Me considero una persona asidua a páginas de humor. Visito frecuentemente casi todas las webs de “Memondo Network”, algunas me parecen una estupidez. Digamos que existen personas que en cuanto encienden el ordenador su segundo movimiento es ver el “Tuenti”, pues la mía es entrar en “Cuanta Razón”.
Que nadie me señale como un freak de dichos portales deseando conseguir los trofeos de usuario, no tengo ni cuenta. Sin embargo, sigo diariamente el contenido que el resto de visitantes sube ya que tratan la realidad desde un punto de vista humorístico. Claro está, el ébola no iba a ser menos.
Antes de que la prensa se hiciera eco de esta infección mundial; hay que decir que lo que pasa en África en África se queda; la gente soñaba con crisis de zombies vagando por las calles. Muchos forofos de la serie americana “The Walking Dead” y conspiradores de la red mostraban evidencias de la futura catástrofe a través de imágenes militares y noticias paranormales. El gozo de poder ser un Daryl Dixon de la vida era surrealista.
Obviamente, metido en esos lares alternativos las publicaciones sobre la hecatombe muerto viviente eran frecuentes. Sorprendentemente en la calle mucho pavito suelto sacaba sus “grandes dotes” de supervivencia y no les preocupaba que muchos inocentes se convirtieran en cadáveres andantes porque ellos tenían toda la experiencia del mundo. ¿Cuál? Acabar las misiones de los videojuegos de “Survival Horror”.
En fin, que tanto ir el cántaro a la fuente que al final nos explota en la cara la pandemia del ébola. Se acabó eso de ver por la tele a los “negritos de África” morir sin que nadie mueva un dedo. Teníamos el virus llamando a la puerta, el caso de Teresa Romero nos provocó una alerta social increíble.
Bueno, déjenme esclarecer eso… Desde mi más humilde opinión, las cadenas de televisión han tenido más culpa de esta locura que cualquier indicio del virus en el país. Sabíamos perfectamente que nuestra incompetencia por falta de recursos humanos y materiales se nos escaparía una infección. Pero de ahí a hablar de epidemia española hay un largo trecho. Gracias a quién esté ahí arriba no va a pasar una catástrofe mayor.
Entonces, tras este breve paréntesis en mi hilo argumental, ¿dónde están ahora los valientes que se creían Leon Kennedy? No tardaron en filtrarse supuestas noticias de muertos que se levantaban tras perecer por el ébola en África y aquí a más de uno se le olvidó celebrar que su sueño se hacía realidad.
Una simple persona ajena a nosotros tose y hay más de uno girándose para no ser infectado por lo que sea. Vamos a presión en un autobús y estamos asqueados por el simple olor a humanidad. Incluso algunos sufren si no se bañan en un día o alguien muy conocido bebe de la boquilla de su botella. Ahí van los supervivientes del fin del mundo.
En mi opinión prefiero fantasear con ello para escribir un buen libro que se venda en las tiendas de toda España. Aquellos que hablan demasiado lo único que demuestran con esto es que por la boca muere el pez.
Muchas veces expulsamos bilis con las tonterías de otros y caemos en el juego con la famosa frase de “no hay huevos de…” o “si pasa tal cosa yo…”. Hasta que pasa algo similar y nos acongojamos. Señores, es mejor quedarse calladito que a veces estamos más guapo. DIARIO Bahía de Cádiz