Según la Real Academia Española, se define terrorismo como “dominación por el terror, sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”
Y según la experiencia del que les escribe, ¿qué mayor terror puede sentir un padre que el ver que a sus hijos puede faltarles el techo o el pan?
Terroristas, de eso os acuso, hoy en día os ajustáis perfectamente a la definición.
Terroristas vosotros los políticos del PPSOE: Felipe destrozando los astilleros, la industria naval y pesquera, Aznar con sus manos manchadas de sangre por reírle las gracias al alcohólico de Texas e inflando la burbuja inmobiliaria, Zapatero aniquilando la económica, negando la evidencia de la caída, concluyendo con Rajoy degradando a la clase trabajadora, para reafirmar su odio a la clase media, para vivir sus sueños húmedos de elitismo. Todos respaldados por sindicalistas devoradores de mariscadas, por UPyD de esa elementa que al ver que ella no podía ser cabeza de serie se inventa más de lo mismo pero más pequeño.
Terroristas banqueros que han movido los créditos engañando, tasando según su conveniencia a la baja, al alta, el yoyó de la usura nunca ha dejado de girar. Acechando como buitres, buscando la carroña del ladrillo, su juguete favorito para el espectáculo de la miseria moral, locos por clavarle sus garras mientras permanece fresco el olor a la sangre de las familias a las que ellos matan.
Terroristas sus señoría los jueces, que dejan libres a pederastas y violadores, a ellos les da igual, total sus hijas son intocables tras los santificados muros de los colegios de pago.
Terroristas los empresarios, retozando con el miedo al despido: “la cosa está muy mal”, “me temo que vamos a tener que recortar”, mientras se compran mercedes, y muestran sonrisas de hipócritas y nos tenemos que aguantar las ganas de reventarles sus caras de perro, pero pensando en los pequeños, amarras los machos y aguantas el chaparrón, mientras observas en sus mesas los curriculums de otros trabajadores que pueden ocupar el puesto con el que te están extorsionando.
Asesinos todos. Malabaristas del miedo, disfrutando de su sillón de poder, de la cima de la cadena trófica social. Pero cuidado, todo tiene un límite, lo malo de los mafiosos es que llegan al límite, no se conforman con la tensión máxima de la cuerda de la desesperación, tienden a romperla y ahí es cuando el pueblo se subleva y, esto maldita escoria, supondrá un problema para vosotros ya que del miedo, a la desesperación y la jauría se salta muy fácilmente…
… y cuando las bestias se liberan solo se calman con sangre, el ocaso se acerca y los cielos son más rojizos. DIARIO Bahía de Cádiz