La multinacional Airbus ha decidido el cierre de su establecimiento de Puerto Real; un cierre con el que quedarán sin empleo casi 400 personas que trabajan en la factoría más otras 1.500 que lo hacen en las empresas auxiliares de la zona.
Puerto Real, como toda la Bahía de Cádiz, sufre, por enésima vez, las consecuencias de lo que eufemísticamente se viene llamando reconversión industrial para esconder procesos de deslocalización industrial y de adaptación a las necesidades de acumulación del capital global que se saldaron siempre con una sangría en el empleo y un deterioro permanente del tejido social y económico de la zona.
En los 80, los centros de poder económico tuvieron en el PSOE el mejor instrumento para llevar a cabo los “ajustes” necesarios a la vez que la lobotomía para poder transformar el antagonismo en consenso. Desde entonces, las dos grandes centrales sindicales, convertidas en parte del aparato del Estado, han venido garantizando junto al Gobierno un ceremonial que les permite en estos conflictos, bajo la retórica de una supuesta defensa de los intereses de la zona, dejar a salvo las pretensiones e intereses de las grandes corporaciones empresariales implicadas.
En la situación actual, el Ministerio de Industria y los sindicatos CCOO y UGT se han apresurado a alinearse con Airbus para enterrar la planta de Puerto Real, presentando una propuesta desde Madrid, a espaldas de los trabajadores y trabajadoras afectados, que parte de aceptar que la producción de Puerto Real se traslade a otras fábricas prometiendo la creación por parte del Gobierno, en Puerto Real, con dinero público, de un Centro Aeronáutico supeditado a las ayudas europeas en el que se priorizará la I+D+I.
Airbus ha mostrado muy pronto su satisfacción y conformidad con la propuesta y se ha ofrecido a negociar en esta dirección consiguiendo que se suspendan las movilizaciones por parte de CCOO y UGT en aras de la negociación. Mientras se fraguaba esta propuesta, el propio Ministerio de Industria abogaba, en un alarde de cinismo, “por la consolidación de los centros de Airbus en Cádiz -refiriéndose a Puerto Real y El Puerto-, en un polo industrial de primer orden internacional”.
La Junta de Andalucía, convidado de piedra en este conflicto de primer orden para el futuro de una parte muy importante del tejido industrial andaluz, ha dejado clara su postura con unas declaraciones del Consejero de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades en las que terminaba diciendo: “al final es una empresa privada, Airbus, la gestora de todas las instalaciones y está en su tejado la decisión de qué va a hacer”.
Una empresa que al tiempo que anunciaba el cierre del centro de Puerto Real inauguraba nuevas instalaciones en Getafe. Este cierre viene a sumarse a la destrucción de tejido industrial que viene sufriendo ya secularmente la economía andaluza al tiempo que se acentúa su papel de economía marginada y subalterna, colonizada desde intereses ajenos y lejanos a Andalucía. Un papel que viene siendo permanentemente reforzado desde el Estado, incluyendo en su órbita a partidos políticos y sindicatos “mayoritarios”, y desde un “Gobierno andaluz” que utiliza su escasa capacidad de decisión para llevar a Andalucía en dirección contraria a la autonomía y a los anhelos expresados por el pueblo andaluz hace más de cuarenta años.
Andalucía Viva quiere expresar su solidaridad con los trabajadores y trabajadoras afectados por el cierre de la fábrica de Puerto Real y mostrar su rechazo a un sistema político dedicado a engordar los intereses de élites que acrecientan su riqueza y su poder a costa del empobrecimiento de la mayoría, intensificando permanentemente el conflicto entre el capital y la vida.
Un conflicto en el que Andalucía, con una economía vinculada crecientemente a la explotación de su patrimonio natural -hoy a través del turismo de masas, la agricultura intensiva o la extracción de minerales-, funcionando cada vez más como un área de extracción y de vertidos, se ve especialmente perjudicada.
Desde esta posición sólo cabe esperar una profundización de los rasgos estructurales que vienen caracterizando a Andalucía: su dependencia económica, su subalternidad política y su servidumbre cultural.
Como el caso de Airbus pone de manifiesto una vez más, desde Andalucía Viva queremos subrayar la necesidad perentoria de, en lo económico, a la vez que se tratan de mantener los empleos existentes, ir abriendo nuevos espacios organizados colectivamente desde lógicas diferentes a la lógica del lucro y la acumulación. La urgencia de crear las condiciones para transitar hacia una economía en la que los recursos andaluces se orienten a la satisfacción de las necesidades de la población a través de formas cooperativas, comunitarias y auto organizadas de trabajo que hagan retroceder al trabajo asalariado, dependiente y servil, cada vez más escaso, precarizado y fuera de nuestro control.
Una transición hacia una economía para el cuidado de la vida que sólo cabe construir desde abajo, fortaleciendo los movimientos sociales, el tejido social y la capacidad de organizarnos como pueblo para hacer posible coger las riendas de los procesos de toma de decisiones, hoy cada vez más lejos nuestra tierra. DIARIO Bahía de Cádiz