El último pleno vislumbró la triste realidad de Germán Beardo. Ya nada queda de su slogan “Soluciones” o de su equipo de “preparados”. El pleno del pasado miércoles fue claro y conciso con la gestión de Germán Beardo y sus socios de Ciudadanos: no han cumplido ninguna promesa, ni de las de la campaña “Hola soy Germán” ni de las del propio pacto de gobierno firmado entre Beardo y Curro Martínez. Una situación que, tres años después, a duras penas se mantiene y no hay encuesta cocinada que lo sustente en la Alcaldía.
Ni las continuas mentiras, ni los intentos de vender las obras financiadas por Diputación como suyas, ni las cortinas de humo, pueden parar la realidad tangible y palpable que los ciudadanos estamos viviendo en las calles: sin servicios públicos de calidad, sin policías, sin contratos, sin las obras necesarias para nuestros barrios, sin pagar la subvenciones a los colectivos, y un largo etcétera de incumplimientos.
su parapeto llevó el debate a donde ellos y su estructura, más propia de la Camorra, le gustan llevarlo: al barro y al terreno de lo personal
La última cortina de humo de Beardo le salió por la culata. Viendo el bochorno que estaba pasando en el pleno del miércoles mandó a su portavoz-parapeto a reventar la sesión para que no se hablara del caso de los patinetes eléctricos, donde Beardo ha permitido que las empresas exploten la vía pública sin pagar tasas. Y su parapeto llevó el debate a donde ellos y su estructura, más propia de la Camorra, le gustan llevarlo: al barro y al terreno de lo personal, una línea roja que rebasan continuamente y, que esta vez, el que escribe no estaba dispuesto a permitir, hecho éste que aprovechó Beardo, al más puro estilo de sheriff de pueblo para ordenar al equipo de seguridad sacarme del pleno.
Dicho esto, tengo que agradecer a la portavoz de Vox, quien, a pesar de separarnos un abismo ideológico, intervino para recriminar este tipo de acciones por parte de Javier Bello y darme la razón. Y, en el mismo sentido al portavoz del Grupo Mixto y al Grupo Adelante. Y, por supuesto, a los siete ediles de mi Grupo Municipal que abandonaron el salón de pleno como señal de repulsa a esta actitud chulesca del alcalde. DIARIO Bahía de Cádiz