
Y ahí está el truco, desde los años 80 nadie conoce una lista que suscrita por ambas partes: Comité y Empresa, permita conocer cuál es el orden por antigüedad.
¿Ustedes piensan que es normal que se entregue un vehículo industrial valorado en más de 200.000 euros a un conductor sólo porque le toca por antigüedad?
¿Ustedes piensan que es normal que un Comité de Empresa se apropie de la selección del 50% de la oferta de empleo de la empresa y que ese 50% quede reservado para allegados y familiares de los miembros del Comité, con el único argumento de que es una “conquista social” que sean sus familiares los que trabajen esa contrata?
¿Ustedes piensan que es normal que un Comité sólo recurra a mediación del gobierno local de turno obviando los órganos de amparo especializados en la materia como Inspección de Trabajo o Juzgados de lo Social?
Lógicamente, con este tráfico de influencias vía convenio se ha llegado al caso de que hay miembros del Comité que tienen a 10, 11 ó 9 familiares en plantilla.
Con este panorama, todavía el anterior concejal de ramo, José Luis Bueno, se permite reprochar al Ayuntamiento ponerse de lado en el conflicto actual en el que lo que se juega es la permanencia de estos privilegios. Pues no, señor Bueno, no se trata de ponerse de lado o de frente, se trata de hacer prevalecer el interés público sobre el particular, ya sea partidista o sindical.