Se supone que cuando ustedes lean estas líneas yo debo estar en Los Ángeles (Estados Unidos) tras una estancia en México, en el norte, en el estado de Chihuahua, una de las zonas más peligrosas del mundo no ya por el narco sino porque allí una vida humana vale poco o nada y porque los delincuentes se han aplicado lo de “a río revuelto, ganancia de pescadores” y ya todo es culpa del narco. Una de las ciudades del estado es Juárez, fronteriza con Estados Unidos, tristemente famosa por las cientos de mujeres que han aparecido no sólo asesinadas sino salvajemente asesinadas. Y no hay que echarle siempre la culpa al narco, hay otros muchos factores que originan la catástrofe.
Les aseguro que en los medios de comunicación no aparece nada en comparación con la violencia que se vive en algunos lugares de México. Eso se debe a que México es país amigo de occidente, no es Venezuela ni Cuba ni Argentina ni Ecuador ni Bolivia ni ninguna de esas naciones contestonas con el “mundo desarrollado”.
La vida es riesgo y hay que meterse el miedo o, mejor dicho, la inquietud, donde sea y seguir siempre adelante, en la vida creo que hay que hacer lo que hay que hacer, lo que uno cree que debe hacer y no lo que nos digan o lo que nos dicten nuestras emociones. En mi modesta opinión, los andaluces son generalmente muy retraídos, los más acérrimos critican a los catalanes y a los vascos pero los tan nacionalistas catalanes y vascos viajan mucho más que los andaluces, están por todas partes, muestran curiosidad por las culturas de los demás, me los he encontrado, junto con los madrileños, por zonas insospechadas de América Latina y eso no se debe sólo a que tengan mayor poder adquisitivo sino a un deseo elevado por aprender.
De todas formas lo que más me preocupa de mi viaje –sin quitarme el sueño en absoluto porque es mi riesgo y lo asumo- es que como sigan tocándole los cojones a determinados señores lo vamos a pagar todos, empezando por los que volamos en aviones de compañías estadounidenses, como va a ser mi caso que además voy también a Dallas.
No se puede tolerar, como lo hace Omaba, el holocausto palestino por parte de los ayer gaseados judíos. Esa aprobación significa dar vía libre a que cualquier organización extremista lance un cohete contra los aviones estadounidenses en los que voy a viajar porque si ya no se condenan y se impiden los asesinatos de quienes deben continuar con el desarrollo de la especie –los niños- todo está permitido pero para todos, no para unos sí porque seamos los “buenos” y para otros no porque sean los “malos”. ¿Qué haría usted si un país aliado de Europa y de Estados Unidos le hubiera matado a sus hijos y a su mujer a base de bombas que no era necesario arrojar para combatir a Hamás? ¿Y le hubiera destrozado su casa, le hubiera dejado sin trabajo, acaso sin el resto de sus familiares y eso año tras año?
Algunos ingenuos líderes africanos esperaban más de Obama en relación con África. Si ha viajado hasta allí no es por amor a África sino por amor a los intereses de su país, porque le inquieta la influencia china de la misma manera que si Israel asesina inocentes es porque le inquieta cómo se están desarrollando los acontecimientos en oriente medio, con todos los países desestabilizados e Irán con proyectos atómicos. Lo de Hamás es la excusa perfecta y Hamás se lo pone a huevo lanzándole esas birrias de cohetes caseros que le sirven sin embargo para atraer la atención mundial gracias a que el monstruo creado por occidente reacciona por miedo con el armamento y la tecnología que le vendemos desde aquí.
Pero, como suele decirse, la vida sigue, no somos más que células en el cuerpo inmenso de la Humanidad. Y las células trabajan continuamente para que ese cuerpo funcione y se arriesgan y mueren. Me animo a mí mismo para que no me toque ser presa de los efectos causados por el comportamiento de los de mi bando, de los de mi cultura que son los míos -eso lo tengo claro- para bien y para mal. DIARIO Bahía de Cádiz Ramón Reig